
Elsa es una viejita simpática de 82 años que todos quisiéramos tener como abuela. Es una mujer viuda, audaz, cuyo mayor sueño es vivir en carne propia la escena de la película la Dolce Vita, de Federico Fellini, en la Fontana Di Trevi. Alfredo es su vecino, un poco más joven que ella, algo quejoso, otro poco miedoso y nostálgico porque hace poco murió la mujer a la que amó toda su vida. Estos dos personajes se conocen y comienzan una historia de amor. Sí, a los ochenta y tantos, Elsa le enseña a Fred que hay que disfrutar de la poca vida que les queda y él la lleva a cumplir su sueño. Todo esto pasa en la película argentina Elsa y Fred, dirigida por Marcos Carnevale y protagonizada por China Zorrila y el español Manuel Alexandre, que muestra una imagen excepcional de la vejez. Historias como estas dan ganas de preguntarse si es así como se piensa la vejez en la sociedad actual. Si hay muchas “Elsas” que viven de esa forma y si hay muchos “Freds” que se dejen convencer. Auge o declive La vejez es la etapa de la vida en la cual el organismo humano se deteriora, hasta que finalmente llega la muerte. Esta definición hace hincapié en el aspecto biológico, pero también están las cuestiones psicosociales. En el libro “Introducción a la gerontología, el arte de envejecer”, publicado en 1991, Jacques Laforest, experto en gerontología, explica que generalmente se entiende que experimentar la vejez es sentir la decadencia que anuncia una muerte cercana, y que justamente por esto es una etapa negativa en la vida de una persona. Pero el autor también sostiene que es posible vivirla positivamente, porque la vejez es una edad de sabiduría, una experiencia de crecimiento en donde la personalidad del sujeto termina de definirse. Por eso suele decirse que durante la tercera edad los rasgos de una persona se acentúan: si alguien fue introvertido durante toda su vida, por ejemplo, en esta etapa lo será más todavía. Pero claro: algo se define, para luego terminarse y que no haya vuelta atrás. En definitiva, dice el autor, la vejez es declive, pero también puede ser auge. Imágenes ancianas En el aspecto psicosocial de la tercera edad también influye cómo las generaciones más jóvenes tratan a los ancianos. En este punto está una de las claves para que ellos puedan vivir su vejez positiva o negativamente. La Argentina de hoy no valora ni necesita a sus mayores, y eso se vuelve difícil. En la actualidad, ¿viejo es quien tiene que aprovechar lo mejor posible los años que le quedan, quien puede y hasta debe darse el lujo de hacer locuras que nunca hizo, quien tiene la experiencia y madurez necesaria para dar consejos? ¿O viejo es quien no puede arreglarse solo, quien molesta, quien ya no está a la altura de la ajetreada vida moderna? En relación con esto, la Licenciada en Sociología María Julieta Oddone realizó un trabajó de investigación en el cual observó cómo aparecen retratadas las personas de la tercera edad en los manuales escolares argentinos entre 1880 y 2000. Según la especialista, en los dos períodos que van desde 1880 a 1939 y de 1940 a 1959 hay una fuerte presencia de personajes ancianos en los textos, a los que se les atribuye un claro rol social: transmitir valores a los niños e inspirar respeto. Pero a partir de la década del 60 cuando casi desaparece la imagen de los ancianos en los textos. La fuente de sabiduría ya no son ellos, sino un profesional, un intelectual, un joven o los padres. Así, el viejo es relegado al simple y único lugar de abuelo. Oddone encuentra que en 1997 –y hasta el 2000, cuando finaliza su análisis- se interrumpe esta tendencia, ya que vuelve la figura del anciano a los manuales. La socióloga atribuye este cambio a la crisis del concepto de familia que se generaliza en esos años, por ejemplo, con mayor cantidad de hogares de padres separados o hijos de diferentes matrimonios. En ese contexto, la sociedad en crisis recurre nuevamente a los valores que los viejos tienen para aportar. No sólo un ideal La vejez, entonces, pareciera ser concebida de diferentes formas según la época y los valores que en ella se exaltan o se dejan de lado. Enaltecer cuerpos jóvenes, “remodelarse” para que la edad no quede en evidencia o descartar a aquellos que tienen más de 50 son actitudes de moda en la actualidad. Demás está decir cómo pueden influir en el trato hacia las personas de la tercera edad. Quizás, entender que todos llegarán alguna vez a viejos porque ese es el normal acontecer del ser humano sea una buena forma para cambiar actitudes y romper moldes. Que la vejez pueda vivirse como lo hizo Elsa, o como Fred terminó siendo después que la conoció a ella, puede ser no sólo un ideal. Puede acceder al artículo original en:alrededoresweb.com.ar