Recientemente salió a la luz la noticia de que había miles de puertorriqueñas que habían dado a luz que estaban contagiadas con sika y que se esperaba que otras mil tuvieran sus hijos para el mes de noviembre. El problema con esto es la cantidad de niños que puedan nacer con anormalidades. También se comentó sobre el temor de que llegue a Puerto Rico, la fiebre amarilla, que también es transmitida por la picada de mosquitos.
Aunque no se le ha dado mucha publicidad, en Puerto Rico, se está llevando a cabo un programa de control de mosquitos en ciudades como Caguas. No obstante, los resultados de estos experimentos preliminares no han sido dados a conocer.
En las islas de Hawaii, también tienen problemas con los mosquitos. Pero la preocupación principal, particularmente de parte de conservacionistas, es las enfermedades que dichos mosquitos han transmitido a especies de aves endémicas, que al presente se encuentran en peligro de extinción. En ese país ya han desaparecido 17 especies endémicas y no quieren perder ninguna otra. A tales efectos, están trabajando en un programa de control y erradicación de mosquitos, que muy bien pudieran analizarse para utilizarse en Puerto Rico.
Se le está dando principal atención a la propagación en cautiverio y la liberación de cantidades masivas de mosquitos machos estériles de la especie Culex quinquefaciatus. El mosquito macho no pica a aves o humanos, este se alimenta de savia de plantas. Sin embargo, las hembras que se aparean con estos machos, no producen huevos fértiles y las poblaciones se reducen sustancialmente. Este tipo de estrategia se utilizó, con éxito en Puerto Rico, hace mucho tiempo, para eliminar la mosca barrenadora (Cochliomyia sp.), que estaba causando gran daño a la industria ganadera.
Otra alternativa es el uso de una bacteria llamada Wolbachia. Esta bacteria se encuentra de forma natural en una gran cantidad de especies de insectos, pero no así en Aedes aegypti. La estrategia a seguir es infectar mosquitos machos propagados en cautiverio con esta bacteria. La bacteria aunque no necesariamente mata al mosquito directamente, produce esterilidad en las hembras que se contagian con esta. Wolbachia está siendo utilizada exitosamente para el control de ciertas plagas agrícolas y muchos la consideran una alternativa adecuada porque no incluye manipulación genética.
Hay científicos que creen que los mosquitos genéticamente modificados, van a ser la clave para el control efectivo y posible erradicación de mosquitos que transmiten enfermedades a humanos. Algunos han llegado a opinar que lo más prudente es tratar de eliminar estos mosquitos, no importa el impacto ecológico que esto pueda tener.
Actualmente en Brasil, la firma Oxitec está trabajando en mosquitos genéticamente modificados cuyas crías mueren en poco tiempo luego de nacer. El objetivo es controlar el dengue y el sika. Sin embargo, estas técnicas genéticas han sido duramente criticadas, porque no se sabe a ciencia cierta el efecto que puedan tener en la población de mosquitos a largo alcance.
Muchas especies de mosquitos se han hecho inmunes a ciertos insecticidas e inclusive a antibióticos como la tetraciclina. Por otro lado, entre el tres y el cuatro por ciento de las crías de mosquitos genéticamente modificados, llegan a adultos.
En una reciente encuesta se encontró que la percepción popular, es que el sika se convirtió en un problema de grandes proporciones luego de los experimentos que realizo Oxitec en el 2012 en Brasil. Sin embargo, no hay pruebas científicas concluyentes que apoyen esta creencia.