En las últimas semanas, desde que el 6 de abril de 2017 iniciara la huelga universitaria en la Universidad de Puerto Rico en Utuado, constantemente escucho personas atacar a los docentes. Es más, tengo amistades que han osado decirme: “Mija estás gozando con esas vacaciones pagadas por el pueblo de Puerto Rico”. ¡Cuán lejos están de la verdad!
Mis vacaciones inician cuando entrego las notas de mis estudiantes y todos los informes que mi supervisor inmediato me pide. Me despido de mis compañeros deseándoles feliz verano. Voy al estacionamiento de empleados, me subo a mi auto, cruzo el portón de la guardia universitaria, les digo adiós y miro la frondosa vegetación del que yo considero el campus más hermoso que tiene la Universidad de Puerto Rico.
A mis anchas respiro profundo ese aire utuadeño tan particular y así comienzan mis anheladas vacaciones. Sin embargo, debo de cumplir con mi deber ministerial de asistir a los actos de graduación aunque ya esté de vacaciones. Durante ese tiempo, puedo dedicarme de lleno a compartir con la familia y amistades. Leo los libros que han estado apartados en mi biblioteca por mucho tiempo. Me voy de viaje ya que ese es uno de mis grandes placeres; voy a la playa porque me fascina; en fin, disfruto de las merecidas vacaciones después de dos semestres agotadores.
Muchos piensan que ser profesor es cosa fácil y los invito a que cumplan con todos los requisitos que se nos exigen empezando con que en el año fiscal 2006-2007, para ser profesor, hay que ostentar un grado doctoral. Los docentes no nos limitamos a dar clase, muchas veces, y a mí me ha pasado, nos convertimos en los confidentes de los estudiantes que nos cuentan sus más terribles y oscuros secretos. Además, varias veces he sacado dinero de mi cartera porque uno que otro me ha dicho que no tiene chavos para el almuerzo.
De instructor a catedrático
Según el Reglamento General de la UPR, enmendado el 10 de diciembre de 2006, en su Artículo 41 que especifica las Categorías y Rangos para el Personal Docente sostiene que el rango de ingreso al Sistema de la UPR es el de instructor. Luego, al transcurrir de los años, se pasa de catedrático auxiliar a catedrático asociado para culminar uno convirtiéndose en catedrático. ¡La jugadita puede tomar mucho tiempo! Algunos no lo logran porque paralelo a la enseñanza hay que investigar y publicar, siendo ese uno de los requisitos más importantes para lograr los ascensos en rango. Ascensos que consisten en continuas evaluaciones, semestre tras semestre, del Comité de Personal Departamental, del director o directora de departamento y de los estudiantes a los que se le imparten los cursos.
El Reglamento en su Artículo 45 que trata sobre la Evaluación del Personal Docente apunta que se tomará en consideración: “la calidad de la enseñanza, la investigación o divulgación; la dedicación a las labores y al servicio universitario; el cumplimiento de los deberes docentes, mejoramiento profesional, cooperación en los trabajos de la facultad, incluyendo comités y programas de estudios; trabajos de investigación y creación realizados, conferencias sobre materias propias de su campo, reconocimientos recibidos, opiniones fundamentadas y sustanciadas de sus compañeros y otras personas relacionadas con su trabajo; actitud profesional que consiste en la disposición del profesor para participar en actividades profesionales; su equidad, tacto, sensatez, discreción y objetividad en el manejo de las situaciones en que participa; cooperación espontánea con la unidad a la cual sirva y con la institución en general”.
Casi nada, sin decir que hay que trabajar en comités departamentales, institucionales y en mi caso ser senadora académica del Departamento de Lenguajes y Humanidades. Sin obviar, que tengo que someter informes a mis compañeros de departamento de cada reunión. Como si fuera poco, hay que dictar conferencias, preparar ponencias para congresos. Llevarle actividades académicas a los estudiantes para lograr sacarlos de la cotidianeidad del salón de la clase.
El ya mencionado Reglamento General también estipula en el Artículo 43 Criterios para la Selección del Personal que se observará: “la calidad del expediente académico y calidad de las universidades donde realizó estudios; dominio de la materia a enseñar y capacidad para integrarla con áreas afines; experiencia en la docencia y en la aplicación de los conocimientos en un campo particular; trabajos publicados y conferencias dictadas; identificación con la filosofía y los objetivos de la ley de la Universidad; capacidad para la investigación científica o la labor creativa”. Sin contar con las 20 horas obligatorias de Ética Gubernamental con las que hay que cumplir cada dos años. ¡Ética que violan en este país todos los días los políticos!
Entonces, cuando llego a este punto me pregunto ¿el honorable representante Gabriel Rodríguez Aguiló quien radicó el viernes, 19 de mayo de 2017, el Proyecto de la Cámara 1089 sabrá todo esto? Por otro lado, me he cuestionado quién lo asesora en los haberes universitarios. Los profesores no tenemos convenio colectivo y para su conocimiento, una vez termine la huelga, volveremos a las aulas para finalizar el semestre y así cumplir con las 45 horas contacto. Nuestro sueldo es de diez meses, prorrateado a doce, para así poder cobrar junio y julio. Lamentablemente, los docentes sin plaza y por contrato, no cobrarán esos dos meses. Por eso digo que no se puede generalizar, que antes de presentar proyectos, hay que analizar y ponderar la información. Que no se pueden lanzar improperios contra los docentes de la Universidad de Puerto Rico sin conocer toda la verdad.
Ahora con la huelga, tendré que volver a los salones y pasar el verano dando clases para que mis estudiantes finalicen su semestre. Tuve que cancelar un viaje que tenía para Perú con una amiga porque, aunque me he mantenido en contacto con los alumnos por correo electrónico, doy las clases presenciales. Muchos compañeros me mirarán de reojo porque apoyé al movimiento estudiantil en sus reclamos justos. Me siento muy orgullosa de ellos ya que hasta ahora, nadie nos ha explicado de dónde salen los números que se le recortarán a nuestra Alma Mater.