WASHINGTON/PARIS (Reuters) – El Gobierno de Barack Obama tomó por fin el guía de la complicada industria automotriz de Estados Unidos al forzar la salida del presidente ejecutivo de General Motors Corp. (GM), presionar para una fusión de Chrysler con la italiana FIAT y amenazar con declarar en quiebra a las dos grandes armadoras estadounidenses. “Lo que pedimos es difícil”, dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una aparición en la Casa Blanca. “Exigirá que los sindicatos y trabajadores que ya han hecho concesiones doloras hagan aún más. Requerirá a los acreedores reconocer que no pueden esperar interminables salvatajes gubernamentales”, agregó. En un intento para impulsar las ventas de autos desde sus mínimos de 30 años, Obama también ofreció su apoyo para un crédito impositivo que daría a los consumidores una deducción de hasta 5.000 dólares para entregar autos más viejos. Las medidas ocurren después de que PSA Peugeot Citroen, el segundo mayor fabricante de autos de Europa en términos de ventas, despidiera a su presidente ejecutivo, Christian Streiff, y nombrara en su reemplazo al ex jefe de la acería Corus Philippe Varin, a partir del 1 de junio. El Gobierno de Obama se comprometió a financiar las operaciones de GM sólo por los próximos 60 días, periodo durante el cual debe llevar a cabo una reestructuración general, en vez de concederle los $16.000 millones de dólares en préstamos que solicitó la que hasta hace poco fuera la mayor automotriz del mundo. Rick Wagoner, presidente ejecutivo de GM desde el 2000 y que encabezó la firma durante la veloz depresión de los últimos cinco años, fue obligado a abandonar su cargo a pedido del panel del gobierno que lidera Steve Rattner, un ex banquero de inversión. También será reemplazada la mayoría del directorio. “Nos queda mirar atrás y pensar que la designación de Wagoner como presidente del directorio y presidente ejecutivo en el 2003 fue poco más que un acto para asegurar que continuara la dinastía de arrogancia y fracaso del directorio de GM”, comentó Howard Wheeldon, estratega senior de la correduría BGC Partners. Wheeldon sostuvo que la partida de Wagoner era casi inevitable, desde el momento que la automotriz pidió fondos del Gobierno, y manifestó su decepción de que las autoridades no hubieran insistido antes con un reemplazo externo.
Fritz Henderson, el protegido de Wagoner que era presidente y presidente operacional de GM, fue nombrado como nuevo presidente ejecutivo. La partida de Wagoner ocurre en medio de las críticas al Gobierno de Obama por no haber impedido los pagos de bonos a ejecutivos de la aseguradora American International Group Inc. Un alto dirigente sindical de Opel, la marca alemana de GM que está siendo escindida junto a la filial británica Vauxhall y busca inversionistas y apoyo gubernamental, dijo que las medidas de todos modos llegaban con retraso. En Europa, las acciones del sector caían por temores a que el naufragio del gran fabricante estadounidense tenga un impacto más amplio. El subíndice automotor europeo de DJ Stoxx descendía un 6,4 por ciento, mientras que los títulos de PSA Peugeot Citroen perdían un 7,7 por ciento. En Francia, Thierry Peugeot, presidente de PSA, dijo en un comunicado que las dificultados excepcionales que enfrenta la industria obligaban a un cambio en la administración, pero Streiff se defendió al afirmar que sus medidas habían ayudado al grupo a soportar la tormenta. Algunos analistas veían con buenos ojos la designación de Philippe Varin. “Trae a alguien que puede mirar al problema con ojos frescos. La esperanza será que aquí tendremos un impacto similar al que tuvo (Sergio) Marchionne en FIAT y al que Varin tuvo en Corus”, dijo Stuart Pearson, analista de Credit Suisse. Por otro lado, la rusa Avtovaz no seguía al rebaño. Sus acciones escalaban luego de que el primer ministro Vladimir Putin le prometió ayuda por 20.000 millones de rublos. Mientras tanto, el plan de España para subsidiar la compra de autos ecológicos recibió la aprobación de la Comisión Europea. A Chrysler, controlada por el fondo de inversión Cerberus Capital Management, le dieron 30 días para completar una alianza con la italiana FIAT o enfrentar un recorte de fondos estatales que podría forzar su liquidación. FIAT no estuvo disponible para hacer comentarios. El panel automotor de la Casa Blanca rechazó un pedido de Cerberus para que Chrysler pudiese ser viable por su cuenta, argumentando que tenía una línea de productos relativamente pequeña y débil, y que su participación de mercado se había reducido en Estados Unidos.
Si Chrysler logra cerrar una alianza con FIAT y acuerdos de ahorro de costos con los acreedores y con su mayor sindicato, el Tesoro consideraría invertir otros $6.000 millones de dólares en ella, dijeron los funcionarios. Funcionarios de Estados Unidos afirmaron que ha habido progresos en las últimas negociaciones con el equipo de trabajo gubernamental. FIAT había acordado tomar menos del 35 por ciento de Chrysler, cifra que habían negociado inicialmente ambas, indicó un alto funcionario. Mientras tanto, Henderson, un arquitecto clave del plan de renovación de GM que fue rechazado, estaría trabajando con funcionarios y asesores de Estados Unidos para desarrollar una reestructuración más agresiva. “Creemos que nuestro acercamiento a GM está partiendo con una hoja de papel en blanco”, dijo el alto funcionario. El Gobierno de Obama no ha descartado una rápida bancarrota para GM o Chrysler, aclaró.