Aquí el manifiesto en su original: Nosotros, escritores puertorriqueños, rechazamos la política de censura del Departamento de Educación (DE) de Puerto Rico que, bajo ridículas acusaciones impropias de una sociedad democrática, elimina del currículo de las escuelas públicas prestigiosas obras de autores del país y del extranjero perfectamente adecuadas para la enseñanza a nivel superior. Una decisión de esa naturaleza, que condena por alegado «lenguaje burdo y soez» obras tan meritorias como «El entierro de Cortijo», de Edgardo Rodríguez Juliá; «Aura», de Carlos Fuentes; la antología «Reunión de Espejos», donde están representados importantes narradores del patio, así como «Mejor te lo cuento» de Juan Antonio Ramos y “Antología personal” de José Luis González, es una afrenta a la cultura y una movida propia de sociedades represivas, con gobiernos dictatoriales e ignorantes. Motivada por un puritanismo trasnochado, que demoniza las referencias “sexuales” y los vocablos del habla cotidiana usados con fines estrictamente literarios, la determinación del DE margina y penaliza a voces críticas y comprometidas que abogan por la justicia y la libertad. Exigimos al gobernador Luis Fortuño que le explique al pueblo si la política educativa del País va a seguir respondiendo a criterios oscurantistas que, en épocas no tan lejanas, justificaban la persecución del pensamiento disidente. La excusa de que no son libros apropiados para grados superiores pero sí para universidad no se sostiene. Los jóvenes necesitan estar expuestos al estímulo intelectual y la riqueza imaginativa que les provee la buena literatura. Que los escritores tengan que salir en defensa de su propio trabajo es una vergüenza para cualquier país que se respete. La quema de libros simbólica avalada por el gobierno pretende convertir en cenizas no sólo las obras prohibidas sino también la cultura puertorriqueña que ha difundido, con tanto brío, nuestra literatura.