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El cine de horror moderno nunca se ha encontrado en peores condiciones. En general esto es lo que se presenta hoy día en nuestras salas: “remakes” de filmes de horror asiático (“One Missed Call”, “Mirrors”); películas homenajeando clásicos del horror como “Evil Dead” (“Dead Snow”); películas realistas de tortura violenta y explícita (todas las “Saw”después de la primera, “Captivity”); o simples películas que sirven de relleno en el año y siguen el mismo esquema explotado (“The Stepfather”, “Sorority Row”). La mayoría de éstas no son meramente malas, son innecesarias. Estos filmes son la pura evidencia de que la imaginación y la originalidad han desvanecido de las mentes “creativas” de hoy. Aunque, recientemente han habido ciertos avances. Ejemplo de esto es el increíble filme de Sam Raimi “Drag Me To Hell”, que regresó a las raíces del horror para hacer un filme gracioso y horripilante. Lo mismo hizo Tomas Alfredson con el filme de vampiros “Let The Right One In”, un filme que demostró que la sutileza es mucho más efectiva que la explotación. Entre estos filmes, otros directores también han manejado hacer obras que impresionan y prometen un mejor futuro para el horror. Este año, junto a “Drag Me To Hell”, ha llegado el sueño de los fanáticos del horror. Un filme que al igual que lo que hizo Sam Raimi más temprano en el año, tomó su inspiración no de efectos especiales y de historias usadas, sino de lo más fundamental del horror: el miedo. No solo el miedo, sino el miedo de lo desconocido, de lo que no se entiende o se ve. Raimi se fue por un lado más explícito, pero en el nuevo filme “Paranormal Activity”, el director Oren Peli lleva el minimalismo y la sencillez a su máximo nivel. Y los resultados son tan impresionantes que se puede considerar que este filme es nuestro nuevo “Blair Witch Project”. Diez años después de “Blair Witch Project”, “Paranormal Activity” llega tomando como partida la estética de este clásico filme del horror. Mucho se puede comparar entre ambas películas: ambas son producciones independientes hechas con poco dinero; han recaudado mucho más dinero de lo que costaron gracias a su mercadeo; utilizan el mismo acercamiento de hacer creer que lo que se está viendo ocurrió de verdad; y ambas son grabadas estilo documental en cámaras digitales. Pero lo más importante que comparten es que ambas dan miedo de verdad. No sustos o brincos, sino horror. ¿Cuál es más efectiva? Eso lo decide el público, el cual ha ayudado a que “Paranormal Activity” sobrepase la cantidad de dinero recaudado de “Blair Witch”.
“Paranormal Activity” cuenta la historia de Katie y Micah, una pareja viviendo junta que decide grabar los acontecimientos extraños que están ocurriendo en su hogar. Se revela luego que Katie ha sido aterrorizada a menor escala por un demonio desde sus 8 años, pero por alguna extraña razón, las cosas han empeorado recientemente. Los actores hacen de ellos mismos como si fuesen una pareja verdadera, pero obviamente todo esto es una construcción, lo cual no le quita el efecto a la película. Habrá gente que prefiere la llamada “cuarta pared’ para suspender la credibilidad e irse con la fantasía para ser asustada, pero otra gente no puede lidiar con algo que parece ser tan real e incómodo. Por esto la estructura narrativa y la ambientación del filme es tan impactante. El filme muestra pedazos de la vida de la pareja desde que el hombre compra la cámara. Poco a poco se empiezan a sentir cosas ocurriendo no en la casa entera, sino en el cuarto donde ellos duermen juntos. A la vez que el filme revela su estructura, el público ya está en tensión. La historia progresa mostrando un poco de la pareja por el día hablando y debatiendo sobre lo que está ocurriendo y luego llegan las noches, donde lo más extremo toma lugar. En las primeras noches, a una hora específica, se escuchan cosas pequeñas y movimientos leves que la cámara captura. Mientras los días progresan, la situación empeora y lo que se ve y se escucha comienza a tornarse demasiado incómodo. Cada vez que la cámara llega al dormitorio, de noche y a la hora especificada, la frustración y tensión es tan pronunciada que aunque no ocurra nada, uno siente el miedo, porque se sabe que en algún momento algo va a pasar. ¿Qué va a pasar? Eso es lo que uno quiere saber y lo que el filme quiere mostrarte. Es todo un juego con la paciencia y la anticipación del público. Y al igual que “Blair Witch”, utiliza imágenes simples, sutiles y minimalistas fundamentadas en lo más básico del horror. Es lo que se llama “old school horror”, donde los ruidos y los pasos de algo que no se ve causan que uno se inquiete y permiten que la imaginación corra a su mejor velocidad. Esta película debe ser vista en cine, con el sonido en su lugar y la gente gritando alrededor de toda la sala. No se puede decir mucho más porque se restaría mucha de la sorpresa, y por lo tanto el horror, del filme. Lo desconocido es lo que predomina en el filme, un demonio invisible que está presente en los pensamientos de uno hasta cuando las conversaciones de día están ocurriendo, porque se sabe que la noche eventualmente vendrá. Y no sólo ahí se queda el demonio, sino que también se queda impreso en la mente mucho después de que la película ha terminado. Es en este momento donde el filme revela sus intenciones, cuando uno se acuesta a dormir y no puede cerrar los ojos porque un ruido afuera solo está nutriendo el miedo con el que uno llegó a su hogar. Varios directores han logrado hacer esto, pero este año le damos las gracias a Sam Raimi por hacer un filme de horror efectivo con poco dinero, y a Oren Peli por hacer uno más efectivo con menos dinero.