Dark Shadows, la más reciente película del director Tim Burton, es la adaptación de la serie homónima de televisión de finales de la década de los sesentas. Este film continúa con la serie de largometrajes realizados por este cineasta, en los que sigue repitiendo la fórmula, la estética e incluso los personajes, que alguna vez lo llenaron de gloria, pero que actualmente lo están convirtiendo en uno de los directores más repetitivos y monótonos de Hollywood.
En este film, Johnny Depp, interpreta al vampiro Barnabas Collins, quien luego de haber sido maldecido por una bruja a quien no le correspondió amorosamente, pasa doscientos años enterrado y luego resurge, para ayudar en los negocios a su decaída familia, mientras elude los ataques de la bruja quien también sigue con vida y enamorado de él.
Hubo una época en la que el nombre de Burton era suficiente presagio de que una película sería genial. Este visionario director tiene en su filmografía títulos magníficos como Beetlejuice, Edward Scissorhands, Pee-Wee’s Big Adventure, Batman, Batman Returns, Ed Wood y Big Fish. Pero lamentablemente, desde hace casi 10 años, su carrera ha consistido en una lista de desaciertos y decepciones, una tras otra.
El problema básico que pareciera tener Burton es que se ha creído el cuento de que sus películas son grandiosas, por lo que ahora sólo se dedica a hacer películas “de Tim Burton”. Es decir, sus últimas cinco películas no han sido más que un desastroso intento de repetir la fórmula que le han dado tanto éxito, sin poder acercarse siquiera a aquellos filmes que lo recompensaron con el reconocimiento del que goza actualmente.
Es así como toda su estética, su narrativa, su dirección, el humor e incluso la construcción de sus personajes, se repite una y otra vez en Charlie and the Chocolate Factory, The Corpse Bride, Sweeney Todd, Alice in Wonderland y ahora, Dark Shadows.
Incluso el personaje interpretado por Johnny Depp es nuevamente idéntico al anterior. Con alguno que otro cambio en el maquillaje y la personalidad, muy en el fondo, vemos a Depp hacer los mismos gestos con la misma apariencia.
Ahora bien, el que Tim Burton se redunde no sería problema si la película fuese, en efecto, buena. Muchos directores tienen estilos que se repiten en su obra. Hay muchos elementos comunes en la filmografía de Almodóvar, de Christopher Nolan o de Woody Allen, por citar tres ejemplos. El problema es que Dark Shadows resulta insufrible de principio a fin, ya que en resumen no es más que una esquizofrenia cinematográfica fuera de control.
En el film, junto al de Depp, vemos desperdiciados los talentos de Michelle Pfeiffer, Helena Bonham Carter (otra cara recurrente en las películas de Tim Burton), Jackie Earle Haley, Jonny Lee Miller y Chloë Grace Moretz (tristemente desaprovechada). La única que brilla en escena, sin importar lo terrible que sea el film es Eva Green, quien interpreta magníficamente a la bruja y con su carisma y talento, la convierten en el único respiro de aire fresco.
El mayor problema de Dark Shadows es la gran cantidad de eventos y situaciones que se entremezclan, convirtiendo la trama en un esquizoide carnaval de atrocidades. Tenemos la relación entre el vampiro y la bruja, la relación entre el vampiro y el siglo XX, la relación entre el vampiro y la joven niñera del pequeño Collins, quien es idéntica a la mujer que amaba Barnabas hace 200 años; la relación entre el vampiro y su familia, la relación entre la familia Collins y el imperio económico de la bruja, la relación entre el vampiro y la doctora que cuida la salud del pequeño Collins, la relación entre los Collins y el pueblo, la relación entre la joven Caroline Stoddard (Moretz) y su familia. Todas estas cosas ocurren al mismo tiempo, por lo que ninguna tiene el peso que merece.
Por si fuese poco, al final del film, la historia pierde total coherencia y control, generando un desenlace nefasto e hiperventilado en el que aparecen, además del vampiro y la bruja: fantasmas, hombres lobos, estatuas que cobran vida, pinturas que se mueven mientras lloran sangre y un sin fin de elementos que resultan un cuadro barroco, sobrecargado e insoportable.
Para terminar de dañar el film, la trama se resuelve por medio de tres deus ex machinas. Este término se usa para catalogar a la persona o eventualidad que, dentro de un texto, resuelve de modo inesperado y, por lo común, inverosímil una situación difícil o que ha llegado a un punto muerto. Cualquier evento cuya causa viene impuesta por necesidades del propio guión, a fin de que mantenga lo que se espera de él desde un punto de vista del interés, comercial, estético o de cualquier otro factor, incurriendo en una falta de coherencia interna.
Lamentablemente, los que cada vez que Tim Burton estrena una nueva película esperamos con ansias el retorno del Burton de las décadas de los ochentas y noventas, nos volvemos a quedar con las ganas de que este director se reivindique y deje de repetirse, centrándose en la forma, olvidando por completo el contenido.