Reconozco que los primeros días me encontraba tenso por el retorno a las clases y lo que enfrentarían aquellos que participamos en el proceso huelgario (no dudo que al igual que yo, muchos compañeros y compañeras pasaron por lo mismo). Más allá de una que otra mirada distante y quizás comentarios ligeros, en los salones, incluso en los pasillos, desde que comenzaron las clases se observa un ambiente de normalización; sin rastro de lo acontecido. Unos toman clases, otros brindan las clases y otros trabajan usando sus equipos, como si no hubiese pasado nada.
Reflexiono sobre esto ya que entiendo, hay un asunto superior a la huelga que tuvo lugar por 62 días: los reclamos. Ese motor de la huelga sistémica discutía el aumento de costo de la educación superior pública, la auditoría de la deuda pública, una reforma universitaria que proceda de la misma comunidad; la protección de los participantes en el proceso huelgario; y no recortes al mayor proyecto social del país, la UPR. Estas reclamaciones no pueden limitarse a que los portones estén cerrados o abiertos; ni a nuestra preferencia sobre ese asunto. Hasta el sol de hoy, los recortes y otros cambios vienen.
Por otro lado, el ambiente de “tranquilidad” que, como fue señalado en el inicio, se observa en algunos espacios dentro de los predios universitarios, es preocupante, pues da indicios de la enajenación de algunos y la indiferencia de otros. No solo pasaron eventualidades contundentes en las pasadas semanas, sino que en este mismo momento y en el futuro no muy lejano, el bienestar social del País continuará siendo perjudicado. No debemos ver lo que sucede como algo normal; como si todo estuviera bien.
No debemos apoyar el estatus quo; de mantener las cosas como son y no buscar que sean como deberían ser. Es de mi agrado poder observar, que aunque en ocasiones sean pocos, hay docentes, no docentes y estudiantes que se mantienen vigilantes y activos en la defensa de nuestra universidad y nuestro país. Que reconocen que no es momento de estar pasivos, pues se está realizando un ataque directo a la educación y a nuestras estructuras públicas. Están conscientes de que el futuro del País se encuentra en juego.
En la UPR en Humacao (UPRH), se cumplieron dos semanas de la apertura de los portones y el retorno a las clases; pero la huelga, en un sentido amplio, no ha culminado, pues la militancia continúa y debe continuar en esta etapa. Invito a que podamos observar críticamente y no veamos desde la normalidad. De esta manera, podamos participar constantemente en la praxis entre la reflexión y la acción.
Próximamente las clases estarán culminando, sin embargo, el reto que tenemos por delante requiere que no nos limitemos al semestre nuestro activismo. Es momento de actuar y entender que no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras desmantelan nuestra educación y por consiguiente, nuestro país.
Es el momento crucial para que los salones de clases, los pasillos, en fin, todos los escenarios de trabajo sean utilizados para despertar del sueño de la normalidad y haya presencia de discusiones sobre lo que nos acontece y cómo estaremos respondiendo a ello. Invito a que podamos observar críticamente y no miremos el asunto como uno cíclico, desde la normalidad. Nuestra nación continúa descendiendo en un precipicio gracias a la acción o inacción de muchos. Algunos seguimos dispuestos a colaborar y trabajar para formar un mejor país. Y tú, ¿qué harás?