Hace unas semanas, el jefe de Seguridad de Puerto Rico indicó que la alta criminalidad en la Isla se debía, en gran medida, a la falta de valores. Por otro lado en días recientes, se puso en tela de juicio la conducta de la directora de la Oficina de Ética Gubernamental, cuando estuvo en una reunión donde le recomendó a la secretaria de Educación contratar a una compañía en particular para ofrecer cursos de valores a los maestros.
Las críticas no tardaron en surgir y a la funcionaria la catalogaron desde imprudente hasta de carecer de valores y de no enseñar con ejemplos, lo que predican sus oficinas.
Pero, ¿qué son valores? Podemos definir el concepto valores como las normas de conducta que rigen nuestro comportamiento y que están en armonía con aquello que la sociedad en donde vivimos considera correcto. Son aquellas cosas que permiten moderar nuestra conducta en función del bienestar y la armonía social. Estos nos permiten, en gran medida, llevar una vida placentera y feliz.
A través de la historia, los valores han ido cambiando y pudiera haber diferencias entre los valores de grupos culturales particulares. Sin embargo, la mayoría tiende a compartirse valores como la honestidad o integridad, el respeto, la responsabilidad, la tolerancia, y la prudencia, entre otros. Algunos consideran valores a la libertad, la igualdad, la justicia y la paz. Pero estos se han convertidos en derechos constitucionales, virtualmente, de toda la humanidad.
¿Cuándo comenzamos a adquirir estos valores? De acuerdo con los expertos, los niños aprenden a reconocer lo que es apropiado e inapropiado a la corta edad de tres años. Se dice, además, que ya a los cinco años los niños comienzan a mirar la conducta de los adultos como ejemplo de lo que es correcto. A tales efectos suelen imitarlos e intentan ser como estos. De esta manera aprenden mucho sobre valores y los patrones apropiados de conducta.
Hay tres grupos que son sumamente importantes para que los niños aprendan valores. En primer lugar se encuentran los padres. Los niños pasan la mayor parte del tiempo con sus padres, y son los valores que estos tengan y la conducta que exhiban las que van a “moldear” a sus hijos.
Debe enfatizarse que el producir un hijo ejemplarizante y de provecho para la sociedad es una responsabilidad (que es uno de los grandes valores) ineludible de los padres. Muchos de los problemas familiares con los hijos (ej. faltas de respeto y la irresponsabilidad), se deben a que cuando fueron niños no aprendieron sobre dichos valores.
Muchos niños son cuidados por familiares o lugares de cuido. Corresponde a quien los cuiden también enseñar valores y mostrar conducta apropiada que sirva como ejemplo. Así es que se puede enseñar a estos niños a compartir, a ser tolerantes, a ser respetuosos y a no resolver los problemas utilizando la violencia.
Finalmente, llegamos a la escuela. Los niños llegan a esta desde el jardín de párvulos (kindergarden) y pasan al menos 12 años en planteles educativos. Así que el aula también se convierte en un lugar en donde se pueden enseñar y aprender muchos valores.
Japón, que tiene uno de los mejores sistemas de educación en el planeta, dedica los primeros años escolares a enseñar, principalmente, valores y a moldear el carácter de los niños. Desde los tres años, se les enseña a no llegar tarde a la escuela (puntualidad) y a no ausentarse (compromiso y responsabilidad). Todos comen lo mismo (igualdad) y en el salón, junto a la maestra, lo que mejora la relación entre los propios estudiantes y entre maestro y pupilos.
En la enseñanza impera la cortesía, la tolerancia y el respeto, no solamente a sus compañeros y maestros, sino hacia los organismos y la naturaleza. Obviamente, que la enseñanza incluye aprender a escribir, leer y matemáticas básicas, pero el objetivo principal es la formación de carácter y la adquisición de valores.
El que esto no sea un objetivo específico y una práctica común en nuestras escuelas no quiere decir que nuestros maestros no sepan de valores y que tiene que venir una compañía de los Estados Unidos a “educarlos” e indicarles cómo deben enseñarlos. Esto es un asunto de cambio en “filosofía educativa” y objetivos.
Pero no únicamente los mencionados pueden aportar en la enseñanza de valores. Si queremos una mejor sociedad, todo el mundo debe hacer el mejor esfuerzo en tratar de convertirse en un buen modelo a seguir. Mejoramos si pensamos en no hacer aquello que no nos gustaría que nos hagan.