Para bien o para mal, la huelga en la Universidad de Puerto Rico (UPR) se acabó.
Protestas, arrestos, renuncias, pepper spray, macanazos, recortes, más recortes, proyectos de ley, arrestos, tribunales, promesas inconclusas y una UPR acéfala, fueron el saldo de una lucha consistente, pero que por días se tornaba solitaria.
La paralización ininterrumpida comenzó el 28 de marzo en el Recinto de Río Piedras. A ellos, se le unieron el Recinto de Mayagüez y las unidades de Carolina, Bayamón, Ponce, Utuado, Humacao, Cayey y Arecibo.
Todos lucharon a sus ritmo, a su manera, con la misión de salvar al sistema universitario público del País de un recorte al presupuesto que comenzó por $300 millones y que hoy asciende a $512 millones.
La lucha la dieron. Inevitablemente, la Junta de Control Fiscal y la administración de Ricardo Rosselló Nevares quieren cuadrar la caja, arreglar la finanzas del País. Así, por más reuniones que tuvieron en La Fortaleza y con el ente federal impuesto por el Congreso: los recortes van.
El proceso de huelga hizo que la presidenta interina de la UPR, Nivia Fernández, renunciara a su puesto luego de exponerse a una posible condena de cárcel por desacato al Tribunal luego de no poder cumplir con la orden de abrir los portones del Recinto de Río Piedras. La rectora del campus, Carmen Rivera, también dejó su silla.
Junto a ellas, se fueron tres miembros de la Junta de Gobierno de la UPR. Carlos Pérez Díaz, presidente; Carlos H. del Río, vicepresidente; y Frank Catalá Morales, salieron de sus puestos dejando al ente rector sin cuórum para operar.
Ahora, la administración de la UPR tiene que volver a sacar las tijeras y hacer malavares para lidiar con un nuevo aumento en las partidas monetarias que no recibirán el próximo año fiscal. La institución estaba trabajando un presupuesto con un recorte de $149 millones, sin embargo, en su presupuesto el gobernador propone un ajuste de $202 millones.
“Será el fin de la UPR“, pronostican los expertos.
“Este año la UPR quizás puede sobrevivir con esos recortes. El año que viene es que peligra”, advirtió la estudiante de la Escuela de Derecho, María de Lourdes Vaello, portavoz del Movimiento Estudiantil del campus riopedrense.
La lucha se dio, dicen los estudiantes. Ahora, terminarán el semestre. Se organizarán, reenfocaran sus cañones y “evolucionarán” sus métodos de presión. No se descarta una nueva paralización.
“Obviamente no hay ninguna manera de defender un recorte tan nefasto”, dijo Vaello al culminar la asamblea de estudiantes celebrada el lunes.
Para algunos, este proceso fue una pérdida de tiempo por parte de los “pelús socialistas”. Para otros, una herramienta para “reflexionar y crear propuestas” para atajar los recortes y atraer dinero a las arcas de la UPR.
Los estudiantes presentaron cinco propuestas de proyectos de ley en la Legislatura que atraerían unos $500 millones en fondos al sistema universitario y que podrían contrarrestar el recorte de los $512 millones. Hay que esperar a ver si en el Capitolio los aprueban.
La lucha la dieron. ¿Los resultados? Dependen del color del cristal con que se mire.
Le presentamos a continuación una recuento detallado de todo lo que aconteció durante este proceso huelgario.