WASHINGTON (Reuters) – El presidente estadounidense Barack Obama visitará el martes el Capitolio para tratar de dar impulso a un paquete de 825.000 millones de dólares que él considera urgente para evitar que la economía se hunda en una recesión aún más profunda. Una semana después de haber asumido, Obama enfrenta una crisis económica que parece empeorar cada día que pasa. Las compañías estadounidenses, como el fabricante de equipos Caterpillar Inc., están anunciando despidos masivos mientras crecen los problemas del sector inmobiliario y la industria financiera. Pero el encuentro de Obama con los legisladores tiene lugar después de que el presidente lograra una primera victoria en el frente económico: la confirmación de Timothy Geithner como secretario del Tesoro. Ahora que su equipo económico está en funciones, Obama espera que podrá conseguir la aprobación del plan de estímulo para mediados de febrero. La reunión del Capitolio es algo inusual. El antecesor de Obama, el ex presidente George W. Bush, rara vez visitaba el Congreso, y en cambio prefería enviar a sus asesores y a veces a su vicepresidente Dick Cheney. El portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs dijo que los encuentros de Obama con los legisladores de la Cámara de Representantes y del Senado serían más que nada una oportunidad para buscar opiniones, y no una negociación. “El quiere oir sus ideas. Si hay buenas ideas, y yo creo que él supone que las habrá, miraremos esas ideas”, dijo Gibbs a los periodistas. Los representantes podrían empezar a debatir el proyecto de estímulo el martes, aunque cualquier votación debería esperar al menos hasta el miércoles. Si bien en el Congreso, liderado por los demócratas, existe un amplio respaldo para la aplicación de medidas audaces destinadas a reactivar la economía, los republicanos y algunos demócratas moderados están preocupados por el enorme costo de las iniciativas. Esto, en momentos en que los déficit presupuestarios de Estados Unidos ya apuntan al billón de dólares. Unos 275.000 millones de dólares del paquete irían a recortes de impuestos. Los otros 550.000 millones de dólares pagarían proyectos de obras públicas, iniciativas de energía alternativa y el refuerzo de los subsidios para los desempleados, además de otros programas sociales. Obama espera conseguir el respaldo bipartidista para el plan, pero algunos republicanos están en desacuerdo con Obama sobre cómo deberían estructurarse los recortes de impuestos. Estos republicanos han cuestionado si algunos elementos del gasto en el plan, incluyendo el dinero para los programas anticonceptivos y la asistencia en la educación universitaria, ofrecerían realmente un impulso de corto plazo a la economía. Respondiendo a las críticas de que el plan tiene muy poca ayuda inmediata, los asesores de Obama han dicho que tres cuartos del gasto se sentirían en la economía en el plazo de los primeros 18 meses.