Luego de inspeccionar junto a los Técnicos de Emergencias Ambientales las instalaciones de la Rubber Recycling Company (REMA) en Caguas, para determinar si el incendio que se desató el pasado domingo en esa empresa causó algún impacto ambiental, el presidente de la Junta de Calidad Ambiental (JCA), Pedro Nieves Miranda, aseguró que no se detectó ningún peligro de contaminación. Nieves Miranda afirmó que el siniestro fuego en la planta no fue tan grave como para que se refiera al “Superfondo” de emergencias ambientales, un programa del gobierno federal cuyo objetivo es la limpieza de sitios contaminados con residuos peligrosos. Sin embargo, según publicó el periódico Primera Hora, empleados de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) tomaron las debidas precauciones e instalaron una barrera de impacto ambiental en la represa Carraízo, para evitar que la basura y otros sólidos llegaran a las tomas de agua. Además, esta barrera, instalada a 60 pies de distancia de las tomas y con seis pies de profundidad, tiene material adherente que no permitiría el paso de aceite u otros contaminantes. “El pueblo puede estar confiado”, aseguro a un rotativo local, Mayra Encarnación, directora de emergencias de la AAA. Por su parte, el presidente de la JCA opinó que aunque está tranquilo porque no se ha detectado ningún peligro de contaminación, esto no le quita al incidente que ha sido “un crimen ambiental”.
Tras el fuego provocado el pasado domingo 23 de agosto en la planta de reciclaje REMA, donde se quemaron alrededor de 25 mil gomas usadas, varias agencias de Gobierno han analizado el impacto ambiental que podría causar este incidente. Cuando se quema una goma, se transforma en cenizas de fondo y volátiles, así como gases. Polvo fugitivo, ácido clorhídrico, dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, compuestos orgánicos, benceno, naftaleno, compuestos aromáticos policíclicos y metales pesados como el plomo son algunos de los químicos que liberan los neumáticos. La combustión de gomas también produce dioxinas, considerado como uno de los productos más tóxicos. Aunque la incineración de neumáticos causa un gran daño al ambiente, este problema también afecta la salud de los ciudadanos. Estudios revelan que esta quema contribuye al aumento del cáncer, malformaciones genéticas, enfermedades del hígado y riñón, asma bronquial, alergias y otras enfermedades respiratorias. Específicamente, el óxido de nitrógeno, otro de las emanaciones, está vinculado tanto con enfermedades crónicas respiratorias y de la piel, así como con el calentamiento global. Los neumáticos tienen un poder calorífico muy alto, debido a que una tonelada equivale aproximadamente a 0,7 tep (toneladas equivalentes de petróleo). Para remediar este impacto, directores de varias agencias ambientales han expresado que la mejor manera para evitar estos incidentes es reduciendo, reutilizando y reciclando o eligiendo neumáticos de calidad, que duren más tiempo y garanticen un consumo menor de gasolina. Aunque el reciclaje de neumáticos ha sido uno de los grandes retos para la Autoridad de Desperdicios Sólidos, debido a que en la Isla se desechan alrededor de 18,000 gomas diariamente, los funcionarios de Gobierno han exhortado a las agencias ambientales a aplicar la Ley Num. 41 de 2009, conocida como “Ley para el Manejo Adecuado de Neumáticos de Puerto Rico”.