Científicos descubren un nuevo tipo de planeta que no gira alrededor de una estrella.
Aquellos que no se han olvidado de la ciencia que estudiaron en la escuela recordarán que nuestro Sistema Solar está compuesto por una estrella central, el Sol, y varios planetas que giran alrededor de éste. También hay lunas, cometas y meteoroides, pero esos no vienen al caso ahora.
En palabras sencillas, un planeta se reconoce porque es grande (comparado con los cometas o los meteoroides), redondo y gira alrededor de una estrella en una órbita más o menos circular. Hace 6 años, los científicos cambiaron la definición de lo que es un planeta, lo que provocó que Plutón fuera reclasificado de "planeta" a "planeta enano" y que Ceres, Eris, Makemake y Haumea fueran añadidos a la categoría de planetas enanos.
Esa definición nueva indicaba que los planetas tenían que girar alrededor de una estrella, ya que este movimiento es consecuencia de la manera en la que se formó el sistema solar. En otras palabras, luego de que la estrella central se forma, el material restante se aglutina y crea los demás cuerpos celestes. Es la fuerza de gravedad de la estrella central, dada su increíble masa, la que mantiene a estos cuerpos celestes "amarrados" y en órbita.
Pero claro, como la naturaleza no siempre sigue a las clasificaciones creadas por los científicos, recientemente nos ofreció una sorprendente revelación. Louis Strigari y sus colegas del Instituto Kavli de Astrofísica de Partículas y Cosmología en California, revelaron el descubrimiento de una docena de planetas que no giran alrededor de un sol. Estos planetas "realengos" viajan a la deriva y sin destino.
¿Cómo es posible observar un planeta sin que éste refleje luz (como la Luna) o emita luz (como una estrella)? Para descubrir estos planetas, los científicos usaron una técnica llamada "lente gravitacional".
Si usted observa un pedacito del cielo con un telescopio, verá una gran cantidad de estrellas. Las estrellas, por su fantástica distancia de la Tierra, aparentan no moverse con respecto a otras estrellas vecinas. Pero si un planeta le pasa por al frente al trasfondo de estrellas, la gravedad del planeta atrae la luz y causa que algunas estrellas se vean distorsionadas, en una posición distinta o que se vean múltiples imágenes de la misma estrella.
Aprovechando este fenómeno, los científicos del Instituto Kavli, usaron un sistema astronómico computadorizado que captura imágenes del cielo con semanas o meses de diferencia y luego las compara para detectar si algunas de las estrellas se ven distinta o distorsionadas. Esto indicaría la presencia de un planeta que no está amarrado a la gravedad de una estrella central, si no que está "suelto como gabete."
Los científicos creen que este nuevo tipo de planeta originalmente se formó alrededor de una estrella, como los demás planetas, pero en algún momento algo pasó que le alteró su órbita. A lo mejor un encuentro cercano con otro cuerpo celeste o la explosión de su estrella central disparó al planeta fuera de su órbita, enviándolo a viajar por la Vía Láctea.
Louis Strigari y sus colegas usaron la cantidad de planetas que descubrieron y midieron el área del cielo dónde los encontraron para calcular un estimado del número total de planetas "realengos". El resultado fue que podrían haber millones de planetas a la deriva aún por descubrir.
Este inesperado descubrimiento es un excelente ejemplo de cómo el avance de la tecnología nos permite observar cuerpos celestes que siempre han estado ahí, pero que no podíamos detectar. Es esa esperanza de encontrar cosas nuevas en el mundo natural la que inspira y motiva a las nuevas generaciones de científicos a estudiar ciencia y entender mejor el universo.
Para más información, visítanos: www.cienciapr.org.