Lo que suele pasar como un comentario en una fiesta familiar, o la anécdota de tal o cual vecino –“que el plan médico no me da”– es ya una realidad estadísticamente tangible: en el 2013, los adultos mayores de 65 años pagaron más –en total, sobre $135.7 millones– que sus aseguradoras.
Lo anterior es solo uno de varios datos incluidos en el informe Gastos de salud del adulto mayor en Puerto Rico en 2013, documento elaborado por investigadores de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y presentado ayer a la prensa.
El estudio tiene un peso abismal toda vez que se proyecta que para el 2020 casi el 50% de la población puertorriqueña tendrá más de 50 años, y que para el 2050 se prevé que la mayoría tendrá sobre 60 años, señaló José Carrión Baralt, unos de los coautores del texto.
La investigación analizó más de 14 millones de reclamaciones de compañías que aseguraron sobre 424,479 personas mayores de 65 años para el 2013, lo que representó un 70% de esa población en la isla y un 96% de los asegurados para ese año. El 58.3% (247,556) eran mujeres, el 89.4% (379,453) tenían un seguro privado, y la edad promedio era de 75 años.
A su vez, el promedio de reclamaciones por persona fue 33, de las que 29 fueron por servicios ambulatorios.
En síntesis, para el 2013 los pacientes cubiertos pagaron en total $861.7 millones, mientras que las aseguradoras abonaron $726 millones. La diferencia –los $135.7 millones reseñados anteriormente– representa un 20% más de carga en las personas que en las aseguradoras.
Lo anterior significó un promedio de $2,032.97 por parte de los asegurados, y $1,710.50 por parte de las compañías aseguradoras para ese mismo año.
Ese gasto, aclaró Carrión Baralt, no incluyó las partidas de medicamentos –fuesen recetados o no–, ni servicios de cuidado informal, como por ejemplo, el hijo que le paga a una vecina para cuidar a su madre. Dicho de otro modo, la cifra costeada del bolsillo del enfermo probablemente es mayor.
El informe detalla igualmente que las cinco enfermedades de mayor prevalencia por las que se facturaron servicios médicos en el 2013 fueron la hipertensión, el desorden de metabolismo de lípidos (como colesterol), diabetes, hipotiroidismo y anemia. Ni el sexo ni la región geográfica provocaron diferencia en la manifestación de estos padecimientos.
Más enfermo el paciente, menos costoso para la aseguradora
Quizás el dato más alarmante es que en la medida en que una persona adulta mayor de 65 años tenga más enfermedades, más tendrá que pagar por los servicios médicos que recibe en comparación con lo que aporta su aseguradora, expuso Carrión Baralt.
Según el estudio, el 40% de esa población tenía seis o más enfermedades diagnosticadas. A la luz de la investigación, esto significó que, en promedio anual, el paciente pagaba $3,131.44, pero la aseguradora $2,182.86.
El patrón se replicó con aquellos –un 9.2%– que tenían entre 10 y 21 diagnósticos: $7,130.19 el paciente versus $4,192.46 las aseguradoras.
“Estamos señalando un problema muy grande: los adultos mayores tienen unos copagos bien altos, sobre todo aquellos que están más enfermos”, sentenció Carrión Baralt.
“Es un problema que tenemos a nivel sistémico, y es el rol de las aseguradoras”, adujo a su vez el economista y coautor del estudio Heriberto Marín.
“Particularmente en el caso de las aseguradoras que están en los programas de Medicare Advantage sabemos, por los datos que ellos mismos han suministrado a la Oficina del Comisionado de Seguros, que las ganancias que se tienen con esta población son gigantescas”, sostuvo Marín.
Para el también economista, esto plantea un problema de distribución de recursos sociales, y abre la conversación hacia qué modelo de salud queremos tener como país.
“Tenemos que pensar: muchos de estos recursos las aseguradoras los están usando para sus gastos administrativos y para ganancias. ¿No podrían ser mejor utilizados estos recursos para servicios en la área de prevención, de manejo de condiciones, y así lograr que esta población sea mejor atendida? ¿Que ese por ciento del gasto de salud que ahora mismo están pagando en su mayoría de su bolsillo, lo pague la aseguradora?”, inquirió.
“Lo que tenemos no es lo que funciona, y no podemos quedarnos con eso”, sumó.
Entre las limitaciones del estudio, un 30% de la población adulta mayor de 65 años quedó fuera de este, ya sea porque no tiene cubierta médica, o porque participa de los programas de la Administración de Veteranos, la Administración de Compensación por Accidentes de Automóviles o el Departamento de Corrección y Rehabilitación, o porque es beneficiara de planes médicos pequeños, o simplemente porque no tiene cubierta, precisó Carrión Baralt.
El informe enfatiza principalmente redirigir los esfuerzos y la política salubrista hacia una de prevención, detección y tratamiento temprano, así como promover estilos de vida saludables, que propendan en mejorar la calidad de vida de esta población y así, reducir los gastos médicos tanto para los estos como para las aseguradoras.