A días de acabar el primer semestre de su undécimo grado, Denny A. Rodríguez Arias de 16 años, aprovecha las facilidades de su biblioteca escolar para terminar uno de sus trabajos finales. Luego del paso del huracán María, sus calificaciones se vieron afectadas, por lo que de un grupo al que llaman talentoso, terminó en el de menor rendimiento académico.
“Estaba en un grupo avanzado, pero estábamos bastante apurados y yo me atrasé”, comenta sin frustración. Para ella, estar en un grupo de menor rendimiento académico no representa nada.
En Puerto Rico, la mayoría de las escuelas intermedias y superiores dividen a los estudiantes en aulas según sus calificaciones. Es lo que se conoce como “tracking”, práctica donde también se ubican los alumnos en función a sus intereses y/o capacidades.
Una de las justificaciones para quienes ven esta práctica como una ideal, es que le permite a los estudiantes progresar de acuerdo a sus habilidades. También, creen que los estudiantes aprenden mejor cuando están agrupados con pares de similares capacidades. Para sus oponentes, el “tracking” genera que los alumnos rezagados sean estigmatizados y que los maestros hagan una diferenciación en el currículo y reduzcan sus expectativas.
Esto es lo Denny ha visto en su salón de clases, estudiantes que dan por sentado que los maestros creen que son lo peor. Para ella, la educación homogénea no cumple con su función porque “mientras tienes un grupo aprendiendo rápidamente, el otro queda atrás”.
Según Roger González Cordero, maestro de historia, “un grupo homogéneo se traduce en la actitud que tengan los estudiantes por aprender. Hay grupos que tienen menos actitud y eso se convierte en un menor rendimiento académico”.
Con el cierre de más de 250 escuelas, el Departamento de Educación se apresuró a reubicar los estudiantes, por lo que en muchas escuelas como en la que González Cordero enseña, hay aulas con más de 30 estudiantes. Esto obliga a que la dirección escolar segregue a los alumnos de acuerdo a sus calificaciones y capacidades intelectuales.
Aunque el educador cree que la educación heterogénea funcione para eliminar los estigmas que existen hacia los estudiantes rezagados, no lo ve viable en un sistema donde los salones están hacinados. Por otro lado, entiende que los alumnos rezagados dentro de la educación homogénea se sienten menos por pertenecer a un grupo de menor rango.
Con el cierre de escuelas no solo se afectaron los estudiantes, sino también los maestros. Muchos denunciaron que su reubicación había sido un atropello por parte del Departamento de Educación. Esto pudo haber tenido un efecto directo en la motivación de los maestros. Tener un maestro que no esté motivado y que reduzca las expectativas de sus estudiantes, genera un efecto negativo en la autoestima del estudiante.
González Cordero considera que “el maestro como guía y facilitador debe representar una imagen de interés cuando está dando la clase. Las actitudes del profesor influyen grandemente en el sentimiento del estudiante hacia el salón de clase”.
Para la psicóloga y profesora María Colón Scarano, el amor a la escuela, en gran parte viene de cómo la maestra transmite el mensaje. “Una maestra que transmita desinterés o sea punitiva y poco cariñosa, provoca que el estudiante esté más reacio a entrar al salón de clases y por ende, su desempeño académico se va a ver afectado y le será difícil prestar atención”.
Denny, ha visto en su salón de clases estudiantes reacios a aprender porque dicen haber escuchado de sus maestros, que son un “grupo lento y malo”. Cree que se encuentran desventajados al no sentirse motivados por parte de los maestros. González Cordero, asegura que los estudiantes ubicados en los grupos de bajo rendimiento académico no reciben la misma calidad de enseñanza que uno privilegiado.
Aunque intenta darle la misma clase a todos los grupos, las discusiones que se desarrollan dentro de la clase no son las mismas. “El grupo rezagado no tiene destrezas y no se pueden profundizar los temas.” Para él, la educación homogénea es una práctica funcional dentro del Departamento de Educación porque este casi obliga a pasar de grado a los estudiantes.
“Estar en un grupo heterogéneo significaría un reto para aquellos estudiantes que no les importa lo que se está dando en el salón de clases. Hay estudiantes que van con una buena actitud, pero otros no. El verdadero reto lo tiene el maestro y es tener que competir con las inteligencias múltiples. Tratar de que ese estudiante más rezagado se ponga a la par con los más privilegiados académicamente”.
Según Colón Scarano, la teoría de las inteligencias múltiples ayudaría en una educación heterogénea a que todo el mundo vea que en algo siempre el estudiante es bueno.
“Hay unos que son más analíticos, otros más interpersonales o creativos. En una educación heterogénea lograríamos ver que todos juntos podrían aportar algo positivo al grupo al que pertenecen”, aseguró.
Aunque a Denny no le molesta estar en un grupo de bajo rendimiento académico, como solución a esta situación recomienda que haya en el aula un balance entre estudiantes rezagados y talentosos, para que estos últimos sirvan de influencia. Más que una nota, para ella es más importante cómo se puede llegar a sentir un estudiante estigmatizado y rechazado por sus compañeros.
Sandra I. Jiménez, ayudante especial de la división de servicios al estudiante de la región educativa de Humacao, indicó que la separación académica depende de la modalidad de la escuela y mayormente se hace en las escuelas superiores que son las que tienen los grupos avanzados.
Explicó que Lo que hace la escuela es reagrupar a los estudiantes a base de las competencias que tengan y de la ejecución en las pruebas META o el promedio.
“La ventaja de tener los grupos homogéneos es que, al estudiante que domina unas destrezas, se le sigue ofreciendo un mayor nivel de complejidad. No sería justo que un estudiante que sea de un aprovechamiento académico alto, esté con estudiantes que ni siquiera cumplan con lo básico”, comentó.
“Podría ser que el estudiante de nivel avanzado pueda ayudar al otro. El interés de los grupos homogéneos es cubrir una necesidad de destrezas”, agregó.
Acerca del rechazo que puedan tener los estudiantes de menor rendimiento, dijo que por lo menos a su oficina no ha llegado ninguna situación.
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La autora es estudiante de la Universidad de Puerto Rico en Humacao. Este artículo fue realizado para el curso COMU 4125 que brindó este semestre la profesora Glorimar Velázquez.