Debajo del único foco que alumbra la cancha de baloncesto de la comunidad Capetillo en Río Piedras, Dorimar Hernández, de ocho años, y Chelianna Ruíz, de doce, redactan una carta a la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz. Mientras buscan las palabras para expresar su preocupación por las condiciones precarias en que se encuentran las áreas recreativas de su comunidad, un grupo de niños del vecindario se unen para colaborar con el escrito.
Juntos alzan una sola voz y comienzan a enumerar las deficiencias y el mal estado en que se encuentran los predios de Capetillo. Entre ellas, destacan las innumerables veces que han llegado hasta dicha cancha y se han topado con bolsas llenas de basura y comida desechada, falta de iluminación y hasta jeringuillas que dejan los usuarios de drogas en el espacio donde los niños juegan.
Con solo ocho años, Dorimar tiene claro en su memoria el día en que su amigo, de 13 años, se “espetó una jeringuilla en la planta del pie”, en los predios de la cancha. Además, entre los recuerdos de la comunidad, sigue impregnado el dolor por el asesinato de Eduardo Maldonado, vecino de Capetillo, que fue baleado en octubre a raíz de una discusión en otra cancha ubicada en la calle Barnard, en colindancia con Capetillo.
“Si se hubiera quedado en la comunidad [Capetillo], no hubiera pasado esto”, apuntó Ángel Guevarez, vecino del sector y voluntario del huerto de la comunidad.
A pesar de que los reclamos por las condiciones de las áreas recreativas han sido tema de conversación hace años, continúa la interrogante de quiénes son los responsables de lo que sucede en la comunidad.
Según el coordinador del huerto de Capetillo y una de las voces del Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial (CAUCE), el doctor Germán Ramos, el Municipio de San Juan, la Universidad de Puerto Rico (UPR) y los vecinos de la comunidad deben unirse para trabajar en conjunto un plan piloto para el rescate de las instalaciones recreativas.
“No hay comunicación. No hay un programa que le diga a los vecinos ‘mira, hay problemas de basura, vamos a cooperar’ para que de esta manera el Municipio se integre a la UPR para crear un programa piloto y ver qué se puede lograr”, apuntó el doctor Ramos a Diálogo.
Hasta ahora, Ángel Guevarez y Elena Resto, vecinos de Capetillo, se encargan fielmente de la limpieza y mantenimiento del parque para niños y del huerto de la comunidad. “Si no lo hace uno, no lo hace nadie”, dijo Pérez.
A pesar de que la comunidad ha entablado conversaciones y reuniones con el Municipio de San Juan y la UPR, nunca se han logrado establecer acuerdos permanentes en conjunto para el beneficio de los vecinos de Capetillo. Por esto, la esperanza está puesta en la labor cotidiana de los niños, jóvenes y adultos que están fungiendo como portavoces, quienes a diario exigen y trabajan por lo que esperan sea su sector: un lugar tranquilo y limpio.