El aumento en los precios de los alimentos, que ha generado en una crisis mundial con efecto inmediato sobre los países más pobres, no tendría una solución rápida, según un informe publicado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Desde París, ejecutivos de ambas organizaciones dieron a conocer el documento que sostiene que los precios de los alimentos seguirán elevados durante la próxima década, aunque los récords no perduren. Se calcula que productos básicos como cereales o el arroz podrían subir entre un 60% a un 80% durante la próxima década. El informe concluye que la situación golpeará sobretodo a las personas que viven en la pobreza y padecen el hambre, en especial a los compradores netos de alimentos en las zonas urbanas y a los que no los producen en las zonas rurales de países con escasos recursos. La media de precios nominales de los alimentos entre 2008 y 2017 establece un incremento de éstos del 20% para la carne de vacuno y porcino, de 30% en el caso de la azúcar blanca, del 40% al 60% para el trigo, maíz y leche en polvo, del 60% para la mantequilla y productos oleaginosos, y del 80% para aceites vegetales. El período de comparación es la década anterior de 1998 al 2007. Aunque los organismos internacionales reconocen la necesidad urgente de brindar ayuda humanitaria en los lugares donde el impacto es más dramático, enfatizan en la necesidad de mejorar la producción y productividad agrícola en esos mismos países. “La manera de hacerle frente a esta alza de los precios alimentarios no es a través del proteccionismo, sino abriendo los mercados agrícolas y liberando la capacidad productiva de los campesinos, que de forma repentina han demostrado que saben responder a los incentivos del mercado”, señaló en un comunicado de prensa el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. Por su parte, el director general de la FAO, Jacques Diouf, manifestó en la conferencia de prensa para la presentación del informe que la respuesta de la comunidad internacional tiene que ser coherente. “Hoy en día cerca de 862 millones de personas sufren hambre y desnutrición. Ello nos recuerda la necesidad de reinvertir en la agricultura. Debería estar claro ahora que la agricultura necesita volver a la agenda del desarrollo”, sostuvo. Los factores –de tipo permanente- para el alza que fueron identificados en el informe son: los precios altos del petróleo, la evolución de la dieta, la urbanización, el crecimiento económico y el aumento de la población. Otros factores relacionados son: las bajas reservas y el cambio climático. También se apunta al aumento en la demanda de biocombustibles. La producción mundial de etanol se triplicó entre 2000 y 2007, y se anticipa que se duplique desde ahora hasta el 2017 para alcanzar los 127,000 millones de litros anuales. El informe plantea la necesidad de revisar las políticas que promueven la producción de biocombustibles, pues no está clara su seguridad energética, ni los objetivos medioambientales y económicos que persiguen. Se recomienda recurrir a cultivos modificados genéticamente.