Pixares una de esas casas productoras que sufren de haber hecho películas tan maravillosas, que es inevitable que toda nueva obra que hagan sea comparada con las anteriores. Sus conmemorados éxitos como Toy Story, Finding Nemo, Monsters Inc., Up y Wall-E entre otras, cuentan con una fanaticada siempre ávida de nuevos títulos que añadir a su lista de favoritos.
Ahora, por primera vez, Pixar estrena una película con una princesa: Brave. Como parte de la tradición de Disney (quien es dueña de Pixar desde el 2006), este es un film que nos narra la típica historia de hadas, de una princesa que debe luchar por superar los obstáculos de su vida. Esta princesa es Mérida, hija del rey de los clanes de Escocia, quien contrario a los planes de su madre, tiene más interés por su arco y sus flechas que por los quehaceres tradicionales de una princesa.
Llega el día en el que Mérida debe casarse con uno de los primogénitos de los otros tres clanes, pero ella decide con la ayuda de un terrible hechizo de una bruja, intentar evitar esto a toda costa. Lamentablemente esto le traerá un gran peligro a ella, su familia y todo el reino.
La dirección de arte, la animación, la música y todo lo relacionado a los aspectos técnicos de Brave, son tan impecables como siempre lo han sido en los filmes de Pixar. Aun así, la película tiene detalles que impiden que se coloque a la par de sus predecesoras.
Ciertamente, el principal problema de Brave es que es más una película perteneciente a la lista de “princesas” de Disney (Snow White, Cinderella, Sleeping Beauty, Pocahontas, Mulan, Tangled, etc) que a la lista de éxitos de Pixar. En este sentido, los fanáticos de la gran campeona de las películas animadas se verán defraudados. Más aun, carece de la originalidad y la narrativa no convencional de las predecesoras de esta casa productora.
Además, otro problema del film es que la trama es predecible, llena de lugares comunes y clichés, formularia y parecida a todas las historias de princesas de Disney. Incluso, el recurso de convertir a un personaje en oso para dar una lección a varios (sí, alguien es convertido en oso en Brave), ya se había utilizado en la terrible película animada de Disney Brother Bear de 2003.
Pero, si vemos a Mérida dentro de la lista de princesas de Disney y no como otro film de Pixar, hay un gran elemento en esta historia que marca un hito en el desarrollo de la figura femenina dentro de la cinematografía de estas tan populares heroínas. Brave se convierte en el zénit de la liberación femenina ante el yugo patriarcal de nuestra sociedad, en lo que a las princesas de Disney se refiere.
Si analizamos un poco el historial de las princesas, todo comienza con Snow White, quien es una perfecta y hacendosa ama de casa. Debía ser protegida por los enanos, buscada por el príncipe, etc., mientras ella se encargaba de limpiar, barrer y ser hermosa. Caso parecido es el de Cinderella, quien no se quejaba tanto por limpiar y hacer las labores domésticas, sino porque no la dejaran ir al baile a conocer a su futuro esposo.
Pero con el tiempo, la figura femenina ha ido cambiando poco a poco. Con Ariel (The Little Mermaid), vemos a una chica que quería más libertad, conocer nuevos mundos y al final decide casarse con alguien fuera de su cotidianidad. Bella (The Beauty and the Beast) era una intelectual, ávida lectora que añoraba aventuras llenas de magia, quien se enamoró del príncipe por su forma de ser, en vez del fanfarrón Gastón, por más buen cuerpo que tuviera.
Así llegaron personajes como Pocahontas y Mulán (ambas guerreras, valientes y con mucho espíritu), hasta llegar a Tiana (The Princess and the Frog) (quien es decidida y emprendedora) y Rapunzel (Tangled) quien busca independizarse de su sobreprotectora madre para alcanzar sus propias metas.
Sin embargo, Brave lleva la reconstrucción de la princesa de Disney un paso más allá. Mérida es la primera que no desea casarse. En este mundo las mujeres han conseguido ser las que mandan. Los cuatro clanes de este reino escocés están gobernados por hombres (que por sus costumbres acertadamente no llevan pantalones sino faldas), pero estos hombres a su vez, no hacen más que obedecer a sus damas. Son la reina Elinor y su hija Mérida quienes tienen la voz campante en todo el film.
Mérida decide llevar la revolución femenina más allá. A ella no le basta con lo que sus predecesores ya han obtenido (tanto en la realidad del film como las princesas de Disney anteriores a ella). Ser la que manda no le es suficiente. Ella quiere valerse por sí misma. Sabe defenderse con su arco y dispara mejor que cualquier hombre. Cabalga como una guerrera y no necesita de esposo o príncipe que la sostenga. De hecho, los hombres de la película jamás consiguen hacer algo. Todas los grandes acontecimientos del film son protagonizados por Mérida, Elinor o la bruja. Es el género femenino el “valiente”.
Es posible que Brave no tenga méritos en cuanto a originalidad, historia y/o ejecución para ser recordada al lado de las anteriores películas de Pixar, pero definitivamente, será un precedente en la lista de princesas de Disney, que continúan avanzando a la par de la gesta feminista. Esta es razón suficiente para considerarla una gran película.
Ah, y como valor agregado, el film viene acompañado por un cortometraje al principio (como ya es tradición de Pixar). En este caso, es el cortometraje La Luna, el cual fue nominado a Mejor Cortometraje Animado en los premios Oscar de este año, y verdaderamente es maravilloso. Es una joya cinematográfica con una magia comparable a la de clásicos de la literatura como El Principito. Definitivamente, otra razón más para ver Brave.