Las desigualdades sociales y la mal distribución de riquezas se acentuarían y aumentarían con los efectos del cambio climático.
En su más reciente visita a la Universidad de Puerto Rico (UPR), el doctor Ramón Bueno, investigador del Stockholm Environment Institute-United States Center (SEI), vistió de carne y hueso al cambio climático, concepto que alude a las dramáticas transformaciones en los patrones del clima que afectan a la Tierra.
Según el último informe de evaluación publicado el pasado fin de semana por el Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático (IPCC), debido a este fenómeno ambiental el nivel del mar podría alcanzar eventualmente hasta dos metros (seis pies) y la temperatura del planeta aumentar dos grados. También se contempla que ocasionará un impacto social significativo.
“Una de las cosas que se pierde en los estudios científicos, es el impacto en las personas, o sea que, el rostro del cambio climático es el rostro de los que estamos aquí, de las familias de ustedes, de los conocidos de ustedes, los hijos, los nietos; el costo y los impactos que va a haber en las vidas personales de todo el mundo, pero también en los de las futuras generaciones”, declaró Bueno en el conversatorio : “El rostro humano del cambio climático”, efectuado esta semana en la UPR en Carolina.
El doctor Bueno puntualizó que las comunidades pobres serían las más afectadas por los cambios climáticos, debido principalmente a que no cuentan con los medios de acceso a los servicios de protección de bienes económicos y de salud. Foto por: David Cordero Mercado
Bueno, trabaja en un proyecto de investigación sobre este tema. En su estudio indaga cómo se ven impactadas y cómo se afectarán las comunidades en el Caribe, Latinoamérica y el resto del mundo, por los cambios climatológicos que ya han comenzado a manifestarse. El científico español se enfoca en resaltar los efectos del cambio climático en la gente.
De acuerdo con él, un aumento en los niveles de agua en las costas, podría provocar, por ejemplo, el desplazamiento de miles de personas que residen en esas zonas costeras. Del mismo modo, se vería afectada la pesca y los que hacen de esa práctica su modo de producir de dinero. Se prevé que las temperaturas promedio del mar van a cambiar en distintas zonas y los niveles toxicológicos aumentarán. En el trópico, por ejemplo, las aguas serían más calientes. Esto provocaría un desplazamiento de comunidades de peces en busca de aguas ya no tan calientes y menos tóxicas.
Por otro lado, según Bueno las desigualdades sociales y la mal distribución de riquezas se acentuarían y aumentarían con los efectos del cambio climático. El experto señaló que las personas de clase media y baja serían las más afectadas porque no cuentan con los medios suficientes para atender los posibles efectos del cambio climático no solo en el aspecto material, también en la salud. Los periodos de calor, por ejemplo, podrían ser sofocantes, poniendo en mayor peligro a los envejecientes y niños.
El impacto en Puerto Rico
Como introducción al conversatorio el doctor Rafael Méndez Tejeda, catedrático de Ciencias Naturales de la UPR en Carolina y director del Laboratorio de Ciencias Atmosféricas de dicho recinto, presentó una serie de fotos sobre la erosión y disminución de costas en Puerto Rico, siendo las áreas oeste y norte las mayor afectadas en periodos de tiempo relativamente corto. El catedrático, quien organizó y moderó el evento, también hizo incapié en la necesidad de pensar más allá de los cambios climáticos, en el ser humano que verá directamente afectado por los efectos.
“Si uno piensa quién vive en esas casas (construidas cerca de la costa), depende mucho de si es un condominio lujoso o si es una casa modesta… ¿qué rostro está detrás?”, se cuestionó el científico.
“Si es una persona pudiente obviamente va a sufrir el impacto, pero probablemente tiene medios para hacer reparaciones costosos, o quizás mudarse a otro sitio, quizás tenga buena cobertura de seguro. Una persona de ingresos modestos que quizás viva en una costa muy afectada, puede que viva ahí porque nunca tuvo otra opción, entonces esa persona va a sufrir esos impactos de una manera muy diferente”, destacó .
Según el geomorfólogo José Molineli, del Departamento de Ciencias Ambientales del recinto riopedrense de la UPR, en Puerto Rico los efectos no se limitarían a la población costera. Alrededor de cien comunidades que viven en zonas susceptibles a deslizamientos en el interior montañoso central se encontrarían en constante peligro, así como distintas urbanizaciones de clase media y alta construidas en la zona kárstica de la Isla, donde existen sumideros que podrían colapsar por eventos de sequía o lluvia extrema. También se encuentran en peligro mayor alrededor de 160 mil familias cuyas residencias están ubicadas en zonas inundables, debido a que en la medida en que las lluvias se hagan más intensas, aumentará la probabilidad de inundaciones.
El reto
Pero, como recalcó Bueno, “no estamos condenados a sufrir esto, hay grandes oportunidades de cambiar el rumbo de las cosas”. Según el Investigador, no hay que perder de perspectiva que en cuanto mayor demora exista en tomar pasos serios, más costoso va a ser el problema y eventualmente los cambios pueden ser irreversibles.
El experto en clima y desarrollo enfatizó en que la masificación y distribución de la información científica traducida a un lenguaje cotidiano capaz de ser comprendido por todos los ciudadanos, en conjunto con los costos humanos que se deducen de esa información, constituyen un paso esencial en el proceso de toma de decisiones destinadas a contrarrestar los efectos del cambio climático.
Asimismo, indicó que el entendimiento y discusión amplia de esos problemas, tiene que provocar eventualmente que los agentes de poder del sistema gubernamental respondan a los reclamos de una población que comprende cabalmente el asunto del cambio climático y que ha internalizado que los efectos los sentirán todos.
“Cuanto menos uno mitigue, más costosa va a ser la adaptación, sitios como el Caribe tienen que pensar en adaptación porque sin ella no van a sobrevivir”, puntualizó el doctor Bueno.
El proceso de mitigación parece ser clave para poder llevar a cabo varias medidas prácticas que enumeró la profesora Marla Pérez, del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la UPR. “Hay que tener en mente que si las causas del problema son sistémicas no podemos pretender atacar el problema de manera individual, hay que atacarlo de manera sistémica”, enfatizó la socióloga y analista ambiental.
La profesora Marla Pérez enfatizó en que las acciones individuales de los ciudadanos en vías de proteger el ambiente y contrarrestar cambios climáticos no son suficientes, por lo que es necesario que las empresas y gobiernos asuman su responsabalidad y produzcan soluciones de forma sistémica al daño que hacen al ambiente a través de emisiones de gases y contaminantes. Foto por: David Cordero Mercado
Para ello, según Pérez, es indispensable que exista un sistema político que asegura para los ciudadanos la oportunidad de participar efectivamente en los procesos de toma de decisiones. El sistema económico, por otro lado, tiene que ser capaz de generar excedentes y conocimiento técnico de manera autosuficiente y sostenida.
La profesora del RUM añadió que es necesario un sistema de producción que respete la obligación de preservar la base ecológica del desarrollo, y un sistema tecnológico que puede buscar soluciones nuevas continuamente, mediante la recopilación y análisis de la data disponible. Agregó que debe implementarse, por otro lado, un sistema internacional que promueva patrones sostenibles de comercio y gobernanza, y por último, debe crearse un sistema administrativo flexible con la capacidad para autocorregirse. Estos procesos dan paso a un nivel de sostenibilidad que, aunque no absoluta, permitiría aspirar a brindarles un planeta en las mejores condiciones posibles a las futuras generaciones.
Para la socióloga, un sistema económico-político basado en productividad y competitividad meramente, resulta en un gran obstáculo para el logro de los mencionados objetivos. La educadora subrayó, por ejemplo, el proyecto de Reforma Energética de Puerto Rico presentado en la Cámara del Senado. En dicho documento, en la justificación y exposición de motivos, se puntualiza que el objetivo principal de la ley es disminuir los costos de electricidad para maximizar la productividad de las empresas y de esa forma mejorar la competencia (es decir, la competitividad de las empresas puertorriqueñas en relación a empresas de otros países).
“Lo que demuestra la evidencia empírica es que cuando se utiliza el concepto de productividad y competitividad para guiar las decisiones de política pública, lo que hace es beneficiar mucho a los actores económicos-políticos que hacen la inversión de capital, pero externaliza las consecuencias negativas hacia las mismas víctimas o personas que están subyugadas, oprimidas, utilizadas por el mismo sistema”, indicó Pérez.
En el conversatorio se dijo, además, que varios profesores de la UPR se encuentran trabajando ya en un proyecto de ley dirigido a atender los efectos del cambio climático en Puerto Rico y las distintas formas de contrarrestarlo.