La venta de los activos de generación y la concesión del sistema de transmisión y distribución de energía que encaminará el gobierno no resolverán los descomunales problemas que ha enfrentado por años la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y que han desembocado en un modelo inefectivo, costoso y obsoleto.
“¿Cómo es esa transición en la que de momento todo funciona bien? ¿Dónde se encuentra esa magia? Aquí el problema es que hay un número limitado de gente con conocimiento y la gente que trabaja en los sistemas van a ser los mismos y si mañana se privatiza el sistema eso no va a cambiar”, dijo el exvicepresidente de la Junta de Gobierno de la corporación pública Agustín Irizarry Rivera.
En su mensaje del lunes, el gobernador Ricardo Rosselló Nevares reconoció que la masiva pérdida de personal que trabaja directamente con la infraestructura eléctrica ha sido uno de los principales causantes del deterioro.
Irizarry Rivera cuestionó por qué el gobierno opta por vender sus activos de generación, en lugar de considerar utilizar el mecanismo de Alianzas Público Privadas (APP) como medio para inyectar capital al sistema energético.
“El modelo público funciona bien si se maneja bien, y el privado funciona bien si se regula bien. Ahora mismo tenemos una administración [gubernamental] joven que está empezando y no tiene mucho dinero para trabajar así que eso es una interrogante. Si hay algo peor que un monopolio público es un monopolio privado”, advirtió el ingeniero eléctrico, quien fungió como representante del consumidor ante la AEE entre junio de 2012 y septiembre de 2014.
Por su parte, el miembro del comité timón del Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña (Inesi) Cecilio Ortiz García planteó que el contexto en el que se da un proceso de privatización determina el efecto que tendrá sobre el bienestar público.
“No toda privatización es igual y no toda tiene que ser negativa. Existe muchísima literatura que trata sobre la manera en que los estados deben entrar a una negociación con la empresa privada, y de las formas en que se garantiza que no salga perjudicado en el trato. Por lo general lo que ocurre es que si el gobierno entra en una situación precaria –como lo son las circunstancias actuales– la empresa privada sale mucho más beneficiada”, expresó Ortiz García.
El catedrático asociado en el Recinto Universitario de Mayagüez explicó que incluso previo al huracán María, la AEE ya estaba funcionando en un “ambiente operacional extremo” provocado por tres factores: la crisis financiera, la politización a nivel administrativo y la falta de conocimiento técnico tras la salida de miles de empleados.
El nivel de riesgo que asuman las empresas que se sumen a la puja por adquirir los activos de la AEE es un elemento que se definirá una vez comiencen las negociaciones formales, que según el gobernador deben concluir dentro de 18 meses.
“La lógica de la privatización [desde la perspectiva de una empresa] es que hay una oportunidad de negocios. En principio se supone que haya riesgos, como que si todo el mundo decide de momento que no va a usar energía pues se pierde el negocio. Hay riesgos que el sector privado debe asumir, no puede ser que tengan garantías de hacer ganancias”, opinó Irizarry Rivera.
“Hay dos maneras de tener un modelo exitoso que incluya al sector privado: con una excelente regulación o mediante las APP, donde se mantiene control sobre la infraestructura”, agregó el catedrático del RUM.
Este segundo modelo es lo que, según Rosselló Nevares, se propondrá para los sistemas de transmisión y distribución de energía.
Tanto Ortiz García como Irizarry Rivera coincidieron en que las decisiones basadas en criterios político partidistas fueron la principal causa del descalabro económico y operacional de la AEE.
“La solución [para la AEE] hubiera sido que votáramos por el que estuviera dispuesto a decir la verdad. Que hacía falta invertir en el sistema y para ello aumentar los precios de la energía pero que eso eventualmente redundaría en ahorros para el consumidor. Pero a la gente le gusta que le hablen bonito”, señaló Irizarry Rivera.