HONG KONG – Cuando millones de personas empezaron a morir en todo el mundo en 1918, los médicos y los científicos no tenían ningún indicio de lo que estaba pasando. A medida que la epidemia se expandía, las personas hacían responsable del brote a cualquier cosa, desde pequeñas plantas hasta viejos libros empolvados. En ese entonces no podrían haber sabido cuál era la verdadera causa de los fallecimientos porque el virus de la influenza fue descubierto recién en 1933, por un equipo de investigación británico. Pero los tiempos han cambiado. Apenas un mes después de que comenzaron a enfermarse personas en México, los expertos identificaron al culpable como una novedosa cepa del virus de la gripe H1N1, el cual porta material genético predominantemente porcino, mezclado con humano y aviario. Científicos de México, Estados Unidos y Nueva Zelanda colocaron desde entonces secuencias completas del ADN del virus, tomado de 34 muestras, en una biblioteca pública en internet. Y la lista crece constantemente. Esto quiere decir que los científicos de todos los rincones del planeta ahora pueden usar estas descripciones para crear nuevas herramientas para combatir al virus, como por ejemplo kits de pruebas de diagnóstico rápido y vacunas. Mientras que las pruebas convencionales más veloces requieren hasta dos días para la identificación del virus, los expertos están diseñando algunos exámenes específicos que puedan detectar esta cepa de influenza A H1N1 en cuatro a seis horas. Al explicar la técnica de “la reacción en cadena de la polimerasa”, conocida como PCR y usada en los kit de prueba, un científico de un importante hospital de Asia dijo: “Un examen PCR (en tiempo real) bien diseñado debería poder identificar el virus porcino específico H1N1 en una muestra detectando las secuencias genéticas únicas que hay en este virus y no otro”. Mark von Itzstein, director del Institute for Glycomics de la Griffith University en Australia, señaló: “Nos permitirá identificar rápido si es H1N1 porcino y, si lo es, tratar a los pacientes dentro del período de 48 horas (posteriores al inicio de los síntomas) con Tamiflu, ponerlos en cuarentena y controlar su recuperación”. Los científicos hongkoneses esperan diseñar un kit PCR para la próxima semana. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) están enviando kits a sus diversos estados y a México, pero otros países no quieren esperar. “La secuencia genética acaba de ser puesta a disposición (…) Muchos laboratorios están apurándose para encontrar el mejor test, nos tomará entre una y dos semanas (diseñar uno), pero necesitamos validación, requerimos cientos de especímenes para hacerlo”, dijo el microbiólogo Yuen Kwok-yung de la Universidad de Hong Kong.
El virus ya ha provocado la muerte de hasta 176 personas en México y se ha expandido a una docena de países de todo el mundo, aunque fuera de la frontera mexicana se muestra más leve y mucho menos virulento, lo cual genera intriga. Nadie sabe con certeza cómo este virus llegó a convertirse en lo que es, qué animal lo pasó al primer paciente humano y cuándo sucedió. Pero los especialistas esperan encontrar más indicios a través del análisis de muestras del virus y rastreando sus cambios en el ADN en el tiempo. “Los análisis actuales indican que éste es un virus fundamentalmente porcino”, señaló el científico del importante hospital asiático, “pero la futura secuenciación del genoma completo durante el período de pandemia y la comparación con virus previos puramente porcinos (extraídos de cerdos) nos podrá decir qué genes están mutando para permitir la transmisión cerdo a humano y luego el contagio más eficiente de persona a persona”. La nueva cepa de influenza, que nunca se había visto antes hasta su aparición en México, se designa como H1N1 y se encuentra dentro de la familia del virus de la gripe estacional. Pero curiosamente, el componente H1N1 que existe en la actual vacuna contra la enfermedad no ofrece protección. “Necesitamos una nueva vacuna” para combatir la nueva cepa, indicó Itzstein. Los CDC están brindando muestras del virus a los fabricantes para que desarrollen las vacunas necesarias. Sin embargo, algunos especialistas dudan de la practicidad de esta medida. Una vacuna no podría estar comercialmente disponible hasta luego de tres a seis meses de haber obtenido la licencia, momento para el cual la pandemia habría entrado en otra fase, o quizá se habría disipado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidirá más adelante si el desarrollo de tal inmunización es necesario.