Cartagena, Colombia – La redacción de una novela en inglés con expresiones en español que relata la vida de un joven dominicano en New Jersey son el reflejo de lo que para su autor Junot Díaz ha sido siempre natural: “ser múltiple”. El autor de “La maravillosa vida breve de Oscar Wao” –premio Putlizer 2008- expuso durante sus comparecencias en “Hay Festival” de Cartagena de Indias la naturalidad con la que su generación de inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos sumaron múltiples elementos de diversas culturas convergentes en un espacio común para la construcción de su identidad. Díaz, quien fue uno de los escritores que más público atrajo en el Festival, expuso como retrató esa vida del inmigrante dominicano en Estados Unidos en su novela, al tiempo que ató el relato a la historia dominicana que sigue presente en la vida cotidiana de sus compatriotas en y fuera de la Isla. “Para mi ser múltiple es normal, yo no conozco otra vida. No sé cómo se siente mi primo que nunca ha salido de Santo Domingo. No me siendo dividido, ni roto… es normal. Yo no soy el único, hay millones de personas que viven esa multiplicidad. Es el destino del ser humano, ser complejo”, respondió Díaz a una pregunta de la escritora puertorriqueña Mayra Santos Febre sobre la identidad del dominicano en la diáspora. El autor nació en República Dominicana, pero se crío en Estados Unidos donde en la actualidad es profesor de redacción creativa en la universidad de MIT en Boston. El escritor planteó que si alguien quiere conocer verdaderamente la vida en Estados Unidos, debe estudiar tres meses en una escuela pública secundaria. “Ahí entenderás lo difícil que es para los chicos crecer en un país como ese”, afirmó. Recordó que cuando llegó a vivir a Estados Unidos a los siete años hablar español era una cosa negativa, que a su generación les trataron de borrar el español en el sistema escolar y que incluso los padres aplaudían esa práctica, aunque ellos mismos no supieran hablar inglés. Recordó que luego esa mentalidad cambió y se inculcaba el bilingüismo, por lo que su hermano menor habla mejor español que él. Aún así, opina que Estados Unidos le tiene “terror al español” y afirmó que “los gringos tienen pesadillas en español. Yo, cuando era niño, las tenía en inglés”. Durante sus dos comparecencias en el Festival, el autor –quien publica periódicamente en la revista The New Yorker- trató el tema de la escritura en inglés entremezclada con expresiones en español. De hecho, una de las preguntas del público cuestionó de forma crítica la integración de expresiones en español que pueden resultar regionales y cómo esto afecta la definición del público al que pretende llegar. Aunque, de otra parte, la periodista y escritora mexicana Alma Guillermoprieto aplaudió precisamente el manejo del lenguaje de Díaz al sostener que el escritor dominicano forja “una herramienta en el idioma inglés con unos ritmos caribeños” que puede entender el lector angloparlante. “Al criarme en el extranjero, uno adopta palabras de otros países. Como escritor…en Santo Domingo nadie está leyendo, ni en inglés ni en español. Ser escritor significa ser irreverente, si yo publico en español menos gente me va a leer. Cuando yo escribo cuentos en el New Yorker recibo más e-mails que cuando publico en español en cualquier revista pequeña. Las cosas han cambiado mucho…Mi mamá que ha vivido tantos años en Estados Unidos y no sabe decir ni una palabra en inglés, si ella quiere entender a mi generación tiene que bregar con el inglés o esperar la traducción”, sostuvo Díaz durante su comparecencia en el Teatro Heredia del “corralito de piedra”, como se le conoce a la parte antigua de Cartagena. “La maravillosa vida breve de Oscar Wao” fue traducida bajo la supervisión del propio autor, según relató su editor Claudio López La Madrid, quien describió el proceso como uno “inverso”, ya que se trabajó el cuerpo del texto en español y se incorporaron palabras en inglés para mantener el toque caribeño de la obra. De otra parte, el escritor reconoció que ha mejorado su dominio del idioma español como parte de su proceso de migración. “El proceso de inmigración es un proceso que nunca termina. Yo tengo primos en Santo Domingo que no hablan nada de inglés, si yo quiero interactuar con ellos tengo que mejorar mi español para mantenerme en una familia viva donde existen dos idiomas fuertes”, relató Díaz. Al mismo tiempo, el profesor explicó que quiso retratar en su novela a una generación contemporánea de caribeños. “Tratar de enseñar que ser caribeño es pertenecer a una cultura donde tienes los comics muy muy vivos, pero también tienes los clásicos como García Márquez”, sostuvo Díaz. El autor también trabaja en su novela un acercamiento a la época de la dictadura de Rafael Trujillo en su natal República Dominicana. Díaz opinó que este período histórico se trabaja tradicionalmente en la literatura como algo del pasado que ya no tiene conexión con el presente o con la vida cotidiana de los dominicanos en la actualidad. “En muchos libros, pero también como la gente vive su vida, ven el pasado como algo aparte…leemos esta novela del pasado, pero después volvemos a nuestra propia casa…esas novelas a veces hablan de esas historias como algo que pasó, que no está vivo en la memoria. Traté que la novela hablara de la dictadura de Trujillo, pero también del presente, de carajitos que no les importa el pasado. Yo quería demostrar es que la historia sigue viva en la vida de la gente que más rechaza esa idea de que la historia sigue viva. Oscar es un nerd que no le importa nada, sólo sus comics. Para mi ese personaje, aunque él cree que su vida no tiene nada que ver con el pasado dominicano se demuestra que uno no puede separar su vida del pasado con un cuchillo. En la literatura dominicana muchos escritores jóvenes no quieren escribir de la historia, yo creo que uno no se puede desligar del todo”, argumentó el escritor. Otro aspecto de la novela sobre el cual fue cuestionado Díaz fue la creación de personajes femeninos y sus extensos capítulos dedicados a la madre, hermana y abuela postiza de Oscar Wao. Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes en Nueva York, le preguntó sobre el proceso de crear estos personajes femeninos y la redacción de capítulos enteros sobre ellas, ya que según dijo, a los escritores varones le cuesta mucho trabajo trabajar con coherencia personajes femeninos. “Para mi ese fue el primer punto, evitar eso. Yo me crié con hermanas, mi mamá, sus dos hermanas, mi abuela y sus amigas. Yo me crié con todas esas voces femeninas…Te das cuenta a veces que la imagen que tiene un muchachito de las mujeres es muy simple. Tardé once años (en la redacción de la novela) porque fue difícil romper con esos estereotipos. Para un escritor masculino ese es el reto más grande. Le pedí ayuda a mis amigas, le dí esos capítulos para que los leyeran y me ayudaran”, confesó Díaz. Precisamente, sobre el largo período que le tomó terminar la novela, el escritor dijo que su ritmo de redacción es lento y que descarta páginas después que las ha escrito. Al mismo tiempo, afirmó que tenía fe en que luego de todos esos años iba a tener una novela con la cual se sintiese satisfecho. Y culminó con una novela que le ganó el premio Putlizer, aunque dice que no es mucho lo que puede decir que el reconocimiento le ha ganado. Lo que sí pudo destacar es que “esos premios valen la pena porque hay muchísimos escritores jóvenes que están trabajando sin ayuda y esos premios pueden motivar a muchos jóvenes”. De otra parte, el escritor afirmó que ni en República Dominicana ni en Estados Unidos existe una cultura de lectura, además que los gobiernos de ambos países no promueven la lectura como algo prioritario. “En Estados Unidos hay pocas editoriales, pero lo más importante es que no tenemos lectores suficientes. Los muchachos prefieren comprar un I Pod que un libro, pero Apple invierte millones en impulsar esas ideas, y los escritores no tenemos a nadie…por eso son importante estas ferias y festivales que impulsan que lo que nosotros hacemos es importante, escribir y leer libros es importante”, afirmó Díaz. Las comparecencias del escritor dominicano en “Hay Festival”, además de muy concurridas, fueron diálogos muy sinceros en el que Díaz se mostró sencillo y directo. El escritor entremezclaba los idiomas para responder de la forma más precisa y en más de una ocasión utilizó términos muy dominicanos como “ese tigre”.