WASHINGTON (Reuters) – El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió al Congreso de su país que ponga fin a las disputas políticas y avance rápidamente en una reforma exhaustiva que transformaría dramáticamente el sistema de salud y el mercado de seguros. En su tan esperado discurso, de a ratos emotivo, Obama aseguró que los legisladores están más cerca que nunca de promulgar la reforma y explicó una serie de propuestas para mejorar las condiciones de quienes están asegurados y para expandir las opciones de quienes no tiene cobertura, incluyendo una controvertida “opción pública” manejada por el Gobierno. El mandatario también lanzó una fuerte reprimenda a los críticos, acusándolos de usar tácticas de amedrentamiento en lugar de un verdadero y honesto debate al difundir ideas falsas, como la acusación de que “paneles de la muerte” decidirán el tratamiento para los ancianos. “No perderé el tiempo con quienes han llegado a la conclusión de que es una mejor medida política eliminar este plan que mejorarlo”, dijo en una sesión conjunta del Congreso. “No me quedaré cruzado de brazos mientras los intereses particulares usan las mismas tácticas trilladas para mantener las cosas exactamente como están. Si tergiversan el contenido del plan, los pondremos en evidencia”, agregó. Los demócratas, que han luchado durante décadas para promulgar reformas a los servicios de salud, aplaudieron a Obama de pie en varias ocasiones, mientras que los republicanos murmuraban de a ratos visiblemente molestos y sostenían en alto copias de una iniciativa de reforma apoyada por su partido. Como había prometido, detalló varios conceptos que quería ver incluidos en cualquier ley que sea aprobada por el Congreso. Entre ellos la creación de un seguro con el que individuos y pequeños empresarios puedan obtener seguro médico a precios competitivos y que, como grupo, puedan negociar mejores coberturas. En un intento por ganar el apoyo republicano, Obama propuso una serie de proyectos de demostración estatal sobre reforma para enfrentar las negligencias médicas, un objetivo buscado desde hace tiempo por los republicanos. También brindó su apoyo a una propuesta de su ex rival republicano en la carrera presidencial, John McCain, de un fondo de seguro para consumidores de alto riesgo. Obama declaró que millones de estadounidenses sin cobertura viven a una enfermedad de la bancarrota, y que otros no pueden conseguir un seguro debido a condiciones médicas preexistentes. El presidente prometió créditos fiscales a quienes no puedan adquirir una cobertura. “Somos la única democracia avanzada en la Tierra -la única nación rica- que permite que millones de sus habitantes atraviesen esas penurias”, declaró el mandatario. El congresista republicano Joe Wilson gritó “usted miente” cuando Obama declaró que su plan no dará cobertura a inmigrantes ilegales. Los republicanos también rieron cuando Obama sostuvo “aún quedan ciertos detalles significativos por resolver”. Obama ofreció el discurso con la esperanza de revitalizar su debilitada campaña para revisar un sistema de servicios de salud de 2.500 billones de dólares y para reclamar el control de un debate que se ha empantanado en el Congreso en medio de un creciente escepticismo público. El mandatario aseguró que su plan busca recortar los costos de la salud, mejorar la atención, regular a las aseguradoras para ayudar a proteger a los consumidores, además de ampliar la cobertura. Asimismo, repitió su compromiso de que la propuesta, que costaría 900.000 millones de dólares de aquí a 10 años, no incrementará el déficit de presupuesto. Reducir el malgasto y la ineficiencia en Medicare y Medicaid -los planes de salud para las personas de edad avanzada y de escasos recursos- financiaría la mayor parte del plan, explicó Obama, mientras que el resto provendrá de un cobro a las aseguradoras que se beneficiarían con decenas de millones de nuevos clientes. También reiteró su apoyo a un plan de creación de un seguro operado por el Gobierno, conocida como “opción pública”, que ha despertado una fuerte oposición de críticos que dicen que podría afectar a las compañías de seguros y llevar a un dominio estatal de la industria. Pero Obama dejó en claro que la falta de una opción pública en cualquier iniciativa final no sería motivo para poner fin a un acuerdo, y prometió considerar las ideas republicanas para fomentar una mayor competencia y reducir costos. “La opción pública sólo es un medio para ese fin (…) y seguiremos abiertos a otras ideas que lleven a lograr nuestro objetivo final”, señaló el mandatario.
En el Senado, meses de negociaciones bipartidistas del llamado “Gang of Six” (“Grupo de los Seis”) en la Comisión de Finanzas llegaron a las etapas finales mientras el presidente del panel, el demócrata Max Baucus, dijo que era tiempo de proceder con o sin los republicanos. Baucus señaló a la prensa que seguiría adelante la próxima semana con un proyecto de ley que distribuyó recientemente a los miembros de la comisión. Ese plan impondría un pago a las aseguradoras, pero no incluiría una opción de seguro gubernamental, que él dijo “no podrá ser aprobaba en el Senado”. El plan de Baucus pondría un impuesto a aseguradoras en sus pólizas de salud más caras y daría créditos fiscales a individuos y familias para ayudarles a compensar el costo de las primas. Tres comisiones en la Cámara de Representantes y otra en el Senado terminaron su trabajo en un proyecto de ley sobre el sistema de salud, dejando a la Comisión de Finanzas del Senado como el obstáculo final antes de que cada Cámara pueda discutir el tema. Los republicanos se han opuesto al costo total, han cuestionado el compromiso de Obama de que el plan no incrementará la deuda del Gobierno, y han calificado algunas de las propuestas como un primer paso para que Washington asuma el control de los servicios de salud. Luego de finalizado el discurso, pocos parecían haber cambiado de opinión luego de escucharlo. “Cuando se trata de los servicios de salud, los estadounidenses no quieren que el Gobierno derribe el sistema que tenemos y establezca un sistema más grande controlado por el Estado que traiga un gasto y deuda importante”, manifestó el líder de los republicanos del Senado, Mitch McConnell. Jay Timmons, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Manufactureros, dijo que estaba preocupado por el hecho que muchas de las propuestas “incrementarán los costos y amenazarán la recuperación económica”.