Por: Ídem Osorio De Jesús
En su primer año de suscrito, el histórico acuerdo entre el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y los Laboratorios Nacionales Sandia, ha logrado madurar y robustecer la relación de más de dos décadas de ambas entidades. Precisamente, la sólida alianza colaborativa fue reconocida por el Federal Laboratory Consortium for Technology Transfer con el premio 2020 FLC Mid Continent Region, en el área de seguridad y energía sustentable.
Este es solo uno de los más recientes logros que obtienen en conjunto, ya que en diciembre de 2019 firmaron oficialmente un pacto de investigación y desarrollo, conocido como CRADA (Cooperative Research and Development Agreement). Sandia, uno de los laboratorios de vanguardia del Departamento de Energía (DE) de los Estados Unidos y el recinto mayagüezano de la UPR persiguen el objetivo de reforzar la resiliencia energética, con el potencial de llevar electricidad más confiable a comunidades remotas, así como la reciente tecnología de redes eléctricas a las zonas rurales de Puerto Rico, y otras regiones tropicales del mundo.
Dos de los principales colaboradores de la gesta en el RUM son los doctores Erick E. Aponte Bezares y Eduardo I. Ortiz Rivera, ambos catedráticos del Departamento de Ingeniería Eléctrica y de Computadoras (INEL), quienes relataron a Prensa RUM, cómo ha sido la experiencia, desde su trasfondo histórico hasta la etapa actual y próximos pasos, así como el significado del reciente honor que les confirió el consorcio federal de laboratorios.
“Es la primera vez que cualquier institución en Puerto Rico ha logrado tal distinción, lo cual es un honor. Incluso para Sandia National Laboratories no solamente representa ganar un premio, sino también validar la razón por la cual nuestra Universidad es un socio ideal para ellos. Recordemos que la mayoría de las aliadas a los laboratorios nacionales son universidades ya establecidas con programas doctorales de muchísimos años, como Stanford y Berkeley, entre otras. El hecho de que el RUM, teniendo programas jóvenes en investigación, esté alcanzando esto es bien grande porque implica la excelencia y trascendencia del trabajo que estamos haciendo, especialmente en el área de sistemas de energía renovable y sistemas de potencia electrónicos, donde nos distinguimos”, expuso el doctor Ortiz Rivera.
El Federal Laboratory Consortium, adscrito al DE y el Congreso de Estados Unidos, es una red que agrupa a más de 300 laboratorios nacionales, agencias, y centros investigativos. Los premios que concede están clasificados como los más altos honores que reciben estas entidades especializadas por sus contribuciones sobresalientes en la transferencia de tecnología.
Por su parte, el doctor Aponte Bezares abundó que esa relación con Sandia ha cimentado sus raíces a través de una cooperación mutua y participación activa por los pasados años entre docentes y estudiantes colegiales con esa dependencia, incluso de exalumnos que han sido contratados para formar parte de la plantilla laboral de los laboratorios.
“El acuerdo se sometió para recibir un premio y gracias a Dios lo obtuvimos. La alianza con Sandia ha sido en general una situación ganadora que nos otorga prestigio a la UPR en Mayagüez. Además, demuestra ante el Departamento de Energía de Estados Unidos, la calidad de investigación que hacemos y los proyectos que realizamos de calibre mundial. Igualmente, a nosotros como profesores nos ayuda a que seamos reconocidos a nivel local e internacional, donde se exponen nuestros nombres y llevamos en alto el nombre del Colegio y del país”, apuntó.
Según explicaron, a manera de trasfondo, el CRADA se formalizó en parte gracias al proyecto precursor CIESESE, un consorcio de varias entidades que culminó el pasado agosto de 2020 y se renovó con una dádiva por cinco años adicionales, bajo el nombre de Consortium of Hybrid Resilient Energy Systems (CHRES). Este es dirigido por el doctor Ortiz Rivera en el RUM, e integra a: Sandia National Laboratory, National Energy Technology Laboratory, Lawrence Livermore National Laboratory; la Universidad de Texas, El Paso; la Universidad de Nuevo México; y el Sistema Ana G. Méndez, líder del consorcio.
“Como parte de esa iniciativa, el doctor Ortiz Rivera empezó a enviar estudiantes a internados de verano en el programa Summer Faculty Internships en Sandia y eso comenzó a desarrollar esta parte de la relación. Yo los acompañé en dos ocasiones, como representante docente, en 2018 y 2019, y de esa interacción directa de alumnos y profesores trabajando con ellos en el laboratorio, surgieron oportunidades de tener acuerdos contractuales formales”, explicó el doctor Aponte Bezares.
El CRADA entre el RUM y Sandia, se titula Safe and Secure Energy and Environment for Resiliency and Reliability (SER)2. A la gesta también pertenece el doctor Efraín O’Neill, catedrático de INEL, quien estuvo destacado en una sabática como investigador en el laboratorio, ubicado en Albuquerque, Nuevo México, como representante de Sandia. Los doctores Ortiz Rivera y Aponte Bezares lideran el esfuerzo en el RUM y son responsables de la planificación estratégica de los objetivos y hacia dónde se encaminan.
“El paso inicial fue un análisis de literatura sobre los temas de resiliencia y confiabilidad aplicados a sistemas eléctricos como el de Puerto Rico, ya que tiene unas propiedades que se diferencian de los de Estados Unidos, en específico que estamos aislados de otros sistemas mayores. En la segunda parte, identificamos y evaluamos barreras o falta de datos que existen entre el conocimiento actual y los retos que existen en este tipo de sistemas. Siempre miramos aplicabilidad a otras regiones tropicales, u otros sistemas pequeños que tengan una configuración parecida a la local. La tercera tarea es desarrollar recomendaciones y áreas de investigación estratégicas que podemos utilizar entre las dos instituciones. Finalmente, los reportes pasan por todos los procesos de revisión necesarios y Sandia publica el informe final y hacia dónde debe ir esa colaboración en el contexto de los sistemas tropicales, aislados, remotos que son las áreas en las que nosotros tenemos ese expertise”, repasó el doctor Aponte Bezares.
Según detalló el investigador, el acuerdo CRADA contiene un componente conocido como Project Task Statement (PTS), bajo el que se está desarrollando un documento para establecer las oportunidades de colaboración conjunta favorables. Asimismo, una segunda línea de acuerdos contractuales con Sandia es la que corresponde a un Contract for Purchase Agreement (CPA) que también agrupa varias iniciativas activas. Este establece que cada parte contractual debe identificar los fondos para sufragar su participación en la colaboración.
“En la estructura del PTS que cae bajo el CRADA, Sandia aportó un personal que colabora con nosotros y el Colegio también contribuyó con unos recursos para afinar la dirección en la que vamos a trabajar. Los acuerdos que son bajo el CPA, son más parecidos a la interacción que tenemos con agencias que ofrecen dádivas. Lo que ocurre es que los laboratorios nacionales tiene unos proyectos con fondos ya asignados que necesitan recursos adicionales, por ejemplo, que completen alguna parte de la investigación. Esos fondos vienen directamente de Sandia hacia el Recinto. Ellos identifican las necesidades y nosotros redactamos una propuesta a base de eso”, precisó Aponte Bezares, al tiempo que agregó que bajo esa categoría ya hay una lista de proyectos concretos.
De acuerdo con los catedráticos, el fortalecimiento entre la relación del RUM y Sandia, que se ha acrecentado con la firma del histórico acuerdo, traerá muchos beneficios para el Colegio, oportunamente.
“Uno de los aspectos positivos de estas colaboraciones es que nos han servido para que otros laboratorios nacionales estén mirando a la UPR en Mayagüez como una verdadera opción para formar alianzas en investigación relacionadas con estos temas de energía. Otras entidades están interesadas en conocer sobre nuestro programa en sistemas de potencia, de electrónica de potencias y energías renovables para auscultar posibles acuerdos. El CRADA nos expande esas oportunidades, ya que nos ven como potenciales colaboradores y saben del calibre de nuestros estudiantes y profesores”, resaltó el doctor Ortiz Rivera.
Los catedráticos destacaron que han tenido que modificar el formato de las actividades que realizan en conjunto con su socio Sandia, ya que la pandemia cambió el paradigma a uno mayormente virtual. No obstante, los trabajos han continuado su marcha y algunos se han extendido o están pospuestos hasta que se puedan retomar.
“Ha sido complicado, pero estamos dispuestos a buscar el reto, sobrepasarlo y tener las soluciones; es parte del orgullo colegial”, puntualizó Ortiz Rivera.