La apatía suele definirse como desgano, indiferencia, desinterés y hasta la falta de fuerza que decidimos los humanos con respecto a algún asunto particular.
Aunque existan estímulos, las personas tienden a no sentirse atraídos por estos, según la psicología. Por otro lado, de acuerdo con la sociología, también hay factores sociales que provocan la indiferencia.
En los pasados meses en Puerto Rico hemos observado un profundo desinterés por muchas cosas. Veamos ejemplos desde diferentes esferas sociales.
En el campo político administrativo las personas se sienten con una falta de fuerza ante los embates que causa el liderato político que, por más que las personas se muevan para realizar algo, las agencias gubernamentales se lo impiden.
El pueblo en general creyó en un liderato que prometió realizar acciones asertivas para atender la crisis social que vive la Isla, pero finalmente quedó decepcionado ante la dejadez de ese mismo liderato. Estos últimos mantienen la desidia, achacándole los problemas existentes a organismos externos como la Junta de Control Fiscal.
La inacción también es observable en las empresas y, en particular, con los que tienen contacto directo con el cliente. Un ejemplo de ello son las compañías de móviles.
Cuando una persona llega a la sucursal le preguntan “en qué podemos servirle”. Si la contestación es que acude allí por algún desperfecto o situación con el equipo, hay que sentarse a esperar. Por el contrario, cuando se contesta que es para una nueva línea o contrato, el afán conduce a quién de los asociados le toca ese “cliente”.
En el marco de las parejas es muy probable que se demuestre con la expresión “me cansé”. Una parte realiza un sinnúmero de cosas para mantener y agradar a la pareja y la otra sin tomar nota de ello. Entonces, llega el desgano y la desmotivación. La primera parte percibe u observa la poca importancia brindada por la segunda quien, al tiempo, reclama lo que no supo valorar.
El marasmo también es observable en el liderato en general: personas esperando que, quienes le depositaron la confianza para ocupar el puesto, hagan las cosas. Le llaman una nueva filosofía.
No obstante, cuando se realizan las cosas y se les pide acción, dejan dormir las ejecutorias para responder con silencio al cargo. Esta acción paraliza cualquier participación y provoca el estancamiento.
Luego de este acercamiento al concepto, proponemos que ser apático en Puerto Rico es la consecuencia de los eventos, no la causa. Por ello los sectores se aíslan. La pregunta es, para qué estar gastando energías sin reciprocidad. De qué vale mantenerse en algo que no te representa.
Mientras políticos, parejas, el servicio o las asociaciones desmotiven, aburran, creen desinterés, sean estáticos, paralicen, tedien o impongan abulia; las cosas permanecerán como están. Entonces, ¿para qué estar?
El autor es catedrático en Sociología de la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla.