LIMA- El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, negó este miércoles que sus partidarios puedan estar relacionados con amenazas de muerte recibidas por el mandatario interino en su país, Roberto Micheletti, a quien acusó de ver “fantasmas”. Micheletti, sentado en la silla presidencial desde que militares sacaron a Zelaya a punta de fusil de su casa y lo trasladaron a Costa Rica hace casi dos meses, dijo el lunes que debió estrechar su seguridad tras recibir amenazas de muerte y sugirió que éstas provinieron de partidarios de Zelaya. “Los supuestos del señor Micheletti creo que circulan más bien en sus fantasmas que lo han llevado a cometer este error contra los hondureños”, afirmó a periodistas Zelaya al ser consultado sobre los comentarios de Micheletti. “Los que están con los rifles, con la fuerza de las armas, son los golpistas que él encabeza”, agregó en el Palacio de Gobierno de Lima, donde se reunió por cerca de una hora con el presidente peruano, Alan García. Al denunciar las amenazas, Micheletti no precisó su procedencia ni los medios por los que fueron realizadas. El derrocado mandatario realiza un periplo por Latinoamérica -en el que visitó recientemente Chile, Brasil y México- para que líderes de la región mantengan su rechazo al Gobierno de facto y desconozcan la legitimidad de una eventual elección presidencial programada para noviembre. Por otro lado, Zelaya aseguró que el retorno a su país es “inminente”, aunque aclaró que desea hacerlo pacíficamente. “Me siento con mis manos limpias para regresar a Honduras”, afirmó. Pese a que el golpe ha sido condenado por la comunidad internacional, el Gobierno interino no ha cedido en su posición de avalar la legalidad de la salida de Zelaya y cuenta con el apoyo de empresarios, la Iglesia y varios grupos políticos. Las negociaciones que buscan una salida a la crisis política están estancadas, mientras que el Gobierno interino rechaza que el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, forme parte de una misión mediadora que busca reflotar el Acuerdo de San José propuesto por el presidente costarricense, Oscar Arias.
Estados Unidos fue uno de los primeros países en condenar el golpe de Estado y sancionar económicamente al empobrecido país centroamericano, fuertemente dependiente de sus exportaciones de café y textiles. En señal de crítica, Washington suspendió los programas de ayuda militar por 16,5 millones de dólares y de desarrollo, a la vez que amenazó con cancelar hasta 180 millones de dólares en otros fondos. Sin embargo, Zelaya consideró que el Gobierno del presidente Barack Obama puede tomar medidas “mucho más enérgicas”. “Se han tomado medidas diplomáticas, los organismos internacionales han tomado medidas económicas, ahora faltarán medidas comerciales y medidas personales para los golpistas”, añadió Zelaya a la radio local RPP. “Si avanzamos en ese campo, en las medidas comerciales y las medidas personales, el golpe no resiste ni cinco minutos, con la acción de los países, especialmente de Estados Unidos”, afirmó. En sanción al golpe, Honduras también dejará de recibir préstamos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), claves para sus planes sociales y de infraestructura, lo que tendría un impacto de 200 millones de dólares tan sólo este año, según el Gobierno interino.