Abraham Lincoln Vampire Hunter es uno de esos proyectos que, con tan sólo el título ya uno empieza a hacerse una idea de lo que debe esperar al ver la película. Cuando nos enteramos del argumento, la idea que nos hemos hecho no hace más que reforzarse. Este film, como es de esperarse, es un disparate. Pero es un disparate muy bien hecho.
En esta película, se plantea una historia ficticia en torno a la figura de quien fuera el decimosexto presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln. Según este cuento (basado en la novela homónima de Seth Grahame-Smith), el presidente quien fuera conocido como quien abolió la esclavitud, tuvo un oficio secreto durante toda su vida: matar vampiros.
Los vampiros, según esta versión, son unos seres inmortales que han mantenido la esclavitud en la historia de la humanidad por milenios. En esta mitología pueden caminar bajo la luz del sol (al igual que Drácula de Bram Stoker), poseen fuerza y velocidad sobre humana y son criaturas terribles y malignas.
Abraham, quien quedó huérfano de madre a temprana edad gracias a una de estas criaturas (en la vida real del presidente Lincoln, su madre murió cuando el tenía 9 años, por una enfermedad producida por ingerir leche envenenada), se entrena para darle cacería a los vampiros.
El film, dirigido por Timur Bekmambetov (Wanted), escrito por el mismo Grahame-Smith y producida por Tim Burton, es impecable desde el punto de vista cinematográfico. La dirección de arte es preciosa (se nota a leguas la mano de Burton en la producción) y la fotografía de Caleb Deschanel es genial. La música del talentoso compositor Henry Jackman (Kick Ass, XMen First Class, Puss in Boots) vuelve a resultar sumamente adecuada y magnífica.
Las secuencias de acción de la película son muy emocionantes. Por su parte, la actuación de Benjamin Walker como Abraham es genial y fresca (además de que el parecido con los retratos con el presidente es sorprendente). Dominic Cooper interpreta bastante bien a Henry Sturgess, el mentor de Lincoln y Rufus Sewell hace un villano muy convincente como siempre. La hermosa Mary Elizabeth Winstead cumple con el papel de Mary Todd, la esposa del presidente.
Lincoln, casi un súper héroe
Con esta película uno debe apagar cualquier sentido de realidad, y digo, no sé hasta qué punto, uno va al cine a ver un film llamado Abraham Lincoln Vampire Hunter, esperando ver algo realista, pero esta vez la cosa llega a niveles increíbles. Abraham, sin ser un vampiro, también tiene una agilidad y una fuerza sobrenatural. Es capaz de destruir un árbol de un hachazo o correr de lomo en lomo sobre una estampida de caballos. En este sentido, este mortal, que no es más que un simple humano, es casi un súper héroe.
Ahora bien, si obviamos el hecho de que Lincoln es capaz de hacer todas estas cosas (quizás porque el ser presidente de los Estados Unidos te hace "capaz de hacer estas cosas”), el cazador de vampiros desempeña un papel convincente durante el film. Asimismo, sus antagonistas, son representados de un modo bastante interesante en la gran pantalla.
Vampiros redimidos en la gran pantalla
En estos días en los que los vampiros están de moda, son muchas las historias que cuentan con esta figura legendaria como ente principal. Es así como cada una tiene su propia mitología al respecto. Poco a poco, el mito tradicional va mutando y aparecen nuevas versiones. Últimamente, la figura vampírica se ha visto distorsionada en relación a los mitos tradicionales con la fama que han tenido recientes historias, como Dark Shadows (del mismo Tim Burton), True Blood, The Vampire Diaries, Underworld, Cirque du freak: the vampire's assistant o la saga Twilight, en la que el ente maldito, más que ser un monstruo, es un ser que brilla bajo el sol y sostiene una relación romántica adolescente, en la que sus dilemas más grandes son el sexo prematrimonial y el aborto.
Pero los monstruos de Abraham Lincoln Vampire Hunter son fieles a la representación tradicional de las leyendas vampíricas. Estas viciosas criaturas son malvadas y no tienen ningún interés en el mundo humano, más que considerarnos alimento y por lo tanto, inferiores. Aun cuando para algunos, será extraño verlos caminando en plena luz del sol, no todas las leyendas de vampiros los hacen vulnerables a la exposición de la energía de este astro. Drácula, por ejemplo, uno de los más famosos personajes vampíricos, podía caminar perfectamente de día.
Cómo film que trata de un cazador de monstruos sobrenaturales, Abraham Lincoln Vampire Hunter funciona y, sobre todo, divierte. Ahí donde películas anteriores han fallado, esta ha logrado surgir exitosa.
Quizás el único detalle que ha molestado a algunos de sus espectadores es el tono tan serio con el que los realizadores del film han aplicado su tratamiento. Es posible que Grahame-Smith, Bekmambetov y Burton se hayan tomado más seriamente esta historia de lo que la audiencia lo hará, tras un título como el que posee. Es posible que un poco más de humor y sátira hubiese calzado a la perfección. La cosa es que el incluir estos elementos iría en contraposición al discurso político detrás de todo el montaje de la cacería de vampiros, por parte del que es recordado como “abolicionista de la esclavitud en los Estados Unidos”.
El empalague ideológico detrás de la cacería
El punto quizás más tedioso del film es la ideología que encierra entre líneas. Abraham Lincoln es el presidente de los Estados Unidos y debe luchar contra el mal que representan estos vampiros, quienes defienden la costumbre de la esclavitud, venida de Europa desde tiempos inmemorables. Personalmente, opino que este es el punto más débil del film y no porque esté mal ejecutado. Al contrario, toda la semiótica y la simbología en la película está correctamente ejecutada en dirección de esta ideología. En este sentido, el manejo de la metáfora es impecable y magistral. El problema es que este discurso está tan dicho y expuesto que no puede evitar ser un lugar común inmenso. El cliché ideológico empalaga.
Además, quienes conocen la historia desde un punto de vista más crítico que ideológico, afirman que Lincoln no abolió la esclavitud por un sentimiento altruista, sino como un paso necesario para la instauración del sistema socio-económico capitalista e industrialista. Mientras la clase alta tuviera mano de obra gratuita con la esclavitud, no pensarían en comprar maquinaria para aminorar gastos en pago a los trabajadores.
Visto así, el cuento de que Lincoln quería acabar con la esclavitud de los vampiros porque “mientras haya un solo hombre que no sea libre, ninguno será libre”, se convierte en la disociación más grande de la realidad.
Sin embargo, esto no le quita al film calidad en su ejecución. Si uno sabe como volverse inmune al mensaje, puede todavía disfrutar de la película. Por ejemplo, el film The Dark Knight de Christopher Nolan es una apología de la política exterior de George W. Bush y su lucha contra el terrorismo. Por más que no esté de acuerdo con este discurso, el film está tan bien hecho que puedo apreciarlo sin importar su mensaje.
Abraham Lincoln Vampire Hunter no es una obra maestra y dista mucho de serlo, pero entretiene, divierte y es emocionante. A veces, uno va al cine para pasar 105 minutos fuera de nuestra realidad y este film es perfecto para esto.