Los desastres climáticos que Puerto Rico sufrió en septiembre de 2017 son ejemplos contundentes sobre cómo el calentamiento global afecta la Tierra. Aunque a nivel político estos temas ambientales no son atendidos con importancia, es una dimensión que a través del tiempo ha comenzado a integrarse a la educación. De esta integración es que surge el término “educación ambiental”.
El fin de toda acción de educación ambiental es facilitar la resolución de un determinado problema ambiental. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura menciona que la educación ambiental es el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.
Por otro lado, el concepto de conciencia ambiental es una competencia que hay que desarrollar en nuestros ciudadanos. La conciencia ambiental es el conocimiento que te permite tomar las decisiones adecuadas con relación a lo moral y ético, teniendo como enfoque final el bienestar del medio ambiente.
Es tomar conocimiento racional del daño que podemos producir al ambiente actual y futuro de nuestro planeta a partir de conductas que tiendan a contaminar y destruir los recursos naturales de manera irracional. También es importante mencionar que la conciencia ambiental de cada ciudadano es la que determina las decisiones y acciones de la educación ambiental.
La educación y conciencia ambiental son importantes porque ayudan a medir y desarrollar la cultura científica de los ciudadanos, lo cual es la meta del programa de ciencias del Departamento de Educación de Puerto Rico.
La cultura científica se caracteriza por la capacidad de entender la ciencia como una manera de ver el mundo y pensar metódicamente para ayudar a la explicación de las conceptualizaciones erróneas de un hecho e involucrar a la sociedad -no solo “alfabetizarla- para que aprecie lo que está detrás de lo que uno ve.
Además, es vital tener los conocimientos y destrezas que permitan comprender o dominar el mundo físico para valorar la ciencia; su utilidad, moralidad y riesgo. Es importante comprender que la cultura científica (ciencia) no es solo para los científicos, sino que es del pueblo para utilizarlo en todos los campos del diario vivir.
Hay atributos de la cultura científica que se relacionan con la educación y conciencia ambiental. En su guía: What is the Science Literacy?, Larry Guthrie argumenta cómo el contenido científico debe ser utilizado de manera racional a la hora de tomar las decisiones del diario vivir; por ejemplo: decisiones sobre la salud, alimentación y el uso de la energía.
Entre las decisiones a nivel personal se puede incluir que mientras nos aseamos o lavamos la boca, es importante mantener la canilla del agua cerrada, así ahorramos la misma. También apagar y desconectar aparatos tecnológicos cuando no estén siendo utilizados ayudan a conservar la energía. Practicar constantemente estas actividades es mostrar conciencia ambiental en nuestro diario vivir. Igualmente, lo es “relacionar su contenido con el impacto social de la ciencia: el desarrollo tecnológico y el uso responsable de ella; tomar decisiones y respetar los valores de la ciencia”, según Guthrie.
Una de las maneras de tener uso responsable de la tecnología (ciencia) es mediante el reconocimiento de los impactos que puede tener la misma en su uso inapropiado. Según establece el doctor Víctor López-Tosado en su escrito Cultura científica: La conciencia ambiental dentro del marco del desarrollo nacional sustentable en el currículo de ciencias, es necesario “desarrollar capacidad para el análisis, la ponderación profunda y la evaluación de las repercusiones de la aplicación de los productos del conocimiento científico-técnico, a nivel personal y social”.
Aquí se trata de los usos responsables que se deben dar a las tecnologías para disminuir los impactos nocivos al medio ambiente. Muchos líderes políticos no están conscientes de estos impactos negativos al medio ambiente, por lo que no promueven actividades o proyectos pro/ecoambientales.
La conciencia ambiental es hoy día un asunto humano que debe ser atendido con urgencia, sin embargo, esto no sucede. Según estadísticas, hay evidencia contundente que nos muestra cómo los seres humanos afectamos negativamente a la naturaleza. Esto lo podemos observar claramente con los problemas del cambio climático, el aumento del nivel del mar, la erosión de suelos, la formación de tormentas y huracanes más intensos, los cuales son problemas ambientales presentes en el siglo 21.
Estos problemas ambientales no se atienden con su rigurosidad e importancia. ¿Por qué esto ocurre? ¿Quiénes son los responsables? ¿Cómo podemos solucionar o disminuir dichos problemas? La respuesta a la última pregunta recae en que para ir solucionando o disminuyendo estos problemas es importante desarrollar la cultura científica en los ciudadanos mediante la educación y conciencia ambiental.
El porqué no se atienden con rigurosidad e importancia estos problemas ambientales y quiénes son los responsables de estos son preguntas difíciles de contestar, aunque, evidentemente, sabemos que no nos atrevemos a señalar a las personas con poder económico y político, responsables de dichos problemas.
Sin duda una de las maneras de crear esta conciencia es mediante la educación ambiental. Hoy día se debe investigar cómo la educación ambiental se va utilizando para desarrollar ciudadanos sensibles, y a gran escala, desarrollar líderes políticos con sensibilidad ambiental que puedan tomar decisiones correctas teniendo como perspectiva los impactos (positivos o negativos) hacia el medio ambiente de los proyectos que se van aprobando.
Si esto ocurriese, tal vez la importancia que se la está dando a los impactos del cambio climático sería distinto. Esta integración de la conciencia ambiental en las escuelas públicas del País puede ser parte de la solución a los problemas ambientales presentes y en el futuro cercano.