La tarea asignada en el curso de Diseño Rural a los estudiantes de la Escuela de Arquitectura Paisajista de la Universidad Politécnica de Puerto Rico (UPPR), se convirtió en el gran deseo de ayudar a una comunidad olvidada que cuenta con, recursos naturales invaluables y varios asuntos ambientales por resolver. Por tal razón, estudiantes de segundo año de la primera y única Escuela de Arquitectura Paisajista de Puerto Rico y el Caribe, ofrecieron recientemente sus recomendaciones a los problemas ambientales que aquejan la Comunidad Aguirre del Pueblo de Salinas. En esta comunidad ubicó por muchos años la Central Azucarera del mismo nombre, que sirvió de sustento a todos los residentes de la zona. “En la Escuela de Arquitectura Paisajista de la Universidad Politécnica nos enorgullece la labor de estudiantes y profesores de repensar situaciones ambientales que aquejan a la Comunidad Aguirre, valiéndose de sus recursos naturales”, dijo Marisabel Rodríguez, directora de la Escuela. “Resulta positivo que le demos la mano a la Comunidad al identificar posibles soluciones que reconocen la importancia del paisaje en Aguirre y potenciar que se reduzca la contaminación en su entorno”, expresó. Asimismo, los estudiantes que investigaron la Comunidad aledaña de la Bahía de Jobos por 3 meses, tuvieron la oportunidad de analizar las circunstancias actuales de contaminación y su impacto a la flora, fauna y residentes del lugar. Además, idearon varias alternativas para convertir el sector Salinense en un área que use el diseño del paisaje para reducir contaminantes y proveer aéreas de recreación que respondan a la ecología del lugar y propicien la salud y el disfrute de sus residentes y visitantes. Durante la presentación al Centro Investigativo de la Bahía de Jobos, los estudiantes junto a profesores de la Escuela, trajeron sus hallazgos sobre los temas de flora y fauna, hidrología e historia del paisaje que define la zona. Los alumnos reconocieron estos atributos del lugar y propusieron diversos proyectos que servirán como potenciales motores económicos que estimulen la autosuficiencia de la comunidad. Además, se encontró que el paisaje natural y construido forma parte integral de la identidad del sitio y del sentido de comunidad existente. Por lo tanto, los estudiantes recomendaron recalcar esta condición usando la vegetación para desarrollar jardines de sanación, campos de golf donde se filtren las aguas, y se promuevan áreas de santuarios ecológicos, entre otros. “Es bien importante la labor educativa que hagamos en esta comunidad, porque de esa forma logramos mayor interés de los residentes creando conciencia de que debemos actuar para proteger nuestro entorno”, mencionó Olga Angueira, profesora del curso. Angueira recalcó que “el entusiasmo, compromiso y liderato que mostraron los alumnos al desarrollar propuestas que fueron más allá de un mero proyecto académico”.