Aisha Reyes mira con cautela a los atletas que compiten en el evento de los 5,000 metros marcha en la pista del Estadio Francisco Montaner, en Ponce. Se fija en sus cuerpos, en sus expresiones. Es estudiante de tercer año del programa de Terapéutica Atlética de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Ponce y tiene que cuidar de la salud de los competidores.
Sonríe. Se nota que disfruta lo que hace. “Es una nueva experiencia”, dice. Y es que Aisha está realizando su primera práctica laboral en el evento magno del deporte universitario: las Justas de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI).
“Ahora mismo estoy practicando, el evento que me toca es el de 5,000 metros marcha y yo como vengo del programa de Terapia Física también es una ayuda para mi perfil”, añade y desvía su mirada a la competencia. Es su deber.
Como esta leona, miles de estudiantes de la UPR en Ponce se han beneficiado del acuerdo que tiene la institución con la LAI para velar por la salud de los atletas en esta competición.
“Yo creo que este programa es uno de los mejores para aquellos que les encanta ayudar, le encanta lo que es el área médica, el curar, el asistir a alguien. Este programa es superesencial”, destaca la joven.
A su lado está el león Iván Rodríguez Vega, de cuarto año, quien agradece la oportunidad de trabajar en el evento.
“Es una de las experiencias más grandes que uno tiene como terapeuta cuando está empezando. Aquí compiten atletas olímpicos, muchos atletas de alto nivel. Tener la oportunidad de trabajar muy de cerca con ellos es una experiencia increíble, uno aprende mucho. Ha sido una experiencia única”, describe.
Según el profesor David Bahamundi, el programa lleva desde 1993 trabajando en las Justas, de manera ininterrumpida, en las áreas de servicios médicos y dopaje.
“Nosotros nos encargamos, junto al equipo médico que establece la LAI, de cualquier situación que pueda ocurrir con los atletas dentro de la pista. Usualmente, lo que hacemos es dividirnos en diferentes grupos para poder tener acceso a las diferentes áreas donde pueden ocurrir lecciones”, detalla el académico.
Para esta edición, cerca de 30 estudiantes realizaron su práctica allí. Unos 15, de cuarto año, estuvieron distribuidos en la pista y con los equipos técnicos de distintas universidades. Mientras, el resto estuvo en el área de dopaje.
De ocurrir una lesión, los estudiantes están listos para inmiscuirse en la situación.
“Hacemos una intervención inicial para poder identificar la lesión que pudo haber tenido el atleta, lo transportamos al área de servicios médicos y ahí se le hace una reevaluación y se determina si el atleta puede continuar participando o si se refiere a un especialista”, apunta Bahamundi.
Asimismo, los estudiantes destinados a dopaje –los de tercer y segundo año– están encargados de asistir en el área de escolta.
“Ellos identifican a los atletas que van a pasar por la prueba de dopaje, le explican el proceso y los acompañan hasta que llegan al área donde se les va a evaluar”, agrega el docente.
Para Iván, la práctica es importante porque puede aplicar lo que ha aprendido de los libros.
“La práctica es esencial, es algo nuevo, porque la teoría siempre te va a enseñar algo, pero la práctica te ayuda a mejorar. Nada como la práctica”, añade Aisha.
Y realizarla en un evento como las Justas es de gran beneficio para los futuros profesionales de la salud.
“Nuestro programa ha tenido mucho éxito por las oportunidades que nos han dado tanto el Comité Olímpico de Puerto Rico, la Liga Atlética Interuniversitaria, ligas profesionales y diferentes eventos deportivos que se celebran. Nuestros estudiantes hacen cuatro prácticas clínicas en su bachillerato y durante ese tiempo participan en eventos de todas esas organizaciones deportivas”, detalla el profesor.
De acuerdo con Bahamundi, los leones y leonas en el programa académico realizan un mínimo de 480 horas de práctica clínica, pero muchos de ellos tienden a hacer cerca de 1,000 horas antes de graduarse.
“La oportunidad que le damos nosotros, es llevarlos de la parte académica a la parte práctica y eso nos da la experiencia que ellos necesitan para ir al campo del trabajo”, resalta.
La terapia atlética es una profesión que ha tomado mucho auge en los últimos años. Cada vez son más relevantes a nivel nacional como internacional. Se puede palpar, por ejemplo, en la NBA, donde atletas de alto rendimiento tienen sus terapeutas privados.
“Este programa también ayuda a prepararte para el nivel internacional”, resalta Aisha.
Es por ello que estos estudiantes no vacilaron en recomendar su profesión –y el programa de la UPR en Ponce– a los estudiantes de escuela superior.
“Aquellos que están indecisos yo les diría: atrévanse, arriésguense, va a ser bien gratificante y les va a encantar un montón. En la vida hay que arriesgarse por lo que a ti te gusta. No importa por lo que está pasando la universidad en estos momentos, nosotros somos la Universidad de Puerto Rico. Pase lo que pase, seremos excelentes estudiantes para nuestra nación”, resalta la leona.
Iván no está enajenado de la situación actual de la UPR. Sabe que un aumento en la matrícula es perjudicial y lo lamenta.
“Creo que estamos pasando por una de las situaciones, históricamente, más difícil. Es lamentable que quizás no tengamos el apoyo del gobierno siendo la universidad del Estado. Se supone que nosotros seamos primordial para ellos y que entiendan que somos la base de este país. Muchos de los grandes profesionales salen de la Universidad de Puerto Rico, pero hay que seguir luchando porque a pesar de la adversidad hay que mantener la frente en alto”.