SEUL (Reuters) – Corea del Norte invitó al enviado estadounidense que supervisa las relaciones con la aislada nación, Stephen Bosworth, a que realice una visita en septiembre para discutir su programa nuclear, reportaron el martes medios surcoreanos, en el último de una serie reciente de gestos conciliatorios. En otra señal de que está listo para descongelar sus relaciones, Corea del Norte aceptó que se realicen charlas el miércoles entre las agencias de la Cruz Roja de ambas Coreas con el objetivo de reanudar las reuniones de familias separadas por la guerra librada entre 1950 y 1953 suspendidas hace casi dos años. Analistas dicen que Corea del Norte podría estar suavizando su tono frente a Washington y Corea del Sur intentando ventilar su deteriorada economía a causa de las sanciones impuestas por la ONU. Bosworth podría dirigir una delegación que primero iría a Corea del Sur, China y Japón para discutir las detenidas charlas a seis partes sobre desarme norcoreano antes de dirigirse a Pyongyang, señaló el diario JoongAng Ilbo, citando a una fuente diplomática de alto rango en Washington. Este sería el primer acercamiento entre el gobierno de Obama y Corea del Norte. La invitación fue extendida luego que el ex mandatario estadounidense Bill Clinton mediara por la excarcelación de dos periodistas estadounidenses acusadas de ingresar ilegalmente al país. Por otra parte, funcionarios estadounidenses estipularon que están dispuestos a mantener charlas directas con Corea del Norte, pero sólo dentro del contexto de las negociaciones de desarme entre seis partes que incluyen a las dos Coreas, China, Japón, Rusia y Estados Unidos, sin embargo, Corea del Norte alega que este formato esta muerto y por esto boicotearon las conversaciones desde fines del año pasado. Philip Goldberg, coordinador estadounidense de las sanciones de la ONU para Corea del Norte, estuvo en Asia en los últimos días buscando apoyo para los castigos que apuntan a terminar con el comercio armamentístico de Pyongyang, que de acuerdo a estimaciones le proveería anualmente cientos de millones de dólares. Las relaciones entre las dos Coreas comenzaron a enfriarse cuando el presidente surcoreano Lee Myung-bak asumió el cargo en febrero de 2008 y cerró el flujo constante de ayuda incondicional. Sin embargo, el mandatario tuvo su primera oportunidad de diálogo con Core del Norte cuando recibió una delegación de su vecino del norte que viajó a Seúl a expresar las condolencias por el deceso de la muerte del ex presidente Kim Dae-jung. De acuerdo a sus propuestas, Corea del Sur llevaría inversión a Pyongyang para reconstruir su deteriorada infraestructura, y sacaría a su población de la extrema pobreza a cambio de que su vecino renuncie a su aspiración de construir un arsenal nuclear. Pero pocos creen que Corea del Norte esté lista a abandonar sus sueños atómicos y varios expertos sostienen que los gestos de Pyongyang representan más un cambio de táctica que un cambio de idea, advirtiendo a Washington que aún no elimine las sanciones.