Directamente desde Lambeth, Inglaterra, la banda Palma Violets ha sido parte de una infancia acelerada causando mucha atención en la escena independiente; desde ser autores de la canción del año según la revista NME en diciembre hasta el lanzamiento de su primer disco esta semana.
La banda se ha mantenido tocando en locales claustrofóbicos con un público apiñado hasta que finalmente le dan la bienvenida al mundo con el sonido agresivo del rock de garaje y las vibras de verano en “180”. Palma Violets no se agarra en ningún sentido a la frase “debut y despedida”.
El disco “180", nombrado en honor al estudio de grabación en el que trabajaron, abre con la energía que ha cuidado la fama de la banda, “Best of Friends”. El primer sencillo del grupo toma la bandera de las ondas que ofrecerán en el resto de la producción discográfica.
La batería de Will Doyle y la guitarra de Sam Fryer explotan en la canción de la misma forma que Palma Violets explosionó en el foco del ojo público. En esta introducción ofrecen un tipo de contradicción en su letra en comparación con el resto del disco (y el resto de canciones de amor en la industria) con la voz de Fryer cantando de sólo ser amigos, no novios.
Mientras, en la grabación que le sigue (“Step Up For The Cool Cats”) nos canta que una chica “lo tiene bailando en el sol”.
“Para mí y la banda se trata de sentimiento”, comentó el bajista Chili Jesson en una entrevista a The Oxford Student.
“Si escribimos una canción y no se siente bien para nosotros hasta ahí llega, la descartamos”, dijo Jesson.
Chili Jesson y Sam Fryar (loudencore.blogspot.com)
El rock pasivo-agresivo que ofrecen Palma Violets es acompañado con el teclado caricaturesco de Pete Mayhew, que al mezclarlo con la guitarra divertida de Fryer ingenian un sonido bordando en el “surf rock” que tocan bandas como The Drums y Best Coast.
Al intermedio del disco se puede escuchar esto con las oscilaciones relajadas de “Last of the Summer Wine” que dan ganas de acostarse en la arena caliente y disfrutar del vaivén de las olas. Todo esto se nos presenta como preámbulo a la pegajosa “Tom the Drum” que despierta al oyente con unos tambores acelerados que parecen haber salido de alguna interpretación de “Hitchin’ a Ride” de Green Day.
Mientras que son la música de fondo de las vacaciones de verano, los chicos escribieron canciones tituladas, al parecer, en honor a la picadera que satisface el hambre de la banda.
Canciones como “Chicken Dippers” y “Johnny Bagga’ Donuts” contienen títulos para chuparse los dedos mientras que las letras nos reflejan historias de un amor incondicional. Son momentos en donde te preguntaras: “¿Hasta que punto llega el amor de uno a la comida?”. Los “Chicken Dippers” hacen sentir a Palma Violets como si fueran los únicos en el mundo.
No obstante, al final del disco el cuarteto cambia todo chiste y aperitivo por baladas reconfortantes como “Three Stars” y “14”, que te aseguran que ellos andan en el lado serio de la música y que no todo es diversión y juego.
Bajo el techo de su casa disquera, Rough Trade Reecords, que han criado a actos como The Strokes, The Libertines y The Smiths, Palma Violets está en buenas manos. El canturreo estilo Elvis de Fryar será un sonido perfecto para que la banda se monte en la guagua del indie rock que no para y “180” es un debut perfectamente cómodo para que reúnan toda la fanaticada que necesitan para crecer como se debe.
Al final de esta colección de cuentos de vida en la adolescencia, ondas del “surf rock” e historias de amor suburbanas, Fryar nos promete una canción completamente nueva poniéndonos a orillas de nuestras sillas para ver lo próximo que nos ofrecerá Palma Violets.