Como un Quijote del siglo 21, Gregorio Acevedo, director de la Tuna de la Universidad de Puerto Rico, ha logrado cazar sueños. Con capa larga y usando como mejores armas un florete y una pandereta ha sobrellevado todos los tropiezos del camino, saltado las vueltas de la vida, y ha sabido apreciar gigantes en la Torre de la Universidad, símbolo de la Institución a la cual ha sido fiel por los últimos 40 años de su vida. Goyo, como se le conoce en los pasillos, en los recovecos del Recinto de Río Piedras y por cada alma que ha transitado por esta Institución, es de caminar ágil, sonrisa a flor de boca y siempre sensato en sus palabras. Los buenos días o las buenas tardes de Goyo nunca faltan. Cuando se reviste de su capa de tuno, floreada de cintas, su alma y su cuerpo parece elevarse en cada pirueta, al punto que el que le ve se pregunta: ¿cómo puede ser tan ágil? Sus años de dedicación para con la Universidad, su carisma y calor de gente, le valieron, el pasado miércoles 17 de diciembre, un merecido homenaje por parte de la rectora del Recinto de Río Piedras, Gladys Escalona de Motta, durante un compartir con el personal adscrito a Rectoría. Durante el evento, llevado a cabo en la Casa de la Rectora, Escalona de Motta exaltó la vida de quien es mejor conocido como “Goyo” y su labor en la Universidad, como director de la Tuna y como profesor de esgrima del Recinto, al tiempo que le hizo entrega de la medalla del Centenario. Sobre quién es Goyo, ese personaje que colorea la vida de muchos en el Recinto con sus cánticos y “buenos días”, la Rectora del Recinto leyó las siguientes letras: “En la señorial ciudad de Ponce, el 25 de agosto de 1942, nació uno de los retoños de Gregorio Acevedo y Virginia González, a quien llamaron Gregorio Acevedo González. Cursó los estudios básicos en la Perla del Sur junto a sus siete hermanos y en el 1956 estudió en el Seminario San Idelfonso en Aibonito. Ingresó en el 1959 a la Universidad de Puerto Rico para cursar estudios en la Facultad de Administración de Empresas”. “En el 1961, oyó una música a través de una ventana del salón de ensayos de la recién fundada Tuna de la Universidad de Puerto Rico y ni se molestó en buscar una puerta. Dio un salto, de esos casi felinos que todavía puede ejecutar frente a un público, y penetró en el salón, pues había decidido que allí había encontrado su destino. Para permanecer en la agrupación aprendió a tocar guitarra. Ese mismo año inició un curso de esgrima con el maestro Jean Lessieux”. “Luego de viajar con la Tuna de la Universidad de Puerto Rico por Europa, regresó a Puerto Rico y en el 1965 recibió una beca para estudiar en el Instituto Internacional para Maestros de Esgrima en París, Francia. Aceptó el reto sin conocer la lengua francesa, la que con el tiempo logró conocer y dominar. Al concluir su temporada en Francia, regresó a la Universidad de Puerto Rico para continuar sus estudios, que nuevamente fueron interrumpidos para ir con el ejército a Vietnam; culminó sus estudios en 1971”. “En el 1972, volvió a la Universidad de Puerto Rico, esta vez a trabajar como Director de la Tuna. Su trayectoria con la Tuna de la UPR es conocida por todos. De los cincuenta (50) años de existencia de la Tuna, ha estado en ella durante cuarenta y siete. Ha sido el director durante los últimos treinta y siete y con la Tuna desarrolló el baile de la capa, implementó el baile de la bandera y llevó el baile de pandereta a niveles competitivos, tanto en Puerto Rico como en el extranjero. De hecho, en el año 2005, a los sesenta y tres años de edad, ganó el primer premio de pandereta en la ciudad de La Serena, Chile. Con la Tuna, Goyo ha tenido la oportunidad de poner en alto al nombre de Puerto Rico en lugares como España, Francia, Suiza, Italia, Alemania, Australia, México, República Dominicana, Colombia, Perú, Chile, Antillas Holandesas, Venezuela, Guadalupe, Cuba y Estados Unidos”. “También, ha podido ver realizado uno de sus más grandes anhelos: que la Tuna de la UPR cantara en los actos de colación de grados del Recinto de Río Piedras en el año 1994. Aún sueña con poder realizar la grabación de un disco con este grupo”. “Pero muchos desconocen al Goyo, gran maestro… fuera del uniforme de tuno”. “A este Goyo le fascina el juego de pelota, hacer chiringas, leer, estudiar las aves y correr, lo que le ha llevado a participar en eventos de velocidad en la Justas Atléticas de la Asociación de Empleados del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (AEELA). Como atleta, tuvo el honor de ser miembro del Equipo Nacional de Esgrima de Puerto Rico durante 22 años, siendo campeón nacional de florete en dos ocasiones, campeón nacional de sable en cuatro ocasiones y campeón nacional de espada en una ocasión”. “De hecho, es uno de dos esgrimistas en ser Campeón Nacional en las tres especialidades de ese deporte: sable, florete y espada. Incluso, tuvo el honor de recibir la Medalla de Honor al Mérito, otorgada de la Confederación Centroamericana y del Caribe de Esgrima en el 1974, en Venezuela. Sus proezas deportivas han sido reconocidas al ser instalado en el Salón de la Fama del Deporte en Ponce y en el Salón de la Fama del Deporte en Río Piedras”. “Goyo tiene muchos sueños por cumplir, para los que trabaja afanosamente. Sueña con que los pasados integrantes de la Tuna recuerden su compromiso como tunos y mantengan sus vínculos con la Tuna; realizar un Festival Internacional de Tunas Universitarias en Puerto Rico; que la esgrima vuelva a tener un sitial de honor entre los deportes en Puerto Rico; seguir estudiando y fundar una escuela de esgrima”.