Quizás para algunos este tema no venga al caso, pero para alguien que tuvo la oportunidad de visitar la región del Cáucaso por primera vez este año, el mismo es muy pertinente. No fue una coincidencia, puedo decir que gracias al deporte llegué al Cáucaso.
El Cáucaso es una región natural situada en la linde entre Europa del Este y Asia occidental, entre el mar Negro y el mar Caspio, que incluye a la propia cordillera del Cáucaso y las tierras bajas circundantes. Los tres estados independientes que suelen relacionarse con esta región son Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Justo al sur de Azerbaiyán se encuentra la República Islámica de Irán; mi análisis sobre ésta región está principalmente concentrado en dichas repúblicas.
Tanto Azerbaiyán como Irán son estados predominantemente musulmanes. La diferencia principal radica en que Azerbaiyán es laico y permite la libertad de culto. Irán se categoriza como un estado teocrático y no hay como tal una separación de Iglesia-Estado. A pesar de esto, un 95% de la población azerí practica el Islam; un 85% de estos son chiitas y el 15% son suníes. Irán, como estado teocrático, también es 89% chiita (la rama oficial del Estado) y 9% suní. Irán, por ser un estado teocrático, tiene una guardia encargada de velar la moral de la religión.
Hace algunos días me topé con esta nota que me impactó: Irán está en un gran momento en el deporte del voleibol. Ha logrado vencer a grandes potencias de dicho deporte como Brasil, Italia, Polonia. El país entero está emocionado por los logros que la selección ha obtenido. Solo hay un pequeño problema: entre esas 12,000 personas que usualmente abarrotan el coliseo en Tehran, menos de un 5% son mujeres y las que asisten, en su mayoría, son extranjeras. Las mujeres son arrestadas por la guardia cuando intentan entrar a la cancha. Para nosotros en occidente, eso resulta inaudito, ya que consideramos el deporte, cualquiera que sea, como uno de los entretenimientos más sanos que podemos tener.
Contrasto esto con el caso de Azerbaiyán porque, al ser dos países que comparten exactamente la misma religión mayoritaria y los divide una frontera, la situación allí es distinta. Al igual que Irán, desde hace unos años Azerbaiyán está invirtiendo en su infraestructura deportiva, enfocados principalmente en el voleibol. Tiene una de las ligas crecientes más ponderosas de voleibol femenino y, este mismo año, su capital Baku fue la sede del Final Four de la Champions League Europea. En mi reciente visita a Baku, tuve la oportunidad de presenciar los juegos sin problema alguno; en el público, así como en las calles de la ciudad, habían muchísimas mujeres, tanto locales como extranjeras. También es cierto que hay lugares, principalmente las barras, en los que los hombres saben que eres extranjera porque una local no entraría ahí.
Quise hacer esta reflexión movida por el hecho de que adoro viajar y porque soy fanática del voleibol. No sé en qué ayude a las mujeres de Irán que yo denuncie su situación y que la contraste con la que viven las mujeres que están del otro lado de la frontera.
Como viajera y como alguien que trata de entender mejor el mundo, me llena compartir estas reflexiones. Por otra parte, también creo que son factores que se deben tomar en consideración a la hora de viajar. Sé que a muchos les debo una crónica completa de mi experiencia en Azerbaiyán (y sí, la estoy trabajando); en este momento quise esbozar sólo parte de mi experiencia al servicio del bien del deporte y de las mujeres en otras partes del mundo.
Una versión de este texto fue publicada originalmente en Traveleira.