Por: Dra. Edna Pacheco Acosta- Dra. Yiselly M. Vázquez Guzmán
El 8 de marzo, día internacional de las mujeres, es un llamado a la acción para combatir las inequidades de género, abrir espacios de diálogo y reclamo por igualdad para todas las mujeres y las niñas.
Esta conmemoración, más que celebrar el hecho de ser mujeres, pretende reclamar un espacio en la conversación pública para hacernos conscientes del camino por recorrer para lograr la verdadera equidad para todas.
Existen limitaciones de acceso a servicios de salud, educación y empleo por razón de género. Además, las mujeres están más expuestas a situaciones de violencia de género, mayor prevalencia de enfermedades crónicas, mayor carga por cuidados no remunerados, menor paga por igual trabajo y menor representación en espacios de poder.
Actualmente la violencia de género es uno de los problemas que más afecta a las mujeres y las niñas. En el mundo, una de cada tres mujeres vive situaciones de violencia doméstica, agresión sexual, hostigamiento o acoso. En Puerto Rico, alrededor del 80% del total de las querellas por violencia doméstica son presentadas por mujeres. Esta situación se ha complicado a causa de la pandemia, donde las medidas de distanciamiento impuestas para prevenir el contagio con COVID-19 han aumentado la violencia de género. Las tensiones generadas por la violencia elevan el riesgo a enfermedades.
Entre las mujeres, es más común la depresión, la diabetes, el cáncer, el asma y la obesidad. La llamada doble (o triple jornada) reduce el tiempo disponible para actividades de descanso, ocio o actividad física, lo que a su vez aumenta los niveles de estrés. Menos del 30% de las mujeres en Puerto Rico realiza al menos 150 minutos de actividad física a la semana, cantidad necesaria para mantener el corazón saludable.
Por otro lado, se espera que las mujeres asuman otros roles, además de las responsabilidades profesionales. Estos roles imponen sobre las mujeres las tareas del hogar, del cuidado de familiares, como niños y adultos mayores. Esta situación aumenta la carga física, emocional y económica.
En Puerto Rico, el 70% de los hogares que tienen mujeres como jefas de familia con hijos menores de 18 años, viven bajo el nivel de pobreza. Los ajustes por la pandemia han aumentado esta carga, por la reducción de acceso a algunos trabajos, la educación en el hogar y el trabajo a distancia.
Aunque han habido cambios hacia la lucha por la equidad, aún las mujeres están menos representadas en posiciones de poder. En el mundo, solo 20 de 195 países tienen a una mujer como líder de gobierno.
Además, a nivel internacional, las mujeres representan menos del 25% de los cuerpos legislativos. En Puerto Rico, por primera vez en la historia, las mujeres ocupan 14 de los 27 escaños del Senado, más no en la Cámara de Representantes, donde 10 de 51 sillas están ocupadas por mujeres.
La poca representatividad en algunos espacios se ve aun más marcada al comparar la remuneración económica. Datos del Instituto para la Investigación de Políticas sobre las Mujeres, señalan que por cada dólar que gana un hombre, las mujeres ganan $0.79. Este es un factor que aumenta la inequidad entre las personas y expone a las mujeres a la pobreza, la violencia y complicaciones de salud.
Son urgentes cambios concretos por la equidad y la justicia para las mujeres. Reaprender los roles de género tradicionales, garantizar la participación de las mujeres en espacios de toma de decisiones y reconocer las necesidades particulares de las mujeres, dará paso a la trasformación social necesaria para validar los derechos de las mujeres, como derechos humanos.
La Dra. Edna Pacheco es la directora del Centro Mujer y Salud del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), mientras Yiselly M. Vázquez Guzmán, es la directora asociada.