Hoy día el carro parece ser más que un medio de transporte, un apéndice de nuestro cuerpo. Esas cuatro ruedas lideradas por un volante hacen las veces de músculos o articulaciones, de amigos entrañables y conjuntamente fastidiosos. Para un país como Puerto Rico donde la ciudad está desplazada, la búsqueda de un casco urbano es fatigosa y el transporte colectivo parece ser más un dolor de cabeza que un remedio, la presencia del automóvil es frecuente y parece multiplicarse por diez mientras corren los días. Este usual compañero que viene en abundantes modelos y colores no siempre se lleva bien ni con el ambiente ni con sus amos, los conductores. Las emisiones de gases, como el monóxido de carbono, dañan la atmosfera y provocan el ‘smog’. Por otro lado, y el que más nos atañe, los carros al igual que las carreteras son escenarios sino mortíferos, perjudiciales para el ser humano. Según un informe que publicó la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el mes de junio alrededor de 1.2 millones de personas mueren anualmente a causa de accidentes en las vías de tránsito y “50 millones sufren traumatismos”. El reporte muestra que los accidentes en las carreteras son la novena causa de mortalidad mundial. Se espera que para el 2030 sea la quinta. No debe extrañarnos entonces que, conforme con la información que provee el portal de estadísticas Nationmaster, países como Italia, Estados Unidos y Alemania por cada 1,000 personas cuenten con un promedio de 500 automóviles. En Puerto Rico, indican los informes de la Policía, ocurren más de 50 mil accidentes de tránsito cada año. Estos causan un promedio de 500 muertes y 30 mil heridos. De otra parte, para el 2008 en Estados Unidos murieron 43,313 personas en colisiones vehiculares, manifiesta National Highway Traffic Safety Administration. Aunque parezca –y probablemente sea- una cifra muy grande, es curioso que en dicha nación se haya visto una merma de muertes en la carretera. Si se le compara con el 1979 y 1980, donde hubo 51,093 defunciones por choques vehiculares, el panorama actual muestra un descenso de un 30% en este tipo de muertes. Otros lugares que a la luz de las cifras no son los que más vehículos tienen presentan igualmente una disminución. En España, por ejemplo, la Dirección General de Tráfico revela que en 2009 ha habido 930 muertes en la carretera, 10% menos que el año pasado. En la Isla, aunque las estadísticas son irregulares, conforme a la información publicada en la página de estadísticas tendenciaspr.com, se reportan menos muertes (500 en el 2006 y 580 en el 2005).
La OMS en su ‘Informe sobre la situación mundial sobre la seguridad vial’, explica que “los países de ingresos bajos y medianos tienen tasas más altas de letalidad por accidentes de tránsito (21.5 y 19.5 por 100 000 habitantes, respectivamente) que los países de ingresos altos (10.3 por 100,000)”. El trabajo expone que más del 90% de las víctimas mortales de los accidentes de tránsito pertenecen a países de ingresos bajos y medianos, éstos sólo tienen el 48% de los vehículos del mundo. Por otra parte, en los lugares con mayores ingresos las tasas de mortalidad han ido descendiendo en los últimos años, como el mencionado caso de Estados Unidos. El reporte arguye que hay que crear mayor seguridad en las vías por medio de la integración multisectorial (gobierno, policía y sectores salubristas) tanto para evitar las colisiones como para atenderlas.