WASHINGTON- El plan del presidente Barack Obama de reformar el sistema de salud estadounidense, superó un importante obstáculo en el Senado al lograr un debate abierto; aunque varios legisladores advirtieron que la medida deberá superar grandes desafíos para su aprobación final, incluso entre los propios demócratas. El sábado, los demócratas del Senado reunieron los 60 votos necesarios para el debate abierto del plan, que iniciaría los mayores cambios en el sistema de salud de 2,5 billones de dólares en 40 años. Es la principal iniciativa legislativa nacional del Gobierno de Obama. El debate comenzará el 30 de noviembre y se espera que dure al menos tres semanas. Ningún republicano apoyó la moción de proceder y un puñado de demócratas conservadores, cuyos votos eran cruciales, respaldaron el debate aunque seguían sin estar comprometidos con el proyecto mismo.
Uno de esos demócratas fue el senador Ben Nelson, quien expresó el domingo que no apoyaría el plan si no se realizan grandes cambios. El senador independiente Joseph Lieberman, comúnmente un aliado de los demócratas, aseguró que no apoyaría el proyecto si es que la “opción pública” -de un plan de seguro estatal que compita con firmas privadas- se mantiene en el plan. “No creo que alguien piense que este proyecto (…) será aprobado como está escrito”, declaró Lieberman en el programa “Meet the Press” de la cadena de televisión NBC. La Cámara de Representantes aprobó su propia versión. Las diferencias entre el proyecto en el Senado y la versión aprobada anteriormente por la Cámara de Representantes tendría que reconciliarse en enero antes de ser enviado a Obama para una evaluación final. El proyecto del Senado aumentaría la cobertura a millones de estadounidenses que actualmente carecen de seguro y prohibiría ciertas prácticas como por ejemplo, que las compañías nieguen sus servicios a quienes tienen enfermedades preexistentes. A la vez que ofrecería subsidios para ayudar a los trabajadores de menores ingresos, el plan también aumentaría los impuestos para trabajadores de altos ingresos, que son utilizados para financiar Medicare, y establecería un impuesto sobre planes de seguro de alto costo.