BEICHUAN, China (Reuters) – Una multitud abarrotó este martes unas ruinas del suroeste de China para conmemorar el año transcurrido desde que un terremoto devastó la región, mientras que el presidente Hu Jintao calificó los esfuerzos de reconstrucción como una prueba de la fortaleza nacional. En la provincia de Sichuan, donde el terremoto sacudió el condado de Wenchuan el 12 de mayo del año pasado, sobrevivientes y familiares de víctimas acudieron a localidades devastadas para recordar a sus seres queridos. El sismo causó la muerte de unas 89.000 personas, muchos de ellos niños. Hu dejó un ramo de flores en un memorial en Yingxiu, una localidad cercana al epicentro aniquilada por el sismo, y consideró el enorme esfuerzo por rescatar a supervivientes y reconstruir la región como una reivindicación de la política del Partido Comunista en el poder. “Durante el rescate y reconstrucción del terremoto, el país entero ha luchado con un solo corazón”, declaró Hu, con un tono sombrío y bajo, frente a una escultura de piedra de un reloj con la hora – 2:28 p.m. hora local – a la que se produjo el terremoto. “La constante mejora de nuestra fuerza nacional desde que comenzó la reforma y apertura es el firme fundamento material para nuestra victoria frente al colosal desastre del terremoto de Wenchuan”, dijo en un discurso emitido en directo en la televisión china. En las semanas previas al aniversario, medios oficiales han presentado el terremoto como un hito patriótico que demuestra la fuerza y compromiso del Gobierno con el bienestar del pueblo. Sin embargo, para muchas familias de los fallecidos, el aniversario fue ante todo un doloroso reencuentro personal con las desesperadas escenas de hace 12 meses, cuando desconcertados habitantes y soldados mal equipados trataron de salvar a los que habían quedado atrapados en viviendas, oficinas y colegios en ruinas. En Beichuan, una localidad situada en un valle que quedó destruida por el sismo y que hoy en día está habitualmente vacía y sellada por guardias, vecinos visitantes con cámaras en la mano llegaron en gran número cuando la policía abrió las puertas. Muchos encendieron incienso y billetes rituales para consolar a los muertos. Las cenizas se arremolinaba en el aire en medio de un tiempo borrascoso. “Siento que el terremoto no ha terminado aún. Cada vez que veo algo al respecto, tengo ganas de llorar”, dijo Zhou Ya, una joven de 20 años que perdió a un hermano y a una hermana en Beichuan, mientras encendía el incienso entre las ruinas. Para algunos supervivientes, el aniversario también provocó amargas palabras sobre la reticencia del Gobierno a investigar abiertamente los edificios que se derrumbaron en el terremoto, especialmente los colegios que se hundieron mientras oficinas y apartamentos cercanos permanecían intactos. Las autoridades impidieron cualquier concentración conmemorativa en la mañana del aniversario en Juyuan, una localidad donde murieron cientos de niños en un colegio, dijeron tres padres a Reuters por teléfono. “Creo que hay demasiado control”, declaró uno de ellos, Zhou Liangping. “Simplemente queríamos reunirnos y recordar a nuestros bebés”.