Con machetes, sierras para cortar, rastrillos y guantes en manos, un grupo de voluntarios se unió ayer a las brigadas de apoyo para la rehabilitación del Jardín Botánico de la Universidad de Puerto Rico (UPR) ubicado en Río Piedras y que fue una de las zonas de la ciudad más afectadas por el huracán María que impactó a la Isla el 20 de septiembre.
Ese fue el caso de Camila López, estudiante de quinto año de Educación en el Recinto de Río Piedras de la UPR, quien explicó que acudió al llamado motivada por todos los recuerdos que guarda de su niñez en el Jardín.
“Yo fui girl scout y mucho de los cruces de puentes pasan aquí en el Jardín Botánico para los que están cerca del área. También tengo muy buenas memorias; estudio aquí un montón para la universidad. Este es un lugar muy especial para mí. Así que, ¿cómo no responder al llamado?”, dijo la joven residente en Cupey.
Un aprecio similar también manifestó Luis García, profesor en la Escuela de Comunicación del recinto riopedrense y que habitualmente acude al espacio para recrearse junto con sus hijos.
Con rastrillo en mano García removía hojas de las aceras cercanas a la entrada de la parte sur del Jardín junto a sus dos pequeños y un sobrino. Durante un momento de descanso para hidratarse compartió con Diálogo el porqué de la importancia de unirse a la brigada de limpieza.
“Este es un parque al que yo vengo con mis hijos y creo que hay que dar un poquito de su tiempo para poner las cosas como estaban anteriormente. Dos horas que le des, algo vas a limpiar y a aportar”, dijo.
Explicó, además, que este gesto solidario es una muestra para que sus hijos aprendan que “si ellos disfrutan de la naturaleza, ahora tenemos que devolverle a esta lo que nos ha dado”.
A esa misma filosofía apeló Vanessa Vilches, profesora en la Facultad de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras, a quien le sorprendió la poca respuesta de voluntarios a la rehabilitación del Jardín.
“Pienso que debería estar aquí toda la gente que disfruta del Jardín Botánico que es mucha. Yo vengo a caminar todos los días y por las mañanas y por las tardes veo gente haciendo yoga, gente celebrando cumpleaños de niños o tomando fotos para bodas y creía que iba a ver toda esa gente que disfruta del Jardín Botánico aquí”, se lamentó mientras no dejaba de echar hojas a una bolsa negra cerca en el edificio de Administración Central.
Precisamente desde la administración acudieron al proceso de limpieza las principales figuras de jerarquía de la universidad: el presidente interino, Darrel Hillman Barrera, y el presidente de la Junta de Gobierno Walter Alomar Jímenez.
Para ambos funcionarios, la acogida de la comunidad universitaria al llamado de rehabilitación del Jardín Botánico fue “buena” y esperan que este mismo sentimiento de solidaridad se replique al resto de unidades y recintos de la UPR.
“Me ha sorprendido [la acogida a la convocatoria]. Con los pocos [voluntarios] con los que he hablado, me doy cuenta de que la gente se va comunicando sin tener los medios electrónicos. El alcance es bueno y eso nos da una idea de que poco a poco vamos a convocar a todos los estudiantes. Vamos en buen camino para no perder el semestre… vamos a completar el año académico”, expresó.
Con Hillman Barrera coincidió Alomar Jiménez, quien apuntó el valor incalculable del Jardín Botánico de la UPR, no solo como un área verde de la ciudad, sino como un baluarte importante para investigaciones.
“[El Jardín Botánico] es todo. Aquí se hacen investigaciones, es el entorno de Administración Central y de la universidad con todas las áreas verdes. Así que es prioridad volverlas a tener como las teníamos antes y de cara al futuro tenerlo más accesible para que el público nos pueda visitar”, dijo el presidente de la JG.
En una entrevista previa con Diálogo, el director interino del Jardín Botánico, Carlos Díaz, estimó que las pérdidas en el patrimonio natural del espacio -que incluye árboles nativos y centenarios- a causa del huracán María podrían ascender a los $3 millones.
El huracán María impactó a Puerto Rico el pasado 20 de septiembre ocasionando hasta el momento 16 muertes y pérdidas de infraestructura y de patrimonio natural aún incalculables. La furia de sus vientos llegó a alcanzar las 155 millas por hora en algunas zonas del país para ubicarse como huracán categoría 5.