Cada atleta tiene sus rutinas antes de cada competencia y, algunos, realizan ciertos rituales y llevan consigo amuletos que les atenúan los nervios para poder dar el máximo.
Las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI) no son la excepción. Durante el evento magno del deporte universitario del país, algunos atletas nos confesaron sus amuletos y ritos que van desde rezos hasta calzoncillos.
“Yo tengo unos calzoncillos para correr nada más, esos son los de competencia. Uno practica todo el tiempo con algo y para la competencia usas otra cosa. No es ni superstición ni nada, es acostumbrarme a que todo el tiempo, para la competencia, tengo un mindset [mentalidad] distinto. No son supersticiones. El día de la competencia tengo en mente que voy a competir, que me voy a tirar con los leones y voy a tratar de ganar”, reveló Jonathan Núñez Fernández de la Universidad del Sagrado Corazón.
Pero no es lo único peculiar que hace el joven antes de salir a la pista a competir en los 110 metros con vallas, sino que escucha a Beethoven.
“Mi calentamiento está apuntado tres semanas antes. Yo tengo mi playlist [lista de reproducción] que se llama ‘Warm-up Justas 2018’ que están todas mis canciones, tengo a Drake, Kendrick Lamar… y justo antes de escuchar ese playlist escucho Moonlight Sonata, de Beethoven”, dijo tras mostrar su celular con la pieza musical.
Por otro lado, la corredora de los 3,000 metros con obstáculos de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Bayamón Joyce Batista Vargas se encomienda a su ser celestial.
“Para mí, la clave es cuando la palabra de Dios dice, en Isaías 41:30, ‘correré y no me cansaré, caminaré y no me fatigaré’. También, uno de mis versículos favoritos es Efesios 3:20, ‘ahora toda la gloria es para Dios, quien pueda lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir, incluso, imaginar, mediante su gran poder que actúa en nosotros’”, contó la atleta.
Para la vaquera, la preparación para sus carreras no comienza el día antes, ni a horas del evento, sino que comienza a meditar desde que conoce la fecha.
“Yo creo que esa es la clave y creer en uno mismo. Creer que hemos trabajado fuerte para esto y confiar”, expresó Batista Vargas.
No obstante, confesó que estos rituales no le quitan los nervios, pero eso no le preocupa, al contrario.
“No te voy a mentir, los nervios están ahí, pero yo siempre digo que me debo preocupar cuando no los tenga porque me voy a sentir autosuficiente y eso no es”, afirmó la atleta.
Otro que siempre corre con nervios, a pesar de su preparación, es Joriel Zayas de la UPR en Arecibo.
“Corro con nervios, pero comoquiera sé que estoy preparado y ready para lo que he hecho”, afirmó el competidor de 100 y 200 metros.
El joven intenta pensar solo en los entrenamientos que ha realizado durante toda la temporada y más en estas Justas que han sido atípicas –y por poco no se celebran– debido al atroz huracán María que fustigó a Puerto Rico el pasado 20 de septiembre.
“Sé que he trabajado fuerte para eso y antes de empezar hago una oración dándole gracias a Dios por darme la oportunidad de estar aquí en las Justas, eso no lo hace todo el mundo. Además de comer saludable y beber mucha agua”, confesó Zayas.
Del mismo modo, Wichy Cruz ,de la UPR en Humacao, dedica unos minutos a rezar antes de competir en los eventos de relevos 4×400 y 4×100.
“Antes de empezar una carrera, lo que hago es invocar al Señor, darle gracias por estar aquí, por todo lo que me ha dado. Lo dejo todo en las manos de él. He trabajado para eso durante todo un año, me siento preparado y ready. Lo voy a dejar todo”, expresó Cruz.
Y parecido a Núñez Fernández, este joven intenta utilizar el mismo atuendo que lo llevó hasta la final de las Justas.
“Yo trato de utilizar las mismas cosas que utilicé durante todo el año. Este año fueron dos clasificatorias, en ambas estuve calvo, en las Justas –la más importante– voy a seguir estando calvo y voy a utilizar las mismas cosas”, indicó el búho.
Reír también es un ritual para liberar el estrés y los nervios con los que llegan los atletas a esta competición.
Ese es el caso del dúo colegial en los 800 metros del Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR, Edgardo Arocho y Xavier Malavé, quienes hablan en sincronía.
— “A mí me funciona estar relajando todo el día con él”, dijo entre carcajadas Arocho, quien tiene unas medias de la suerte que son solo para competir.
— “Vacilamos, relajamos y nos olvidamos de todo antes de correr y cuando entramos a la pista damos todo”, añadió Malavé.
— “Nos pasamos vacilando desde que salimos del hotel hasta la pista”, interrumpió Arocho, quien también compite en los 1,500 metros.
— “Pero también corremos por la mañana. Se supone que comamos pasta, a veces lo hacemos y a veces no, pero lo menos que hablamos es de la pista, de lo menos que hablamos es de correr”, completó Malavé.
No importa qué ritual realicen o qué amuleto lleven consigo –y si les funcionan o no– lo cierto es que estos muchachos y muchachas han dado la milla extra en estas competencias.