Poco a poco, nuestra América Latina parece ir encontrando su propio rumbo en temas tan profundos -y latentes- como la despenalización de cantidades personales en el uso de narcóticos. Sin saber todavía de resultados, y partiendo de expectativas de todo tipo, este intento latinoamericano no debe pasar desapercibido. En días recientes, México y Argentina despenalizaron la tenencia de drogas, en cantidades mínimas, en sus respectivas legislaciones. Dando así el banderazo de salida a una tendencia que va ganando aliados –y detractores, por supuesto- estableciendo a la vez una postura diferente en la llamada “guerra contra el narcotráfico” que aflige a nuestras sociedades, y cuyos métodos y resultados han arrojado peligrosas secuelas. La Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia -uno de los organismos más poderosos y reconocidos de la región- conformado por el ex mandatario brasileño, Fernando Enrique Cardozo, y los ex presidentes de Colombia César Gaviria, y de México, Ernesto Zedillo, ha sido muy incisiva en la pesquisa de resultados en una perspectiva a futuro. En su informe ‘Drogas y democracia en América Latina: hacia un cambio de paradigma’, la Comisión concluye, entre otros puntos, que “las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la producción y de interdicción al tráfico y a la distribución, así como la criminalización del consumo, no han producido los resultados esperados. Estamos más lejos que nunca del objetivo proclamado de erradicación de las drogas”. El documento señala también otros errores en la lucha contra la drogas. Plantea, por ejemplo, que es “imperativo examinar críticamente las deficiencias de la estrategia prohibicionista seguida por Estados Unidos y las ventajas y los límites de la estrategia de reducción de daños seguida por la Unión Europea”. Destaca que la estrategia del Viejo Continente es mucho más humana y eficiente, pues focaliza el asunto como un tema de salud pública, mediante el tratamiento de los adictos. También, el escrito propone una fórmula que consiste en que los estados creen leyes que saquen a los adictos de ese mercado ilegal para convertirse en pacientes del sistema de salud. Para la comisión, esto generaría un desplome de los precios de las drogas que afectaría el ilícito negocio. Portugal es el país europeo que mejor pudiese adecuarse para el estudio latinoamericano en cuanto a la problemática de la regulación de dosis personales de droga. En el año 2001, la nación lusitana sancionó una ley que despenaliza el uso y la tenencia de drogas ilegales. El portal BBC Mundo relata que “ante este escenario muchos pronosticaron desastres y dijeron que el país se iba a transformar en un centro turístico para los drogadictos de Europa”. Según la BBC, los “resultados muestran que el consumo de drogas en el país no sólo no aumentó, sino que disminuyó. De hecho, las estadísticas del gobierno señalan que el consumo bajó 10%”. Hace apenas dos días, la justicia argentina despenalizó la tenencia de marihuana para consumo personal por parte de mayores de edad, y hace menos de una semana el Congreso mexicano aprobó una ley que exime de cárcel a los consumidores de cualquier droga, siempre que la cantidad que posean no exceda un límite establecido legalmente como dosis personal, aunque se impone tratamiento médico para el fármaco-dependiente. “Los que sean hallados en posesión al equivalente de cuatro cigarrillos de marihuana o de cuatro líneas de cocaína, ya no serán considerados criminales en México”, ejemplifica el corresponsal de la BBC en México, Stephen Gibbs. Si bien el tema ha tenido reacciones diversas, quizá lo más relevante es la inmediatez y la fuerza con que se ha reaccionado en los rincones del continente. Por lo pronto en el Caribe y en Centroamérica, República Dominicana, Venezuela y Guatemala respondieron al eco. En cuanto al contexto de la Isla, hay que recordar que en Puerto Rico el tema de la despenalización lo han tratado voces aisladas, sin llegar nunca a algún tipo de propuesta formal o en conjunto. Al respecto, se recuerdan las tenues posturas –casi todas referentes a la marihuana- como las del fenecido Alcalde de Ponce, Rafael “Churumba” Cordero Santiago, la de su colega de Caguas William Miranda Marín, así como las declaraciones del ex Secretario del Departamento de Corrección y Rehabilitación, Miguel Pereira. También organizaciones como Iniciativa Comunitaria y el Consejo de Ex Servidores Públicos (CONEXSP) se han expresado sobre el tema y apoyan parcialmente la despenalización. En su versión online para Latinoamérica, la BBC reportó el lunes pasado que “países de la región centroamericana y del Caribe expresaron su preocupación ante la reciente despenalización en México de pequeñas cantidades de droga, incluyendo la cocaína y la heroína”. Funcionarios antidrogas de República Dominicana y Guatemala aseguraron a ese medio que medidas como la adoptada en México podrían tener una repercusión negativa en sus respectivos países. “Es un riesgo, tanto para México como para los demás países latinoamericanos”, expresó a BBC Mundo Mabel Féliz, presidenta del Consejo Nacional de Drogas de República Dominicana (CND). Mabel Féliz también expresó inquietud ante la posibilidad de que, tras la despenalización dispuesta en México, otros países latinoamericanos tomen medidas similares, lo que podría aumentar el consumo de drogas en la región. “Tenemos el caso de Bolivia, que ha estado propugnando porque la hoja de coca sea legalizada. Si se hace esto en México, Bolivia está en esa onda, está también casi Ecuador y otros países, incluyendo a Perú, vamos a tener en toda América, legalización de drogas”, afirmó la funcionaria dominicana. Féliz consideró que la medida correcta sería evitar que la droga sea legalizada porque de lo contrario, su despenalización “tendría consecuencias tanto sociales y económicas como también afectivas dentro de la familia”. A su vez, Edmundo Guerrero, director de la Secretaría Ejecutiva contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas de Guatemala (SECCATID, agregó a BBC Mundo que “lo que hicieron (en México) va en función de que disminuya el consumo de las drogas y la violencia que genera el narcotráfico”, agregó a BBC Mundo. Otro caso es el de Venezuela. País que hoy día no ofrece ninguna flexibilidad en el tema y que no parece ir hacia ninguna posición. La ley en ese país prohíbe la posesión y consumo de cualquier tipo de drogas ‘ilícitas’ y la castiga con penas de “uno a dos años” de cárcel. Colombia ocupa un lugar aparte, tanto en el contexto como en su postura. Su historia y su peso en la problemática lo presentan junto a México como las naciones que actualmente más padecen la lucha frontal, armada, contra el narcotráfico. Pero Colombia, con su presidente Álvaro Uribe a la cabeza, es la nación latinoamericana que rechaza con más énfasis la despenalización de los narcóticos. La Corte Constitucional de ese país despenalizó en 1994 el porte y consumo de una dosis mínima de alucinógenos. Pero, desde que asumió la presidencia por primera vez en 2002, Uribe ha intentado en cinco ocasiones que el Congreso penalice de nuevo. Para dejar clara su postura acerca del tema, recientemente Uribe declaró a BBC Mundo, que “uno no entiende que un país que ha derramado tanta sangre, que está dando esta lucha (contra el narcotráfico), al mismo tiempo tenga esta permisividad frente al consumo”. En Brasil el tema se centra específicamente en la marihuana. Ahí, el consumo y porte de cualquier droga sigue constituyendo una violación prevista en el código penal, y queda en los jueces establecer si la marihuana decomisada a un detenido es para consumo o venta. Carlos Minc, actual Ministro de Medio Ambiente, junto al ex presidente Fernando Enrique Cardozo, son los más fervientes defensores de la despenalización del consumo de marihuana en Brasil.