Mingora, Pakistán (Reuters) – “No podemos quedarnos aquí cuando las bombas están cayendo por todas partes”, expresó el residente Mohammad Hayat Khan mientras subía a su familia compuesta por 14 miembros a una camioneta. Miles de personas, como Mohammad, aprovecharon el jueves un cese del toque de queda en el valle de Swat en Pakistán para escapar de la región, mientras un avión del Gobierno atacaba posiciones talibanas en el área. Decenas de civiles han huido desde agosto de los enfrentamientos militares en diferentes regiones del valle por temor a la inminencia de una operación militar. El Ejército la desmiente y dice que sólo están respondiendo a los ataques de los extremistas. Sin embargo, el comunicado militar de ayer daba cuenta de enfrentamientos en Saidu Sharif, Matta, Mingora y en las minas de esmeraldas próximas a esta ciudad, que dejaron 37 insurgentes muertos. Además, dos soldados murieron por la explosión de una bomba en la localidad de Bahrain. Además del millar de niños paquistaníes de un orfanato en el convulso distrito de Swat que quedaron atrapados entre el fuego cruzado de las tropas de seguridad y extremistas talibanes, informó Mohammad Ali, el administrador del centro. “Las vidas de los niños están en peligro. Hasta ahora los talibanes no han disparado contra el edificio, pero a veces sucede”, señaló el administrador. Hasta este momento, más de 150 menores han sido evacuados a un lugar relativamente más seguro, pero otros 80 siguen en la planta baja del edificio junto con algunos empleados del centro. Los Sikhee han sido de los primeros habitantes de Swat en llegar a varios campos levantados en áreas colindantes del valle, abiertas a raíz de las operaciones militares en Buner y el Bajo Dir que se iniciaron hace una semana, reseñó la versión online del periódico el País. De hecho, la mayoría de los 1.500 registrados hasta primera hora de la tarde de ayer provenían de esos distritos, situados al este y al oeste del valle que todos describen como idílico. Las autoridades de la Provincia de la Frontera Noroccidental esperan una avalancha de medio millón de desplazados y están preparando a toda prisa varios campos como el de Sherkh Shehzad en los distritos colindantes. Formalmente, es el Gobierno provincial el que debe autorizar la intervención militar Los ataques tuvieron lugar poco antes de que se reunieran en Washington los presidentes de Pakistán, Asif Ali Zardari, y Estados Unidos, Barack Obama. Ali Zardari reafirmó el miércoles a Casa Blanca su compromiso para derrotar a Al Qaeda y a sus aliados. Este conflicto surge, a pesar de un pacto de paz suscrito en febrero que buscaba terminar con la violencia talibana en el valle de Swat. Desde hace una semana, el manejo del valle se ha transformado en un desafío para el gobierno pakistán que debe luchar contra la creciente insurgencia militar talibana. Cerca de 40.000 personas han sido desplazadas de Swat y de los alrededores del valle desde que estallaron los enfrentamientos, dijeron las autoridades provinciales, agregando que hasta 800.000 personas podrían huir del valle, que tiene una población de 1.6 millones de habitantes. El alto comisionado para los refugiados de Naciones Unidas expresó su profunda preocupación por la seguridad de decenas de miles de desplazados mientras el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) indicó que la crisis humanitaria se está intensificando. Las autoridades accedieron en febrero a una demanda talibana para la introducción de la ley islámica sharia en el valle, una zona anteriormente turística, pero los militantes se negaron al desarme y salieron desde el valle de Swat a distritos vecinos. La situación provocó alarma en Estados Unidos y generó críticas por el manejo gubernamental del conflicto.