WASHINGTON/DETROIT – La Corte Suprema de Estados Unidos autorizó la venta de la quebrada firma Chrysler LLC -respaldada por el Gobierno- a un grupo liderado por la automotriz italiana Fiat SpA, lo que representa un triunfo para la empresa estadounidense y la administración de Barack Obama. En tanto, General Motors comenzó a reorganizar su ampliamente criticado directorio con el nombramiento del ex presidente ejecutivo de AT&T Inc Ed Whitacre como presidente. La corte rechazó la petición de un grupo de fondos de pensiones del estado de Indiana para retrasar el acuerdo y darles tiempo para encentrar la propuesta de Chrysler al grupo de Fiat, que incluye a un fondo sindical y a los gobiernos de Canadá y Estados Unidos. La Casa Blanca recibió con beneplácito la acción de la corte. “Nos complace que la alianza Chrysler-Fiat ahora podrá avanzar, lo que permitirá a Chrysler resurgir como una automotriz competitiva y viable”, dijo un funcionario de la Casa Blanca, hablando en condición de anonimato. Representantes de los tres fondos de pensión no pudieron ser localizados. Una portavoz de Chrysler no tuvo comentarios de inmediato. Chrysler busca cerrar su venta temprano esta mañana, aseguró una persona familiarizada con los planes.La fuente declinó ser identificada porque los planes aún no son públicos. Según la operación acordada entre las partes, la “nueva Chrysler” estaría controlada en un 68 por ciento por un fideicomiso del mayor sindicato en la firma; un 20 por ciento quedaría en manos de Fiat, y el resto sería para los Gobiernos de Estados Unidos y Canadá. El caso de Chrysler establece un precedente para General Motors Corp., que está utilizando una estrategia similar para salir de la bancarrota que presentó en Nueva York. Chrysler, Fiat y el Gobierno de Estados Unidos habían enviado un fuerte mensaje a la Corte Suprema, al asegurar que una demora en la aprobación de la venta de la quebrada automotriz más allá del 15 de junio haría colapsar el acuerdo. La declaración, realizada en un documento enviado a la corte, pretendió borrar las palabras de un portavoz de la firma italiana, que había asegurado que Fiat mantendría su fuerte interés por quedarse con una participación en Chrysler aún después del 15 de junio. El grupo de fondos de pensiones de Indiana, que buscaba frenar la venta, se había apoyado en las palabras del portavoz para asegurar que ya no había tanta presión sobre el tribunal para decidir sobre el asunto. El Gobierno del presidente Barack Obama también envió sus dardos a través de la procuradora general, Elena Kagan, quien aseguró que existía una “posibilidad sustancial” de que Fiat abandone el acuerdo si no se aprueba antes del 15 de junio. Tanto Kagan como Chrysler mencionaron la débil situación financiera de la firma y aseguraron que pierde $100 millones por día durante la bancarrota. La compra de Chrysler es clave en el proyecto del presidente ejecutivo de Fiat, Sergio Marchionne, de convertir a la sexta automotriz de Europa en términos de ventas en la segunda mayor empresa mundial del sector. Chrysler logró además que una corte le permitiera recortar en un cuarto el número de sus concesionarios en Estados Unidos. El juez Arthur González sostuvo que su dictamen, que permite a Chrysler rechazar 789 contratos con distribuidores minoristas, tenía vigencia inmediata. General Motors Corp informó que Whitacre se convertirá en presidente del directorio de la reestructurada automotriz durante el verano boreal. El mayor fabricante de autos de Estados Unidos, que presentó la bancarrota el 1 de junio, planea realizar un rápido proceso de venta que permita que, de la protección judicial salga, en unos 60 a 90 días, una compañía mucho más pequeña.