El incremento en el éxodo de puertorriqueños a los Estados Unidos luego de los huracanes Irma y María, y sus consecuencias sociales, fue el tema de la charla que ofreció recientemente en la Universidad de Puerto Rico-Recinto de Río Piedras (UPRRP) el especialista en temas demográficos y de migración Héctor Cordero-Guzmán.
A diferencia de otras ocasiones –donde se habla de cómo retener la población–, esta vez Cordero-Guzmán propuso que, en lugar de negar o mirar como negativo el inminente incremento del éxodo de puertorriqueños es mejor enfrentar el fenómeno preparando a los posibles migrantes con una buena formación educativa para que se trasladen en las mejores condiciones posibles.
La migración, en algunos casos, se da debido al empobrecimiento del país y a la escasez de oportunidades de empleo para salir de ese estado. “En Puerto Rico no se está luchando contra la pobreza, sino que se están tomando medidas para mantener el consumo de la gente pobre. No se está atacando la esencia del problema”, afirmó el profesor en Baruch College, de City University of New York (CUNY).
El docente puertorriqueño, apoyado con estudios que realizó sobre el tema de educación superior llegó a la conclusión de que, en Puerto Rico, el nivel de educación no es paralelo con el mercado laboral.
Según los datos que ofreció, para el 1990 el 63% de la población en Puerto Rico no tenía un grado de escuela superior. Ese número bajó a un 41% para el año 2013. Asimismo, para esa misma fecha solo un 13% de la población contaba con un grado universitario. Ese número aumentó a un 24% para el 2013.
“La causa principal de la migración es la falta de empleo. Desafortunadamente, aún se repite el mito de que el puertorriqueño no quiere trabajar”, expuso el académico. No obstante, casi 125,000 personas están buscando trabajo en el país todas las semanas. Los datos indican que unas 175,000 personas trabajan más de 50 semanas al año y, aun así, se encuentran bajo niveles de pobreza.
En su alocución, el sociólogo sostuvo que hay migrantes cuya última vez que ven a su país natal es por el espejo retrovisor, es decir, no miran hacia atrás nunca más. Este no es el caso del puertorriqueño que se traslada. Según el sociólogo, el boricua es un migrante trasnacional, que viene y va. Esto se debe a la identidad, a los lazos afectivos y culturales muy arraigados.
La conferencia, que se caracterizó por ser una de gran participación del estudiantado, pretendió hallar formas de ayudar a los posibles migrantes a organizarse antes de trasladarse. Para esto, Cordero-Guzmán propuso crear un portal en línea que contenga toda la información de los estados; es decir, las universidades, escuelas, el sistema de salud, el costo de vida y todas las circunstancias de cada estado.
También manifestó la necesidad de que se establezcan grupos para ayudar a esas personas una vez hayan migrado. Se habló también de la importancia de mantener conexiones estrechas con familiares y conocidos a través de las telecomunicaciones. De esta manera, se amortigua el impacto emocional.