La película italiana La grande bellezza (The Great Beauty), del director Paolo Sorrentino, ganó el Oscar a Mejor película extranjera el pasado 2 de marzo. Simultáneamente una sátira de la clase alta romana y un estudio de su personaje principal, es la primera película italiana que obtiene este premio desde La vita è bella (Life is Beautiful) en el 1998.
The Great Beauty presenta la vida de Jep, un escritor y periodista de 65 años que ama los cigarrillos, el sexo casual y las fiestas nocturnas. Aparte de un intento fallido (y bastante gracioso) de entrevistar a una joven artista, nunca lo vemos trabajando. Cuando se entera de la muerte de una amante que tuvo en su adolescencia, decide buscarle significado a su vida, pero su vagancia y hedonismo le impiden entregarse totalmente a esta causa.
Algunos críticos han notado sus semejanzas con 8 ½ y La Dolce Vita, las películas clásicas del legendario director italiano Federico Fellini, pero The Great Beauty también tiene elementos del cine estadounidense. Sus personajes excéntricos y su sentido del humor perverso evocan los filmes de los hermanos Coen y el ambiente lujoso pero decadente nos recuerda a Eyes Wide Shut, la última obra de Stanley Kubrick. Esto se ve en una de sus mejores secuencias, donde muchas personas se reúnen en un cuarto oscuro para recibir inyecciones de Botox. Sorrentino lo presenta como una especie de ritual tenebroso e inusual muy parecido a la orgía masiva de Eyes Wide Shut.
El filme tiene sus mejores momentos cuando satiriza a la Iglesia católica. Un cardenal que no para de hablar de su talento culinario y una monja de 103 años que apenas puede cambiar la expresión de su rostro arrugado son dos ejemplos de la divertida parodia que The Great Beauty hace de los personajes de la Iglesia. La sutileza e ironía de esta burla es mucho más creativa que las críticas directas y explícitas hacia la vanidad y la pretensión de los miembros de la alta sociedad.
Desafortunadamente, The Great Beauty es víctima de la misma pretensión que ataca apasionadamente. Sorrentino quiere hablar sobre la decepción, la superficialidad, la muerte, la nostalgia, el arte, la juventud, la vejez, la frivolidad y muchos otros temas. Su ambición es admirable, pero yerra en la ejecución y no logra cumplir sus deseos de crear una película intelectualmente retadora.
A pesar de la calidad de su banda sonora y en su cinematografía, el resultado final parece una colección de escenas independientes y no una obra unificada. Después de cierto punto, entendemos que la gente rica de Roma es chismosa y fría; no necesitamos ver escena tras escena de las mismas situaciones para recordarlo. Un poco de agresividad en la edición ayudaría a desarrollar la trama y corregiría este problema.
El largometraje también sufre de secuencias que no tienen ningún propósito narrativo y sólo existen para provocar al público. Es posible que Sorrentino haya hecho esto a propósito para darle un toque surrealista a su película, pero la audiencia podría lograr una conexión emocional más profunda con Jep si su trayectoria tuviera un arco más tradicional. Por esto, si alguien me pide mi opinión sobre The Great Beauty, le diré lo mismo que le dijo Jeb a la “artista” Talia Concept sobre su performance: me gustaron algunas partes.