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JERUSALEN (Reuters) – El papa Benedicto XVI visitó este martes lugares sagrados en Jerusalén en el corazón del conflicto entre israelíes y palestinos, en el medio de una gira empañada por la decepción judía acerca de sus declaraciones sobre el Holocausto. El pontífice de origen alemán se detuvo durante varios minutos en el Muro de los Lamentos, vestigio de un templo de la época romana que es el lugar más sagrado para el judaísmo, tras reunirse con el Gran Mufti, el máximo clérigo musulmán de los palestinos, en la Cúpula de la Roca que domina la Ciudad Antigua. Con el Mufti, Benedicto XVI recordó las raíces comunes de las tres religiones monoteístas en la historia de Abraham y Jerusalén. Luego colocó una plegaria escrita en el Muro de los Lamentos, un gesto tradicional, y se reunió con los dos rabinos jefes de Israel. “Envía tu paz sobre esta Tierra Sagrada, sobre Oriente Medio, sobre toda la familia humana”, dice la plegaria, de acuerdo al texto brindado por el Vaticano.
En una entrevista radiofónica, el presidente del Parlamento israelí, Reuven Rivlin, recriminó al Pontífice sus comentarios del lunes en el memorial Yad Vashem levantado para recordar a los seis millones de judíos asesinados en el Holocausto nazi. “Vino y nos habló como si fuera un historiador, alguien que mira desde fuera, sobre algo que no debería haber sucedido. ¿Y qué puedes hacer? Formó parte de ellos”, declaró Rivlin. En Yad Vashem, el Papa habló de la “horrorosa tragedia de la Shoah (el término hebreo para el Holocausto)”, pero decepcionó a algunos líderes religiosos judíos, que dijeron que debía haber pedido perdón como alemán y como cristiano por el genocidio.
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“Con todo el respeto para la Santa Sede, no podemos ignorar la carga que lleva, como un joven alemán que se unió a las Juventudes Hitlerianas y como una persona que se unió al Ejército de Hitler, que fue un instrumento del exterminio”, declaró Rivlin. El papa Benedicto XVI -Joseph Ratzinger antes de convertirse en pontífice- fue de adolescente miembro de las Juventudes Hitlerianas, cuando el alistamiento era obligatorio, y estuvo en las fuerzas alemanas en la Segunda Guerra Mundial antes de desertar.
En el segundo día de su estadía en Jerusalén, el Papa visitó poderosos símbolos del judaísmo y el islam en una ciudad que israelíes y palestinos reclaman como su capital. La Cúpula de la Roca se levanta sobre el lugar donde las tres grandes religiones monoteístas creen que Abraham preparó el sacrificio de su propio hijo a Dios, antes de que un ángel lo detuviera.
El rey Salomón y sus sucesores construyeron templos judíos allí antes de que los romanos destruyeran el segundo de ellos en el año 70 después de Cristo y los judíos marcharan al exilio. En el siglo XVII, conquistadores islámicos edificaron la primera cúpula en la zona, donde los musulmanes también creen que Mahoma ascendió a los cielos. El área de los alrededores, incluyendo la mezquita al-Aqsa y conocida por los musulmanes como el Noble Santuario, ha sido un centro de tensiones desde que las fuerzas israelíes capturaron la Ciudad Antigua de Jerusalén en 1967. Cuando el líder israelí Ariel Sharon caminó a través de lo que los judíos conocen como el Templo del Monte en el 2000, la ira palestina se transformó en varios años de una sangrienta revuelta (“Intifada”), en contra de la ocupación. Sharon se convirtió más tarde en primer ministro. El Papa rezará después en el lugar donde se piensa que Jesús mantuvo su última cena con sus discípulos antes de su crucifixión y posterior resurrección, la clave de la importancia de Jerusalén para los cristianos, antes de ofrecer una misa para miles de fieles en el Jardín de Getsemaní.