En 2010, se realizó la película animada española Chico y Rita de los directores Toño Errando, Javier Mariscal y Fernando Trueba. Ambientada en la Cuba anterior a la revolución y Nueva York de la misma época, este largometraje de dibujos animados narra, entre el jazz y los ritmos afrocaribeñas, una historia de amor entre dos artistas.
Chico es un solitario hombre que, en la Cuba actual, recuerda la época en la que era un joven pianista que aspiraba con ser un reconocido artista. Él y su mejor amigo, Ramón, quien compartía sus sueños queriendo ser el “manager”, vuelven a la vida, en las memorias de Chico, entre presentaciones y fiestas en la Habana pre-revolucionaria. En una de sus noches de farra, conocen a Rita, una cantante muy bella, sensual y sumamente talentosa, que capta la atención de Chico por completo, no sólo musicalmente sino sexualmente también.
Así empieza esta historia que se irá desarrollando entre las intrigas del mundo del espectáculo, los desengaños del desamor y la ilusión y la esperanza de un amor que transgrede la barrera de la distancia y el tiempo.
Los tres logros más grandes de este film son el diseño y el arte de los dibujos, su historia y, sin lugar a dudas, su música, compuesta por el reconocido pianista cubano Bebo Valdés. Estos elementos (sobre todo la música y la historia) están unidos de manera tan magistral que son los que logran mantener la magia del cuento de amor entre Chico y Rita.
Lamentablemente, no hay mayores aciertos en esta película. Primeramente, a pesar de que los dibujos son hermosos, la animación del film es torpe y lenta, hasta el punto que a veces se siente incómoda. Así pues, hay una secuencia de persecución en carros, que en vez de poseer la velocidad que una situación así requiere, es pausada y aburrida.
En segundo lugar, las caracterizaciones de los actores Eman Xor Oña y Limara Meneses (Chico y Rita, respectivamente), así como la de Mario Guerra (Ramón), a pesar de que poseen buena carga sentimental, no parecieran estar completamente sincronizadas o acorde con lo que se ve en pantalla.
El tercer problema del film es la dirección que, a pesar de tener momentos acertados, resulta en muchos momentos incongruente. Quizás se deba al hecho de tener tantos directores pero, a lo largo del film, uno no sabe en realidad si está viendo una película animada para niños o para adultos. Es decir, en la misma medida en la que vemos contenido sexual en pantalla, alusión a drogas y otros asuntos bastante serios, también hay presente chistes sumamente infantiles, como el choque de un automóvil que resulta en un estallido de todas sus piezas volando por los aires, como si de un film de Mickey Mouse se tratara.
Estos tres elementos son lo suficientemente molestos para que, a pesar de la magia lograda por sus tres aciertos, ocasionan que el espectador se sienta perdido y vagando a lo largo de imágenes sensoriales que, aunque muy hermosas, no terminan de tener la contundencia que ameritan.
Para terminar, en Chico y Rita se desvela al final un incipiente mensaje político sobre la melancolía y la nostalgia producida por la separación de los Cubanos, en torno a la revolución cubana. Este mensaje podría haber sido más poderoso de no haberse visto opacado por el mal desarrollo del film. Para cuando se nos presenta el mismo, ya se está tan desesperado con la película, que tampoco este elemento logra rescatarla.
Al final, así como el guión intenta fallidamente rescatar la historia tratando de hacerla menos triste con un último giro, tampoco hay modo de quitarle al espectador el sabor agridulce del paladar. La magia no es suficiente para ninguna de las dos cosas.
Chico y Rita tiene momentos hermosos y sensorialmente, al menos, resulta un deleite. Asimismo, tiene unos momentos excelentes que funcionan a modo de guiños divertidos y nostálgicos, para los conocedores del jazz y los ritmos afrocaribeñas de los años cuarenta y cincuenta. Lamentablemente, esto no es suficiente para convertirla en un clásico inmortal. Aún así, logró una nominación en los Oscars de 2012 como mejor película animada al lado de Kung Fu Panda 2, Puss in Boots y la ganadora Rango. De méritos no carece el film.