Durante la pasada década, según registros de la Oficina del Contralor, varias entidades gubernamentales otorgaron contratos por un total aproximado de $127 millones a Caribbean Petroleum Corporation (Capeco), compañía que saltó a la palestra al producirse un incendio en sus instalaciones que tomó tres días extinguir y que provocó pérdidas millonarias y graves daños ambientales que aún no han sido calculados ni evaluados. Ocho de los 13 contratos registrados por el Contralor aún están vigentes: dos con la Compañía de Fomento Industrial por $125 mil y $48 mil; dos con la Compañía de Comercio y Exportación por $264 mil, y tres con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) por $5.754 millones, $36.4 millones y $83 millones, que tienen vigencia hasta el 2016 y el 2017. Entre los contratos ya vencidos aparecen dos con el Municipio de Bayamón. El actual director de operaciones de la empresa, Ram Zeevi, asumió dicho cargo en el 2001. En mayo de ese mismo año, Capeco obtuvo la designación de zona de libre comercio (FTZ, por sus siglas en inglés), según registrado en el Departamento de Comercio de Estados Unidos, para luego declararse en bancarrota ante el tribunal de quiebras en Delaware, donde está incorporada, en diciembre. La designación de FTZ —de la cual en Puerto Rico también gozan compañías como Bristol Myers Squibb, Schering-Plough, Ortho Biologics, Abbott, Lilly, Amgen, Pfizer, Merck, Baxter, Shell, y PepsiCo— elimina o difiere el pago de los impuestos federales, locales y de aduana. De acuerdo con el informe de 2007 de la Junta de FTZ ante el Congreso de Estados Unidos, Capeco recibió mercancía por un valor de alrededor de $333 millones y envió mercancía por un valor aproximado de $334 millones. Como indica la página cibernética de la empresa, la refinería ubicada en Bayamón comenzó operaciones en 1955 bajo el nombre de Caribbean Refining Corporation, precisamente con el propósito de proveer combustible a las plantas de la AEE localizadas en Palo Seco y San Juan. Tras varios cambios de dueño y de nombre, el empresario israelí Gad Zeevi, padre de Ram, la adquirió en 1987, y pasó a llamarse como se conoce hoy día. La página Corporationwiki.com vincula a padre e hijo a tres empresas identificadas como Curacao Corporation Company NV, Gazas NV Inc. y Lexel Establishment Inc., localizadas en Dakota del Sur, pero incorporadas en la Florida en 1980. Según una demanda radicada en su contra, Ram es además dueño de Oil Investments Consolidated. También forma parte de la gerencia de la empresa Nicolás López Peña, principal oficial financiero, quien fuera director ejecutivo de la Corporación del Fondo del Seguro del Estado durante la administración de Sila M. Calderón. Un informe de Prensa Asociada asegura que Calderón llegó a entrevistarse con López Peña para intentar convencerlo de que se postulara para la alcaldía de Bayamón por el Partido Popular Democrático durante las elecciones de 2004. Como reseña un informe de prensa publicado por El Vocero, durante la incumbencia de Calderón, Capeco logró que Hacienda le redujese a $32 millones una deuda contributiva de $191 millones, a pesar de que el examinador de la corte de quiebras había dicho que las finanzas de la compañía en Puerto Rico estaban escondidas tras un entramado de compañías fantasmas. La investigación de El Vocero también indica que una opinión del tribunal de Boston identifica a un funcionario de Capeco como la persona que en 1994 presionó a la gerente de un laboratorio para que falsificara la calidad del combustible que le vendían a la AEE para poder cobrar más caro por un combustible de inferior calidad. En aquel momento, Ramón Cantero Frau, ahora ex esposo de Calderón, con quien contrajo nupcias durante su mandato en el 2003, fungía como vicepresidente, principal oficial financiero y miembro de la junta de directores de la refinería y de las compañías asociadas. Cantero Frau, reseña El Vocero, ha negado en repetidas ocasiones cualquier vínculo con cualquier irregularidad. Capeco, que emplea a unas 65 personas, maneja una refinería; ofrece servicios de mezcla, almacenamiento y redistribución, y tiene bajo contrato más de 200 estaciones en Puerto Rico que venden gasolina y diesel bajo la marca Gulf. Cuenta con un solar de aproximadamente 115 acres, que incluye el área de los tanques, el área de procesamiento, el área administrativa y una instalación de tratamiento de aguas residuales. Además posee y opera el único muelle privado de carga en Puerto Rico, localizado en la bahía de San Juan en Guaynabo, a unas dos millas y media de sus oficinas centrales. La refinería ha sido ampliada y modernizada en varias ocasiones para incrementar su capacidad de manejar 10,000 barriles al día en 1955 a 48,000 barriles al día cuando trabaja a máxima capacidad. No obstante, las operaciones de la refinería han sido intermitentes y cesaron definitivamente en el 2000, tan sólo 14 meses después de una restauración de su equipo a un costo de $35 millones, debido al bajo rendimiento de los márgenes de refinación (la diferencia entre el ingreso por venta de los productos refinados y los costos y gastos). Los tanques son utilizados para el almacenaje de gasolina, turbosina (jet fuel), diesel, combustóleo (fuel-oil) y gas licuado del petróleo. La mayoría de los tanques tienen capacidad para mezclar el producto. Los componentes de la gasolina se importan y se mezclan para obtener la gasolina acabada. Los componentes del combustóleo (fuel-oil) son importados, y CAPECO los mezcla según las especificaciones del cliente. El muelle sirve como centro de operaciones y está conectado a la refinería por tuberías. Permite la carga y descarga de petróleo crudo así como de productos limpios o negros, y tiene la capacidad de recibir naves de hasta 38 pies de esbozo. Según un informe de la empresa en manos de Diálogo, Capeco cuenta con seis tuberías de acero de varios diámetros para trasladar crudo, combustóleo (fuel-oil), gasolina, diesel, turbosina (jet fuel) y aguas residuales tratadas que van a parar a la Bahía de San Juan. Los 13,000 pies de tubería pasan sobre la tierra —terreno al que Capeco tiene el derecho al paso—, excepto en dos tramos que intersecan con autopistas. Van desde la refinería hasta el muelle de la empresa; las instalaciones de Shell, Esso y Texaco en el muelle de Cataño; las plantas de Palo Seco y San Juan de la AEE, y el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín. El 50 por ciento de la turbosina que se consume en el aeropuerto pasa por estas tuberías. Como parte de lo que llama sus esfuerzos por ser “buen vecino”, Capeco adoptó un proyecto de conservación de tortugas en Culebra. Además, es auspiciador de los Vaqueros de Bayamón del Baloncesto Superior Nacional. Fuentes: http://contratos.ocpr.gov.pr/frmSelCont.aspx http://www.corporationwiki.com/Unknown/Unknown/ram-zeevi/27227128.aspx http://www.ded.uscourts.gov/SLR/Opinions/Mar2005/04-443.pdf Vea notas relacionadas