El 14 de marzo el profesor Regner Ramos impartiría la conferencia Back and Forth: entre Krash Klub y Grindr en la que expondría cómo la aplicación móvil ha impactado la cultura gay en Puerto Rico. Varios días antes, los letreros que promovían la actividad en Escuela de Arquitectura del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), yacían en el suelo.
El hecho incomodó a Ramos, pero no le dio mucho pensamiento. Más adelante, encontró su carro con una goma vacía en el estacionamiento de la misma escuela. La situación también le incomodó, pero nuevamente no le subió el volumen.
Hasta que a finales de mayo un grupo de sus estudiantes le informó que alguien habían vandalizado el taller donde imparte su curso de diseño. Ahí los puntos se ataron y no pudo ignorar el sentimiento de acoso que, para él, responde a la manera abierta en la que expresa su diversidad sexual.
“Yo, siendo gay desde que me reconozco, no soy ajeno a sutilezas de la homofobia que no siempre es que te dicen ‘maricón’ o ‘faggot’… Llego un día al taller y uno de los muchachos estaba nervioso y no se atrevía decirme qué pasaba”, cuenta Ramos, quien forma parte de la plantilla de docentes de la escuela desde septiembre de 2016.
Ocurrió que alguien había escrito una frase homofóbica en una instalación de papel de traza que el docente había colocado en la pared que da paso al taller de diseño.
En este muro, Ramos había ubicado las fotos de sus 13 alumnos. Se destacaban las tres fotos de los estudiantes que fueron escogidos por sus compañeros como los mejores trabajos y quienes servirían de mentores. El “Top 3” decía a la cabeza del seriado de imágenes de los estudiantes.
Fue precisamente esa palabra –“Top”– la que alguien circuló y escribió en inglés lo que Ramos tradujo como: “Top es una palabra que se usa en la cultura gay y queer (y en Grindr); no es una palabra para la gente”.
“Pensé que la idea era humillarme frente a los estudiantes y ellos se sintieron sumamente incómodos y yo les dije ‘la universidad sabe que yo soy gay y tienen una investigación sobre esto’. Yo no voy a pretender estar en el closet”, cuenta Ramos.
Aunque fue cuestión de quitar el papel y poner uno nuevo, para el docente el acto de que alguien entre al taller fue causa justa para notificarlo al decanato de Arquitectura.
Pero antes de cualquier reacción, otro evento volvió a suscitarse en el taller el profesor.
“Como una semana después [del primer incidente en el taller], me escribieron los estudiantes que otra vez habían tumbado las fotos al piso y escribieron ‘la competencia es individual’”, recuerda.
Según el profesor, esta acción le resonó a los carteles de su conferencia en el suelo y concluyó que se trataba de un patrón.
“El acto de tirar las fotos al piso me dio el flashback a los posters tirados en el piso y me dije: ‘esto parece el mismo escenario en otro contexto’. Aunque en esa segunda situación no hay mención de nada gay, como empezó así, no creo que sea algo desconectado”, sostiene.
Con esa segunda situación acudió nuevamente al decanato. Esta vez, la administración de la escuela emitió una circular en aras de promover “respeto e inclusión”.
Según la misiva, –firmada por Mayra Jiménez Montano, decana interina de la Escuela de Arquitectura, y Reily Calderón, presidente del Consejo General de Estudiantes de Arquitectura– se hizo una consulta a la Oficina de Cumplimiento y Auditorías del Título IX, el Programa de Ayuda al Empleado (PAE), la Oficina de la Procuraduría Estudiantil y el Departamento de Consejería para el Desarrollo Estudiantil (Dcode).
“Conforme a las recomendaciones de estas oficinas y a nuestro compromiso de mantener espacios de respeto e inclusión, llevaremos a cabo varias actividades en coordinación con el Consejo de Estudiantes de nuestra escuela para promover constante y enérgicamente espacios de libertad. Esto es responsabilidad de toda nuestra comunidad. Es menester instar a que todos y todas fomenten la inclusión, la comunicación abierta y el respeto por las diferencias y la diversidad, donde sea una costumbre y no un reto, expresar que somos y donde se reflejen las posibilidades infinitas de la pluralidad”, lee la circular.
Como parte de las medidas de la Escuela de Arquitectura, el 30 de mayo se realizó una charla sobre la política contra la discriminación en la UPR. También, según se informó a Diálogo desde la oficina de comunicaciones del recinto, la institución lleva a cabo una investigación sobre los incidentes.
“Se trata de un caso que está bajo investigación, en línea con el proceso habitual que se sigue en estas situaciones. Cuando se da un incidente de esta naturaleza y la administración adviene en conocimiento del mismo, se refiere a la Oficina de Cumplimiento de Título IX, desde donde se observa el protocolo eminentemente confidencial definido por la reglamentación universitaria”, se indicó. Sin embargo, debido a su naturaleza de estricta confidencialidad, la administración del recinto no pudo dar más información sobre el proceso de investigación que se sigue.
Aunque las aplaude, las gestiones no convencen del todo a Ramos, quien entiende que las situaciones experimentadas dan paso a poder ampliar la conversación sobre las personas LGBTQ, no solo en la Escuela de Arquitectura, sino en la profesión como tal.
“Mucha gente piensa que la arquitectura es la versión gay de la ingeniería. Se habla mucho de la mariconería del arquitecto, o la chulería del diseño. Pero la arquitectura sigue siendo una disciplina súper machista. La proporción entre hombre y mujer es súper desequilibrada y los hombres gay menos todavía”, comenta.
Para el académico, “los estudiantes están siendo educados desde una tradición macharrana, de una firma de arquitectura al estilo del modernismo del siglo 20”.
“Estos temas, que yo vengo y hablo abiertamente en el auditorio o me proyecto de cierta manera, incomodan a algunas personas. Mi postura hacia eso y lo que le dije al decanato es que yo no estoy interesado en encontrar la persona, no quiero una cacería de brujas, pero sí creo que es una oportunidad de insertar a la ciudadanía queer en la Escuela de Arquitectura porque esta gente son los profesionales que mañana van a diseñar nuestros espacios y nuestras ciudades. Que ellos no sepan que estas otras identidades son parte de la cultura y del país y diseñen espacios que no los incluyan, es un problema”, expone Ramos.
Por esta razón, el decanato de Arquitectura accedió a que el próximo lunes 11 de junio, el profesor realice la actividad denominada “Aquí” con la que esperan que la comunidad universitaria –LGBTQ o no– reflexione sobre sus experiencias con o como personas sexo género diversas.
“Diseñaremos una serie de posters para invitar a la comunidad, no solo de Arquitectura, a narrar o ilustrar las historias como gente o aliados a la comunidad LBGTQ y ponerlos en partes del edificio para convalidar la historia o contradecir lo que dice el edificio”, explica Ramos.
Y es que, según el profesor, “es importante que se riegue un mensaje de tolerancia y respeto” que trasciendan los trámites y protocolos administrativos.
“El hecho que hayan entrado a mi taller –aunque la universidad quiera o no enfrentarlo porque no hayan escrito un graffiti con la palabra ‘maricón’– no lo hace menos homofóbico. Son mensajes que los que vivimos en esta comunidad los hemos experimentado desde chiquitos”, concluye.