Ah San Valentín, día de los enamorados, de la amistad, del amor….y del sexo. Independientemente de los endulzamientos PG de las tiendas con sus esfuerzos para que el día de los enamorados se convirtiera mágicamente en el día de la amistad de agrandar y así agrandar el mercado, una realidad trasciende: un día de los enamorados es un día de las parejas y las parejas pues…en Puerto Rico muchas veces necesitan de moteles. Y si el susodicho día cae en un fin de semana y, para más, una semana donde se cobra quincena, bueno señora y señor, arréglese lo que se tenga que arreglar y a la carga es lo que vamos. “Ya a las doce del mediodía (de ayer viernes 13) hemos recibido a veintipico de clientes, en un viernes en la mañana…los viernes en la mañana no son para eso” comenta mientras se rie, Rubén Santos, ayudante de la administradora del Motel Villas Arcoiris, que queda en lo que probablemente es la meca hotelera de Puerto Rico: Caguas. El aumento de tránsito por este tipo de localidades en estos días implica que mientras unos aprovechan para hartarse de chocolate, asfixiar a su parejas con flores y darse su escapadita, para los empleados de los moteles es otra la historia, “aquí estamos fajaos” declara Santos, hay que proveer un buen servicio y “sobretodo un cuarto bien limpio”. Pero hay otra cara a toda esta “bachata rosa”, en los moteles ya va casi dos años que, como dirían, en la calle “la cosa está lenta”. Gilberto Moreno, director ejecutivo de la Asociación de Moteles de Puerto Rico (cuyas siglas hacen el muy apto nombre de AMOPRICO) comentó que han bajado en un 15 – 18 % las “ventas”. Santos fue un poco más moderado hablando de un 12 – 13% en el 2007 y un 11% en el 2008, pero coincidió con el veredicto esencial: el flujo de clientes ya no es el mismo. Y es que aunque no sea tema de conversación predilecto de la sociedad “politically correct” el motel es innegablemente un fenómeno social del cual muchos, y quien sabe si hasta la mayoría, ha participado. Lugar de sexo, de chillería, de escapadas, es, a pesar de su aire erótico y semioculto, un negocio que ofrece un servicio como cualquier otro negocio (digamos un “beauty”) y como cualquier otro negocio se enfrentan a retos en estos tiempos de crisis económica. Primero que nada, su “oferta” no es de primera necesidad (al menos no para el público estándar), y bueno, como todo el mundo, un motel para su apto funcionamiento tiene que pagar los constantes aumentos en luz, los impuestos y los empleados, que en julio costarán más ya que toca el próximo aumento del salario mínimo (ahora a $7.25 la hora), algo que aplica en particular a la industria motelera cuya planta de trabajo tiende a ser pagada con salario mínimo. “Mas tu no puedes subir los precios”, comenta Santos porque los clientes dejan de llegar, de hecho ya ha habido una merma. Según Julio Viera, asistente de la administradora de Motel Flor del Valle, también en Caguas, el consumo de “un cliente normal es de por lo menos 8 veces al mes, ahora te baja a 2 veces”. Al parecer cuando el bolsillo aprieta también lo hacen las correas. Ante este reto económico, cuando hasta Condom World han tenido que cerrar tiendas, los moteles se han dado a la tarea de buscar nuevas maneras de mercadearse. Algunos como el Villa Arcoiris se han tomado la molestia de desarrollar una elaborada página de Internet y ofrecer servicios adicionales como la decoración de cuartos con velas, pétalos, globos, entre otros. Incluso, para San Valentín han lanzado una serie de kits en ofertas que incluyen desde los más romántico como fresas con chocolate hasta lo bastante menos PG como…mejor averíguelo usted. Y al parecer, al menos en lo que va del fin de semana, de algo ha servido. A partir del viernes se habían hecho 25 reservaciones en Villa Arcoiris para decoraciones para el fin de semana y Santos comentó que hay quien se gasta “hasta 200 dólares para estar algunas horas”. Otros establecimientos, como el Motel Flor del Valle, regresan a lo básico, lo instintivo: comida y bebida. El alquiler de algunas villas viene con una botella de vino cortesía de la casa y han lanzado un menú del día con todo incluido por cinco dólares. La idea: que la gente “deje de traer cosas de afuera y consuma dentro del motel”. Y digamos entonces que con la búsqueda de una mayor integración de barras, cafetería/restaurante a los cuartos ya engalanados con espejos, y quizás hasta un jacuzzi entre otras facilidades y herramientas con posibilidades eróticas, el motel ante la crisis económica busca su transformación en el centro de placer total… que se prepare Plaza Las Américas.